miércoles, 8 de enero de 2014

Similar y diferente: Maria

Hace ya bastantes meses que me tenía propuesto reseñar Maria. En cierto modo es una reseña que me había impuesto a mi mismo por todo el esfuerzo que en este blog he dedicado a Friedrich. El juego de guerra en el siglo XVIII del mismo autor que antecedió a este título.

Mismo autor, misma época recreada, mismo sistema de juego. Conociendo tan bien Friedrich, la reseña de Maria me tendría que salir fácil. ¿No?.

Precisamente esa dedicación a Friedrich me ha estorbado a la hora de abordar un análisis de Maria. En primer lugar el tiempo que he dedicado a ese juego ha sido el que no he podido dedicar a otros, Maria entre ellos. Así, mientras que habré jugado fácilmente en torno a unas 50 partidas de Friedrich, mis partidas de Maria son unas 9-10.

En segundo lugar, la similitud de mecanismos entre ambos juegos es engañosa.Hay diferencias pequeñas. Pequeñas en apariencia, pero cuyo efecto en la forma de jugar es más amplio que lo podría llevar a pensar el espacio que ocupan en las reglas. Sin embargo, la mayor diferencia entre ambos juegos no está en el reglamento sino en el juego mismo, y es una diferencia de escala.

En tercer y último lugar, pero muy relacionado con los dos puntos anteriores, mi dedicación a Friedrich ha hecho que me aproxime a Maria con las estrategias, orientación, manías y punto de vista de un jugador de Friedrich. Y eso ha sido un error que ha dificultado mi apreciación del juego más nuevo. Valga como prueba el hecho de que mis últimas 4 partidas han sido tandas dobles (2 reuniones de 2 partidas cada una). En la primera partida el final llegaba de manera súbita, y a menudo por un error mío. Ha sido en la segunda partida de cada tanda cuando he sido capaz de tomar mejor consciencia de como funciona el juego y el conflicto ha sido más equilibrado.

Breve introducción histórica: de qué va el juego.

En mayo de 1740 Federico II ascendía al trono de Prusia. En octubre de ese mismo año Maria Teresa se convertía - merced a un delicado acuerdo diplomático - en la joven, inexperta y mujer heredera de Carlos VI, que había sido Emperador del Sacro Imperio Romano. En diciembre, Federico II invadía Silesia, uno de los territorios heredados por María, quien también se veía enfrentada a una coalición formada por Francia y Baviera. El gobernante de este último estado pretendía - entre otras cosas - quedarse con la corona imperial de su padre. Comenzaba la Guerra de Sucesión Austríaca.

Tras un tira y afloja de casi 8 años, al final casi todos se llevaron algo. El Príncipe de Baviera se llevó la corona imperial, que a su muerte retornó a la casa Habsburgo. Maria mantuvo la integridad de sus dominios, salvo por Silesia. Este territorio se lo quedó Federico de Prusia, pero con ello sentó la base para la siguiente guerra - la Guerra de los Siete Años (1756-1763) - que le estuvo a punto de costar su reino y que es tratada en Friedrich.

Maria es un juego sobre la Guerra de Sucesión Austríaca para la nada ordinaria cantidad de 3 jugadores. Hay una "versión introductoria" de 2 jugadores, pero ni la he jugado ni me interesa. La versión "avanzada" de 3 jugadores es realmente Maria. Uno de los jugadores toma el papel de Austria. Otro asume la coalición Francia-Baviera. El tercero tiene por un lado el control de Prusia y su aliado Sajonia contra Austria, y por el otro controla al "Ejército Pragmático", que es aliado de Austria.

Podéis leeros otra vez la última frase del párrafo anterior. Efectivamente, el tercer jugador es a la vez enemigo y aliado de Austria. Habitualmente los juegos de guerra con 3 jugadores se enfrentan al problema de equilibrar la partida y evitar que todo se reduzca a un 2 contra uno, o uno contra otro y gana el tercero que se cuela por el hueco que dejan los otros dos. Hacer que el 3er jugador sea a la vez enemigo y aliado de los otros dos es la manera que Richard Sivel - el autor - ha tenido de abordar el dilema.

