A pesar de las mejores intenciones de los correligionarios, tan sólo 3 amigos nos encontramos en la mañana del 18 de enero para nuestra sesión de tablero habitual. Yo, Ringard, y JM. Tras aguardar un buen rato a que alguien más llegase, y tras cerciorarnos que no iba a ser así, Ringard propuso jugar una partida de Maria. Friedrich se puede jugar perfectamente con 3 personas, pero la tentación de jugar Maria se me hacía demasiado grande.
Un reparto al azar de los bandos le concedió Prusia a Ringard, Francia para mí, y Austria para JM. JM era novato, así que hubo que ponerle al tanto del reglamento y las diferencias con Friedrich.
Para ser su primera partida JM lo hizo mejor que yo en mi primer partida de este juego, que había hecho con el mismo bando. Tal vez este menos influenciado por Friedrich que yo, y tenga la mente más receptiva a las diferencias entre los dos juegos. No es menos cierto que los otros dos jugadores teníamos ya algo de experiencia. En las primeras partidas es habitual si eres Francia o Prusia lanzarte a ultranza a por Austria, quien no puede contener el chaparrón. Pero en ese caso a cual de los dos aliados le corresponda la victoria es algo azaroso y está a la elección del jugador austríaco y de la suerte de sus cartas.
Debilitado temporalmente por los subsidios bávaros y por un evento del primer turno, opté por una estrategia prudente el primer año, limitándome a tomar 4 objetivos occidentales en Austria. Prefería dejar que Austria viera a Prusia como la mayor amenaza y concentrase sus esfuerzos sobre Ringard, lo que JM hizo en parte. En el mapa occidental conquistaba Mainz, perdía Köln, y mantenía una férrea defensa.
En el segundo año aflojé un poco esa defensa para permitir que el general Austríaco en esa zona, Arenberg, tomase dos objetivos para gloria de la joven monarca. En cambio, le seguía mostrando los dientes al Ejército Pragmático y logre eliminar a Jorge II del tablero en dos batallas en diamantes y tréboles en Mannheim.
Todo esto lo hice algo aposta. Austria quedaba a 3-4 banderas de una victoria súbita. Con ello esperaba meter presión a Ringard para que en occidente no buscase coordinar sus generales con Arenberg, y en oriente se mostrase más agresivo. Otro efecto fue el de influir el la elección de emperador, que tuvo lugar al final de 1742. En Maria está permitido negociar. Mi estilo de negociación consiste más que nada en señalar lo obvio y dejar que cada jugador decida. En el momento de la elección imperial yo tenía 7 banderas en la reserva, Austria 3, y el desempate estaba en manos de Ringard. Yo me límite a decirle "¡a que no hay huevos para votar por Austria!". Y efectivamente la corona imperial fue para el candidato bávaro. Una pequeña victoria para mí en una partida que se encontraba en su ecuador y en la que todo estaba por decidir.
Desafortunadamente en ese punto tuvimos que dejar la partida. Había llegado la obligada pausa para el almuerzo, y a la vuelta del mismo la llegada de Will y Flojich (que no "Flojic", como lo he estado escribiendo hasta ahora) nos impulsaron a una partida de Friedrich.
Yo me quedé con Rusia y JM con Austria. Will ya había jugado con Prusia la última vez, así que se cogió Francia - su bando favorito ... es broma - y Flojich tomaba el control de Prusia. Algo que él mismo ya había dicho que deseaba porque llevaba tiempo sin jugar con ese bando. Lo cierto es que, siendo Prusia sólo uno de los 4 bandos del juego, en nuestro grupo es perfectamente posible que te tires tres meses entre dos partidas en el papel de Federico.
Papel que Flojich ejecutó de manera indudablemente exitosa. Que por falta de tiempo únicamente jugásemos 15 turnos de 18 que iba a durar la partida no empaña en absoluto su logro. Todos cometimos algún fallo, de los que hablaré a continuación, pero en general me dí cuenta durante esta partida que el nivel medio de los jugadores de nuestro grupo ha mejorado hasta tal punto que se puede decir que, aunque no seamos genios, ya no hay jugadores malos.
