martes, 31 de octubre de 2023

Campeonato Mundial de Friedrich 2023

Este año he retornado al Campeonato Mundial de Friedrich que se celebró en Berlin del 8 al 10 de septiembre. He tardado mucho en empezar a hacer el reporte de las partidas que jugué allí. En parte ha sido porque tenía un tema de trabajo pendiente de resolver. Por otro lado, he estado esperando a que se publique el reporte oficial en la página de Histogame, para contrastar mis recuerdos con los registros oficiales. Pero ha pasado ya mucho tiempo, y siento que ya no lo puedo dejar por más tiempo.


Quiero dejar claro desde el principio que este año no he ganado el campeonato. Lo digo porque adecuéis vuestras expectativas a lo que vais a leer.


Y ahora, vamos a ver lo que sucedió. O al menos mi versión de lo que sucedió.


Mi primera partida me tuvo como Francia y con nada más ni nada menos que Ramonwargamer como Prusiano contrincante. Francia es, en mi opinión, el bando más difícil para ganar, pero esto quedaba de sobra compensado por compartir mesa con Ramón. Como aliados tenía Maurice (Países Bajos) como austríaco, y creo que Mark (Eslovaquia) como ruso. Es lo que tiene dejar el reporte para tan tarde, que me olvido de algunos detalles nimíos.


Ramon optó por lo que yo llamo una "defensa adelantada" contra mí, metiendo a un general prusiano en Minden para defender la bandera prusiana más occidental del mapa. Yo lograba barrer de en medio a los hanoverianos y conquistar Magdeburgo y Halberstadt sin lucha. Entretanto, Austria parecía decidida a lograr una victoria con el Imperio y se centraba en Sajonia con vistas a librar la lucha final por los últimos objetivos del Imperio en el sector de corazones de Magdeburgo. Esto me convenía, porque era justo el mismo palo en el que yo tenía que atacar en Minden para conquistar mi último objetivo. Me estaba situando para lanzar este ataque tras la gran batalla en corazones que se cernía entre Prusia y Austria, pero antes de que mi plan llegará a cuajar, India (o América) cayeron y Francia abandonó la guerra.

La luz de atardecer dejaba una foto en primer plano bastante chula. Y de paso también se puede ver como ese prusiano corre que se las pela hacia Minden.

La mayor parte de los que conocéis Friedrich seguramente suponéis que, en cuanto uno pierde el control de Francia o Rusia y toma el de el Imperio, la partida ya se acabó para él. Así parecía al tomar yo el control de Hildi, cuando fui atacado por Prusia y aniquilado (tras gastar 3 treces de corazones). Pero a Ramón le surgieron problemas en sus dominios orientales frente a rusos y austríacos, y para solventarlos se llevo a todo el mundo - pero realmente todo el mundo - para esa parte del tablero, dejando vacía Sajonia, de manera que mi general amarillo - que había vuelto con un uniforme nuevo - estaba en un tris de tomar todos los objetivos de nuevo. Tan solo un hanoveriano debilitado por su lucha con Francia y que llegaba apresuradamente del oeste podía evitarlo. A lo mejor lo hubiera conseguido de arriesgarme un poco. No lo hice, tome un desvío para llegar más seguro a mis objetivos y de todas formas la partida termino antes de poder lograrlo. Ramón había logrado alzarse con una muy merecida victoria, ganándole al mismísimo campeón vigente.


El sábado por la mañana tomaba el bando de Austria. Mi enemigo con Prusia era Loughlin, la representación irlandesa en el campeonato. Como aliado ruso tenía a John, de Reino Unido y que ya había sido campeón dos veces. ¿Quién hacía de francés?. No me acuerdo. No me hostiguéis por ello, por favor.


El comienzo de la partida se caracterizo por cierta vacilación de Prusia, que buscaba asignar un sector para defenderse ante cada adversario. Lo tuvo más difícil contra Rusia, a la que finalmente enfrentó en picas. La última línea de defensa. En cambio, frente a Austria se planteó una defensa en diamantes en Sajonia, mientras dos señuelos que permanecían en Silesia perdían esta región con relativa rapidez. No recuerdo bien que hacia Francia, pero si eso es así, seguramente sea porque no era nada digno de mención, Creedme.