La introducción histórica me sirve para hacer una apreciación. Maria no trata la Guerra de Sucesión Austríaca enteramente. Tampoco lo hacía Friedrich, pero mientras que ese juego englobaba la mayor parte del período del conflicto, en Maria se juega tan sólo los años 1741 a 1744. Quedan fuera la invasión prusiana de Silesia en invierno de 1740-1741, y los años 1745 a 1748. Algunos podrán sentirse defraudados porque no se recrea el conflicto entero. Pero es que precisamente hay que entender que Maria es bastante más un juego que una simulación. Para mantener el juego como tal, Sivel se vio obligado a dejar de lado partes que no eran interesantes (como la invasión de diciembre de 1740) o afectaban al equilibrio del juego (las alianzas políticas en 1745-1748). Lo mismo ya se hizo en Friedrich, que no comienza en 1756, sino en primavera de 1757 con Sajonia ya invadida.

Material.

Muchos de los componentes de Maria son similares a los de Friedrich, y recuerdan a este. La caja tiene el mismo tamaño. Hay unos cilindros de madera que representan ejércitos y cubos del mismo material para los trenes de suministro. También hay pegatinas identificativas de los generales para poner sobre los cilindros.

El mapa recuerda tremendamente a Friedrich. Es punto a punto con una miríada de localizaciones y conexiones entre ellas, las más gruesas de las cuales son carreteras principales. Algunas localizaciones están marcadas especialmente como fortalezas de un color u otro según el territorio dónde se encuentran y a quien pertenecen inicialmente. Aparte de las fronteras de los países de aquella época - que están definidos por diversos colores pastel - también se mantienen los cuadrantes superpuestos en el mapa, marcados cada uno con alguno de los 4 palos de la baraja francesa.

Respecto a Friedrich, el mapa tiene dos diferencias notables. La más pequeña son varios recuadros "informativos" en los márgenes del mapa, que sirven para acomodar ciertas complejidades del reglamento. La diferencia más importante es que el mapa de Maria consiste en realidad en dos mapas, conectados en la zona inferior. El autor mismo justifica esto porque, de combinar ambas partes en un único mapa, habría grandes regiones en el centro del mismo que prácticamente no se utilizarían. Para aclarar la relación del tablero con la realidad, en el reverso del mismo aparece un esquema de los dos mapas en la geografía real.




Las 4 barajas de Friedrich también se encuentran en Maria. Eso sí, reducidas de 50 a 40(*) cartas cada una. Cada palo de la baraja tiene números del 2 al 10, y hay dos comodines con valores de 1-8.

También hay cartas de eventos, unas 25 en total. Salvo por la Elección de Emperador, la estructura de las cartas es idéntica para todas. De arriba hacía abajo encontramos el título de la carta, un texto histórico en inglés y alemán en letra pequeña, y en la zona inferior diagramas que describen los posibles efectos del evento, en ocasiones acompañados también de un pequeño texto aclaratorio. En el juego también hay una tablilla de cartón que recoge todas las cartas, para poder contemplarlas todas de un vistazo y poder estimar las que han salido, las que quedan por salir, y sus efectos.

Relacionado con estas cartas de eventos hay un pequeño tablero de "Información Política". Sirve para recoger el estado de la alianza de Sajonia - que puede cambiar de bando - y la situación en los "frentes" de Rusia e Italia, que afectan a Prusia y a Austria y Francia, respectivamente. En la zona inferior se recogen espacios para "apuestas" de diversos bandos.

Este mini-tablero y el reglamento algo más complejo (respecto a Friedrich) del juego requieren el uso de varios marcadores de cartón para llevar un control de lo que sucede. En este sentido el juego está bastante bien surtido y los marcadores, aunque pequeños, son bastante claros en los colores y además son lo bastante gruesos como para poder levantarlos del tablero con los dedos... a menos que seas un puto torpe.