Para mi despliegue ruso coloque 9 puntos con los generales 1 y 2 que marcharon hacía Kammin, y 7 con 3 y 4 que se quedaron en Prusia Oriental. En este último lugar ataqué desde el turno 3. El general prusiano de la zona tenía 2 puntos, y Flojich comenzó a retirarlo. En el turno 6 yo ya decidía que lo de Prusia Oriental estaba cantado y enviaba al general 3 con 6 tropas de refuerzo a Kammin. Esto debió animar a Flojich a hacer lo que no me esperaba, seguir invirtiendo cartas y cartas (tuvimos un intercambio algo intenso en picas) en mantener a ese general en Prusia Oriental. Cuando consiguió zafarse e instalarse en el sector de tréboles, el general 3 de Rusia dio media vuelta a mitad de camino y fue de vuelta a Prusia Oriental. Tanto la retirada temprana de ese general, como su retorno a mitad de camino fueron errores míos, aunque el mismo Flojich se planteó tras la partida si el coste de tener el general 8 en Prusia Oriental no fue otro error suyo.
Pero mi error de verdad lo cometí en Kammin en el turno 11. Suecia había abandonado la partida en el turno 9 - el general prusiano 8 se había ido también con ese evento -. Yo había atacado insistentemente al general prusiano 7 que estaba allí con 4 tropas, el prusiano nº3 había perseguido a Suecia, y al acercarse a diamantes le ataqué con mi general nº2 y lo destruí en Stettin tras un intercambio de cartas y quedándome en una posición sin suministro. Entonces, Flojich colocó al general 7 en Stargard, de manera que le cortaba la vía de suministro, aunque exponiéndose a un ataque ruso doble desde diamantes y tréboles.
Momento en el que Suecia va a desaparecer del tablero. |
En ese momento el destino de Prusia pendía de un hilo. En el sector de tréboles del sureste de Silesia Flojich defendía el último objetivo que le quedaba por conquistar a Austria. Yo, por mi parte, estaba al menos a 3 turnos de conquistar todos mis objetivos. Pensé que Flojic no gastaría tréboles contra mí porque los necesitaba todos con la amenaza más inmediata al sur, y por eso ataqué al nº7 únicamente desde diamantes, mientras el nº1 se colocaba para robar 2 banderas. Flojich gastó cuantos tréboles fueron necesarios para ganar esa batalla, y luego otros más para soportar el ataque de JM en Silesia. Mi general 2 cayó por falta de suministro, y con ello se fueron mis mejores expectativas de victoria. A partir de ahí Flojich estuvo bailando y jugando conmigo con bastante comodidad.
Prusia pende de un hilo. Defiende en tréboles frente a Rusia y Austria simultáneamente. |
La partida de JM fue, en general, bastante sólida. Empujó de manera implacable y lograba tomar todos los objetivos de Sajonia relativamente pronto. Hacía el turno 10 tan sólo le quedaba un objetivo por conquistar en el extremo suroriental de Silesia al tiempo que lograba cercar a un general prusiano con 4 tropas.
Cerco austríaco a 4 bandas en Silesia Occidental. En Silesia Oriental un general austríaco permanece sentado sobre el último objetivo que queda para la victoria. |
Fue entonces cuando tuvo lugar la batalla en Kammin que perdí. Este fue el turno decisivo. Flojic se recuperó de sus pérdidas a pesar de sufrir un recorte de subsidios, y enviaba una torre de 3 generales a Silesia a salvar la situación. JM se hizo un poco de lío y le hizo un pequeño favor a Flojich atacando esa torre y adelantándola 2 espacios hacía dónde necesitaba Flojich. 1 general prusiano caía luego en una escaramuza, pero los otros 2 lograron colarse y retomar 2 banderas de Austria, con lo que la amenaza de una derrota inmediata se diluía.
El error que permitió esta incursión salvadora es excusable porque en esta ocasión los movimientos de Flojich fueron magistrales. Otros dos errores menos justificables fueron que, por premura, los ataques sobre el último objetivo en Silesia se hicieran siempre en inferioridad. El general austríaco allí tan sólo tenía dos puntos. Más importante fue, creo, el utilizar al imperio más en apoyo de Austria hostigando a Prusia y comiéndose algún tren de suministro prusiano, en lugar de ir a por los objetivos del imperio. Esto era bastante factible dado el abandono temprano de Sajonia por los prusianos, y hubiera incrementado la presión sobre Flojich más allá de lo que la solitaria pieza amarilla y su tren de suministros eran capaces de hacer. Es posible que entonces no hubiera sido capaz de enviar la fuerza de 3 generales a rescatar Silesia.