La cuenta de los ejércitos en Maria se lleva, como en Friedrich, con un papel y lápiz. El mismo material se emplea para llevar la cuenta de los puntos. Ya en el caso de Friedrich he leído bastantes veces la palabra "cutre" relacionada con esta forma de llevar el cuenteo de tropas. Yo no voy a discutir el sistema desde el punto de vista estético porque sobre gustos estéticos el acuerdo es "a priori" imposible. Lo que si estoy dispuesto a discutir es su funcionalidad, y en ese sentido el sistema de anotar con lápiz y papel las tropas es plenamente funcional de manera objetiva e indiscutible. Otra cosa es que estemos muy mal acostumbrados a juegos dónde las carencias de diseño se tratan de ocultar inundando al comprador con materiales y
colorines.

Desarrollo del juego.

Si no entendéis mis explicaciones, o no son suficientes para vosotros, siempre podéis acudir a esta parte de la página de la editorial de Maria, dónde se incluyen explicaciones (en inglés) con imágenes.

Una partida de Maria se extiende hasta un máximo de 12 turnos "de operaciones". Cada 3 "turnos de operaciones" en los que se mueve y combate regularmente, son seguidos por un cuarto "turno de invierno" en el que no hay movimiento ni combate y se hacen "tareas administrativas" como recompra de tropas (4 puntos cada una) y se recuentan los marcadores en la reserva (esto lo explico a continuación).

Antes de agotar esos 12 turnos la partida puede terminar con la victoria inmediata de uno de los jugadores. Francia, Austria, Prusia, y el Ejército Pragmático cuentan cada uno con una reserva de entre 8 y 13 marcadores según la nación. Si una de las naciones coloca todos los marcadores de la reserva, se proclama ganador en ese instante. En Friedrich la única forma de colocar estos marcadores era conquistando objetivos y tenías tantos marcadores como objetivos a conquistar. En Maria la conquista sigue siendo la forma principal de vaciar la reserva de marcadores, pero existen formas alternativas de colocar unos 3 ó 4 marcadores por cada nación: victorias en batalla de cierta importancia, victoria en el frente italiano que aparece recogido en el tablero político, anexión de Silesia, control de electorados, y lograr ganar la elección a Emperador.

Si al llegar el turno 12 nadie se ha logrado una victoria súbita, el ganador se proclama contando los marcadores en reserva de cada nación en cada turno de invierno. El que tenga el número más bajo - y haya hecho con ello el mejor promedio durante toda la partida - es el ganador.

En el núcleo de cada turno está la secuencia de movimiento y combate que ya conocíamos en Friedrich y que sigue las mismas reglas salvo porque los apilamientos son de 2 piezas máximo en lugar de 3, pueden apilarse aliados menores con naciones principales (Sajonia con Prusia, y Baviera con Francia) y combatir juntos. También se ha añadido una poderosa regla de "marcha forzada" que permite mover la friolera de 8 localizaciones por carretera principal, siempre que no haya fortalezas o piezas enemigas en el camino.

En torno a este núcleo original de Friedrich, la construcción del turno difiere bastante. Al inicio de cada "turno de operaciones" se revelan 2 cartas de evento y se realiza una puja "oculta" con cartas de la mano por ver quien se las queda. El que gana la puja y la carta decide si se aplican sus efectos y cuales se aplican. En Friedrich las cartas de evento son de 2 tipos muy diferentes: hay 12 con eventos bastante ridículos o sin efecto alguno, y 6 con eventos En Maria el conjunto de eventos está más equilibrado. Sus efectos no son ni tan ridículos ni tan devastadores como en Friedrich. La mayor parte se encuentra en un punto intermedio entre una cosa y otra. Su efecto es más acumulativo que otra cosa, y siempre cabe la opción de negar sus efectos pujando alto por la carta y no jugándola. Los efectos de estás cartas varían entre refuerzos de tropas, alguna carta extra, hacer que Sajonia salga de la guerra o incluso cambie de bando, o cambiar la situación en "otros frentes" con lo que podemos ganar o perder un marcador, e incluso tener que apartar un general del tablero y destinarlo a ese otro frente.

Su distribución en el transcurso de la partida - a diferencia de Friedrich, dónde la zarina puede morirse lo mismo en el turno 6 que en el 23 - es más regular. Hay cartas de 1741 que salen en los primeros 3 turnos, las de 1742 salen en los turnos 4 al 6, y así. Jamás te va a pasar que un evento de 1744 te salga en 1741.

Tras esta "Fase Política", el jugador austríaco se toma un momento para colocar dos pequeños discos que son los húsares. Con estos estorba, aunque no impide, el suministro de sus enemigos, quien tiene que pagar un tributo en cartas si su suministro se traza a través de estas piezas.

Tras eso los jugadores roban cartas, mueven y combaten siguiendo la secuencia Francia y Baviera - Prusia y Sajonia - Austria y Pragmático. Ya he dicho que esta secuencia sigue la estructura de Friedrich al 90%, pero si hay una diferencia importante es que el suministros se comprueba al inicio del turno, y no al final. Las unidades no suministradas sufren inmediatamente un desgaste de 1 o 2 tropas y aunque pueden moverse normalmente, no pueden hacer conquistas.

Para los que no conozcan Friedrich, el movimiento consiste en que en su turno una nación mueve todas, algunas o ninguna de sus piezas. El movimiento normal es de 3 espacios para un general, 2 espacios para un tren de suministros. La carretera otorga 1 espacio de movimiento extra. El combate tiene lugar cuando al finalizar el movimiento de un jugador en fase, alguno de sus generales se encuentra en una localización adyacente a la de un general enemigo. Entonces se revela la cantidad de tropas que tiene cada uno, y se inicia un combate por el cual el jugador que tiene desventaja numérica puede compensarla jugando cartas del palo dónde se encuentre su general, colocando al otro en desventaja y obligándole a jugar carta. Así hasta que uno de los dos cede y asume una cantidad de bajas igual a la diferencia numérica final, acompañada de una retirada de esa misma cantidad de espacios cuya ruta es determinada por el ganador.

Algunas pocas reglas más completan el juego. Las negociaciones entre los jugadores están permitidas de manera explícita, y los acuerdos resultantes son vinculantes. Otras reglas más son de carácter "político", como aquella por la que Austria concede Silesia a Prusia a cambio de una breve tregua, o aquella por la que Francia renuncia a proseguir la guerra ofensiva en Bohemia a cambio de retirar permanentemente algunas banderas de su reserva.

Conclusiones.

Repasando lo que he escrito hasta ahora compruebo que esta reseña está plagada de comparaciones entre Maria y Friedrich. Dada la cantidad de tiempo que he invertido al juego más antiguo creo que es algo perfectamente comprensible y excusable. Es el tipo de reseña que alguien con mis circunstancias podía escribir. A otros dejo la tarea de descubrir Maria como primer juego de Richard Sivel que prueban, y si acaso escribir sobre él sin esa influencia que yo he tenido.

Digo esto para dejar bien claro los condicionantes de esta reseña. No creo que invaliden mi opinión, simplemente la hacen radicalmente diferente de la que pudiera hacer otro con una experiencia de juego distinta de la que yo he escogido.

Al emplear el mismo sistema para movimiento, combate, y conquistas es inevitable aproximarse a Maria como si fuera Friedrich, e imagino que lo inverso también sucedería, dependiendo en cada caso de que juego hayas conocido antes. Esto es un error. A pesar de todos las similitudes que saltan a la vista - el mapa con localizaciones, las piezas, las cartas - se trata de dos juego diferentes que difícilmente son comparables directamente el uno con el otro, en el sentido de decir cual es mejor. Son diferentes, y esas diferencias harán a uno de los dos juegos más agradable para algunos, y a otros les gustará más el otro.