De hecho, JM comenzó a tomar los objetivos del imperio a partir del turno 12. Pero entonces ya era algo tarde. No sólo Flojich tenía un margen de tiempo que empleó en enviar su expedición liberadora a Silesia, sino que además JM corría el riesgo de que yo o Will tomásemos el control del Imperio con el trabajo prácticamente hecho. Lo cierto es que para entonces yo estaba esperando a que se muriese la zarina porque consideraba que mis posibilidades de ganar mejoraban mucho sí yo controlaba el imperio al tiempo que Francia permanecía en el juego.
Con Francia Will lo hizo bastante bien, demostrando que ya no es ningún novato. Flojich le montó el triángulo con Hannover, pero Will demostró que sabía aplicar sus bazas y se dedicó a atacar con su superioridad numérica a los generales de Hannover para deshacer la defensa. Logró empujar a Hannover hacía el norte, e incluso atacar Magdeburgo con una torre de 2 generales. Will dijó "en la siguiente guerra, misil atómico sobre Magdeburgo". A pesar de que Hannover continuaba hostigándole y le obligo a desviar un general, lo cierto es que para el final del turno 15 Francia y el imperio estaban confluyendo sobre Magdeburgo, y Flocjich se veía confrontado con ambos a la vez.
Fue entonces cuando tuvimos que dejarlo. Aunque no sin antes leer la carta del destino correspondiente. Era la que definitivamente retiraba a Francia de la guerra. Aunque no acabamos la partida, a todos nos pareció que ese evento dejaba la partida bastante zanjada. Rusia había fallado, Austria también, y el Imperio y Francia tenían posibilidades únicamente si permanecían ambos sobre el tablero. Pero con Francia fuera, el Imperio se quedaba sólo en el sector de corazones de Sajonia occidental.
Durante la partida tanto yo como JM, como tal vez Will, nos sentimos alcance de lograr una victoria. Al mismo tiempo, Flojich sintió que tenía la situación controlada durante la mayor parte del tiempo. Para mí no cabe duda que buena parte del éxito de Prusia en esta partida se debió a la obcecación de los aliados en lograr cada uno esa victoria que parecían tener tan cerca, de manera que cada uno perdimos la perspectiva general de la partida. Paradójicamente, a Prusia le conviene que su situación llegue hasta la propia desesperación, más que obtener alguna victoria resonante, para mantener a cada uno de los aliados con la miel en los labios y autoengañados. A pesar de ser una partida inacabada, fue muy intensa y resulta muy interesante. Es una muestra del nivel que todos hemos alcanzando con el juego.
Maria (o Marria como me gusta llamarlo para darle un aire “ruso” al juego), un juegazo. La verdad es que es una pena que no lo juguemos más.
ResponderEliminarSea como sea, aprovecho para dar unos detalles desde mi punto de vista sobre la partida del sábado.
Lo primero, coincido totalmente con nuestro anfitrión web en la satisfacción de ver cómo el nivel de juego se ha incrementado en los últimos tiempos y ya, si a veces todos nos equivocamos, se solucionan los errores y que quedan en eso, y no en pufos gordos que decantan partidas.
La verdad es que hacía tiempo que no jugaba con el bando prusiano (desde el FWC), por lo que tenía un poco de nervios, máxime cuando mis dos últimas partidas habían sido bastante lamentables (una acabó en 9 turnos y otra en 8).
Sin preocuparme demasiado distribuí las tropas sobre la base de hacer la típica defensa por sectores, dado un papel predominante a Silesia, donde metí unos 14 ejércitos de inicio entre los dos generales allí ubicados. Mi idea era sentarme en Breslau y aguantar. De hecho en los primeros turnos estaba dando resultado ya que el austriaco se mostraba tímido en su avance sobre Silesia (probablemente por falta de picas). No obstante, los nervios me hicieron abandonar la posición segura que tenía (por ambicioso) para tratar de defender una bandera más. Eso permitió que una pila de dos ejércitos austriacos se me acercara desde Silesia, lo cual unido al desgaste en picas que me estaba produciendo mantener el ejército de Prusia Oriental, impidió que recuperara mi posición y pasara a la táctica del mareo en la punta de Silesia.
Por otro lado, en el frente Sajón, la prepotencia de creer que podría vencer a Austria y al Imperio juntos, unida a una inesperada (que no inusual) fuerza de este último, me llevó a cometer varios errores que me costaron demasiadas cartas y los objetivos austriacos de la zona. Perdí la esperanza de recuperarlos a la vista del taco de cartas austriaco. Tampoco quise luchar allí desde entonces ni abandonar la zona pronto debido a que el Imperio podía volver a conquistar sus objetivos y ganar con la gorra, puesto que el ejército prusiano destinado a parar al francés en Maldeburgo estaba, para mi experiencia, muy ocupado en mantener la posición, pero eso fue para la mitad de la partida...