Ambos juegos parten de un sistema común para lo fundamental del juego - movimiento y combate - porque ha resultado ser un buen mecanismo para simular el movimiento e interacción de las tropas en aquellas 2 guerras que tratan. La construcción que Maria tiene alrededor de esas reglas para combate y movimiento es lo que le da un carácter diferente.

Entre las diferencias destacaría ante todo las condiciones de victoria. En Friedrich las condiciones eran solo de conquista, y además las conquistas que hay que hacer para ganar son fijas de una partida a otra. En Maria hay mayor variedad de formas de lograr puntuar para la victoria. Y aunque la conquista territorial siga siendo el método principal de ganar, cada bando ya no está obligado a conquistar N objetivos determinados, sino que puede elegir entre varios. En el mapa hay más objetivos a conquistar que marcadores en reserva.

Las mayores opciones para lograr la victoria permiten una variedad mayor de estrategias en el juego. En Friedrich Prusia defendía y los aliados atacan durante toda la partida. En Maria los roles de atacante/defensor oscilan más de un jugador a otro. En más de una ocasión he visto vuelcos en los que el atacante se convertía en defensor, y viceversa. Y lo mejor de todo es que este vuelco es viable y está respaldado por el sistema de puntuación. Si bien Austria comienza la partida defendiendo, también cuentan con una reserva de marcadores que vaciar para proclamarse ganadores. En todo este incentivo que el juego ofrece para volcar la situación y tomar la iniciativa estratégica no es menos importante el hecho de que la victoria súbita es inmediata.

En las condiciones de victoria y otros aspectos Maria se caracteriza por ser un juego algo más complejo que Friedrich. La sencillez de éste último lo convierte en un juego bastante elegante, y es algo que echo en falta en Maria, dónde las visitas al reglamento son más necesarias. He de observar, no obstante, que a cambio de esas reglas añadidas Maria ofrece más que Friedrich, como ya he dejado claro en el párrafo anterior al comentar las condiciones de victoria.

En muchas de mis primeras partidas de Maria me he aproximado a este juego como si fuera "otra versión de Friedrich". Un error. Cambiar el nombre del juego de Friedrich a Maria no convierte a Austria en Prusia. En este juego la dinastía Habsburgo no es tan potente como el reino prusiano en el otro, ni la defensa estratégica es la única manera de ganar. Lo mismo se puede decir de las otras naciones. Francia comienza fuerte y en la ofensiva, pero tiene dos frentes abiertos contra dos jugadores diferentes y esforzarse por ganar en ambos le puede llevar a la ruina total. Prusia/Pragmático son países menores (roban 3 cartas por turno frente a las 5 de Austria y Francia). Prusia comienza muy fuerte porque tiene una reserva inicial de 9 cartas, pero los húsares austríacos le pueden suponer una dolorosa sangría, y si no consigue forzar la cesión de Silesia difícilmente podrá montar una ofensiva seria contra el corazón de Austria. La volubilidad de Sajonia pende como una espada de Damocles. El Ejército Pragmático actúa más bien como una especia de "válvula de escape" para que Francia no se vaya ella sola con la victoria, aunque también tiene opciones propias para ganar si el francés la caga.

El no tener fortalezas fijas que conquistar permite hacer ofensivas más flexibles. La Marcha Forzada permite desplazar fuerzas súbitamente a través de una distancia grande. Ello beneficia al defensor que dispone de "líneas interiores" (Francia en el mapa occidental y Austria en el oriental), pero igualmente permite a un atacante cambiar el eje principal de su esfuerzo, y en general hace que los movimientos sean menos predecibles que en Friedrich. Este efecto es algo que yo también he echado tanto en falta como el orden de chequeo del suministro. Al hacerlo al inicio del turno, y al hacer que las fuerzas insuministradas no puedan capturar objetivos me he sentido en Maria como si los trenes de suministro "tirasen" hacía sí de los ejércitos, mientras que en Friedrich eran los generales los que tiraban de los trenes de suministros hacía sí mismos. Este cambio es el que más disgustos me ha causado. La imposibilidad de comprar tropas salvo en los turnos de invierno también me ha robado algunas de mis tácticas favoritas de Friedrich.