Antes, Hannover estuvo ocupado en la tarea habitual de mantener al francés desconcentrado para evitar una excesiva concentración de piezas. Le fue fácil conseguir casi todas las banderas hannoverianas, también porque traté bien pronto de sangrarle en corazones debido a que me tocaron unos cuantos al inicio. Lo malo es que después de una primera victoria me encontré corto de cartas en otros palos y en zonas muy concurridas y no me quedó más que maniobrar hacia atrás y asumiendo pérdidas. No obstante, con frecuencia el francés abría pasillos fáciles hacia sus trenes de suministro. Lógicamente, me lanzaba hacia ellos a fin de que reculara en Maldeburgo al prever problemas en retaguardia. Conseguí conjurar los peligros y acabé juntando la pila Hannoveriana que se batiría varias veces con una pila francesa, algo que me dejaba tranquilo, pues retrasaba el frente francés a las medianías de Hannover y reducía la presión sobre Maldeburgo. Más adelante conseguirían, escapando al norte atraer allí a los franceses haciéndoles perder casi todas sus esperanzas de enfrentarse al prusiano maldeburgués en superioridad.
ResponderEliminarEn el frente ruso me mantuve bastante tranquilo debido a los errores mencionados en la anterior crónica de la partida, que hicieron que invirtiera buena cantidad de puntos en defender Prusia Oriental. No creo que fuera un error por mi parte, pero fue caro, sobre todo en el frente austriaco, donde me vi obligado a retirarme a la punta de Silesia a defender el último objetivo austriaco con el riesgo que suponía defender en dos frente en tréboles. Afortunadamente tenía muy buena mano (amén de, creo, 5 reservas que tuve casi desde el principio) y fui ayudado por los ataques en inferioridad del austriaco que hacían caros sus ataques y baratas mis retiradas de uno.
En el frente ruso tuve ciertas dificultades en tanto que el avance sueco hacía difíciles las maniobras y me exponía a continuos ataques rusos que me llevaban de Málaga a Malagón. Una vez murió el Sueco la cosa se aclaró y decidí, dada la buena mano de tréboles que tenía jugármela a cortar las vías de suministro que el jugador ruso no dudaba en exponer al azote prusiano. La verdad es que tanto en este frente como en el francés, noté cierto descuido por las líneas de suministro que me permitían crear problemas en ambos frentes.
Más adelante, tras la derrota del ejército 2, por su descuido ruso más que nada, se puso la cosa de cara. Me planteé avanzar y arrasar sus trenes (de hecho era el destino del ejército 8 antes de desaparecer con los suecos), pero me pareció que ese alarde me iba a costar caro en el frente austriaco, así que decidí que era suficiente con aguantar.
Mientras esto pasaba la desesperación en Silesia me llevó a aprovechar que en un momento dado solo 2 ejércitos austriacos defendían a tres prusianos a lanzarlos en conjunto para que al menos uno de ellos rebasara las líneas enemigas. Los ataques austriacos que sufrí por el camino, si bien me costaron puntos, fueron un error austriaco ya que me ayudaron a avanzar más rápido debido a las retiradas. Así casi al final de la partida conseguí recuperar dos objetivos y salirme con la mía.
ResponderEliminarEn el frente francés también se mitigaba el peligro debido a que, finalmente podía disponer de dos ejércitos para iniciar la pinza sobre Maldeburgo.
La verdad es que tuve suerte por el alto valor de cartas y el número de reservas. No obstante fue difícil debido a la falta de cartas de valores bajos, lo cual me hizo soltar las reservas para salvar situaciones difíciles. En cualquier caso, bien empleadas todas ellas.
El destino no me ayudó de primeras, pero con el avance de la partida tampoco me fue muy desfavorable. Se le podía pedir más, pero es todo suerte.
Sin entretenerme más, debo felicitar a todos los participantes y agradecer una vez más a nuestro organizador por ceder su silla para que otros juguemos y por organizar el club de Friedrich.
Disculpen la ortografía y las ofensas personales, pero escribir con un descanso de comida tan corto es un horror.
ResponderEliminarNos vemos en la siguiente.
Muchísimas gracias por tus comentarios, que enriquecen mucho esta entrada y en mi opinión la convierten como una de las mejores sobre partidas en este blog.
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