Pero lo que más me ha despistado de Maria es el cambio de escala respecto a Friedrich. El cambio de escala se aplica a 3 aspectos:
  1. El Terreno. Si se compara Silesia en los mapas de ambos juegos - sale integramente en ambos - en Friedrich es más grande y ocupa más espacio y localizaciones que en Maria. Esto quiere decir que en Maria el desplazamiento de una localización a otra representa más espacio, y a menudo más localizaciones, que en Friedrich. En Maria los cuadrantes parecen ser más pequeños que en Friedrich, lo cual es cierto en el sentido en que los de Maria contienen menos localizaciones cada uno, pero en espacio real representado son equivalentes, y hasta es posible que incluso mayores.
  2. Las Fuerzas. Cada general admite entre 1 y 8 tropas como en Friedrich, pero ya no pueden apilarse más de 2 (máximo 16 tropas) en lugar de 3 (24 tropas). Si tenemos en cuenta que el valor medio de la baraja de Maria es de 6 puntos (en Friedrich es 7,5) el enfrentamiento entre un general de 8 tropas contra 2 con 16 resulta más costoso en puntos de carta en Maria que en Friedrich. O lo que es lo mismo: en Maria cada punto de tropa tiene un valor intrínseco mayor
  3. El Tiempo. En Friedrich los eventos comienzan a salir en el turno 6, y la partida se puede alargar hasta el 23. El inicio del juego es más reposado y se tarda más en entrar en una fase decisiva. En Maria, en cambio, tan sólo hay 12 turnos. Cada 3 turnos hay un recuento de puntos potencialmente importante. Por si esto fuera poco todos los jugadores comienzan con una mano de cartas inicial que permite "entrar en faena" desde el primer instante, cosa que además tienes que hacer. El comienzo del juego es más acelerado.

Aunque Maria acomoda sólo 3 jugadores, esto reduce los "tiempos muertos" entre un jugador y otro que si que se daban en Friedrich. Además, el conteo de turnos es menor (12 frente a 23) y la partida reduce su duración máxima a 5 horas. En Friedrich, y a falta de un reloj para limitar el tiempo a disposición de cada jugador, una partida puede durar hasta 7 horas.

Maria es, en resumen, un juego algo más complejo que Friedrich, que por lo tanto demanda más de sus jugadores que éste, pero al mismo tiempo seguramente tiene más que ofrecer. Qué es todo lo que puede ofrecer aún es en su mayor parte una incógnita para mí. Friedrich también me transmitía esa sensación de "profundidad" al inicio, y dedicarle más tiempo me ha desvelado las sutilezas que ocultaba. Confío que con Maria suceda lo mismo.

(*)Nota: Aquí cometí un error. Son 38 cartas por mazo, y no 40.

2 comentarios:

  1. Ando tras este juego, por su particularidad de funcionar (muy bien) a 3, pero me asalta una duda: Es cierto que Austria lo tiene realmente difícil para ganar? Gracias.

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  2. Esa era mi opinión en las primeras partidas que jugué. E incluso escuché un comentario un poco vago del propio diseñador al respecto. Por ello empleo un sistema de puja de bandos que le suele dar una pequeña ventaja a Austria. Aparece descrito en esta entrada del 2 de noviembre de 2014: http://ethelbertblog.blogspot.com.es/2014/11/maria-un-experimento.html

    Tras eso, llevo un registro de unas 15 partidas de Maria, en las que Austria ha ganado 4. Lo cual me parece bastante equilibrado. Desde entonces, mi pensamiento (y la respuesta a tu pregunta) es que para jugadores novatos Austria es el bando más díficil. Mi sistema de puja por bandos tiene la intención de que se supere ese desánimo inicial por jugar con Austria y se adquiera algo de "rodaje" con el juego.

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