El caso es que me dedique a intentar cortarle el suministro a Prusia en Sajonia, lo cual no resultaba tan fácil en la práctica, así que me le lancé un par de ataques al defensor de picas ante Rusia, para sacar a mi adversario de su "zona de confort". Esto, y una reducción de subsidios pareció por fin descoyuntar la hasta entonces férrea defensa prusiana, que empezó a deshacerse por varios sitios. Yo estaba por fin a punto de desabastecer todas las fuerzas prusianas en Sajonia cuando Königsberg cayó ante Rusia, dándole la victoria a John. Fue por un error algo tonto de Loughlin, y un turno antes de que Rusia se marchase de la partida. Así estuve de cerca. Al final me llevé 9 puntos con el Imperio y muchas gracias.


El año pasado llegué a la final por un error tonto de Loughlin que me benefició a mí a costa de John. Este año fue al revés. Se ha restablecido el equilibrio.


El sábado tarde me tocaba jugar con Rusia, teniendo como oponente prusiano al otro participante del Reino Unido, de apodo Archbold. Optó por una defensa algo inusual por las debilidades que tiene, consistente básicamente en plantarse en tréboles ante Austria y en picas frente a Rusia. No tengo recuerdo a estas alturas de quienes eran mis aliados, pero si tengo claro que no fueron capaces de aprovechar estas debilidades que comento y que Rusia y Suecia abandonaron pronto la partida, por lo que me encontré controlando un Imperio algo maltratado por su anterior dueño, el jugador austríaco. A pesar de lo cual me alegré bastante de terminar la partida - que por supuesto ganó Prusia - con 8 puntos y unos momentos bastante agradables por la chispa y el ingenio de Archbold.

Con Suecia fuera del tablero y Rusia a punto de estarlo, Archbold controlaba la partida gracias a la falta de imaginación de sus adversarios... menos yo claro, yo tengo excusa. Je, je, je. Es que tuve mala suerte.

Hasta este momento había tenido un torneo bastante pasable. Buenas puntuaciones pero ninguna posibilidad de llegar a la final. El planto fuerte me llegaría el domingo por la mañana. Me tocaba jugar finalmente con Prusia, y tenía delante mía como Austríaco al propio Richard Sivel, ni más ni menos. A mi zurda se sentaba como Rusia Bart, la representación polaca en la competición, y a mi diestra tenía a Jürgen, un alemán un tanto despistado y veterano de esta competición. Sivel es muy bueno en su propio juego, y me hacía poca gracia tenerlo de adversario principal. Pronto se hizo sentir esta valoración. Me encontré ya desde los primeros turnos con todo el ejército austríaco en Sajonia dando cobertura al Imperio con gran habilidad y batiendo uno tras otro todos mis intentos de cortarle el paso. Ya en el turno 8 o 9 ya me consideraba perdido, y tan sólo aspiraba a aguantar uno o dos turnos más. Esta no fue solo una apreciación subjetiva. En torno al turno 9 una retirada de Sivel mal ejecutada dejó al francés en posición de ganar la partida, pero estaba distraido cubriendo su suministro y no se dio cuenta.

Pues así de liada anduvo la cosa para mí durante casi todo el rato

La partida era una tortura. La estrategia de Sivel era llevada a cabo de manera hábil e implacable, y me supuso una sangría en cartas de la cual también se beneficiaban sus aliados. El ruso estuvo a punto de ganar en más de una ocasión. Luego, en un combate muy cerrado con un montón de piezas de por medio, Sivel cometió un error al retirar una pieza mía y al instante se levantó aullando de la mesa y maldiciendose (en alemán) por su error. Se asustó toda la sala, pero en ese momento percibí que a lo mejor, muy a lo mejor, tenía una oportunidad de salir airoso de aquel trance. Y así fue. Una tras otra fueron cayendo las cartas del destino que marcaban el final de la partida - incluidas mis dos reducciones de subsidios que me comí con patatas - y para el turno 22 (creo) el juego concluyo con la tortura convertida en la más gloriosa de mis victorias. ¡Sólo por esto ya me merecía la pena haber venido!

Una vista general de mi partida como prusiano. La novedad con respecto a la imagen previa está en ver lo acorralado que también me tenía el ruso. 

A pesar de coronar mi campeonato con una victoria espectacular, me había quedado fuera de la final. No así Dukarrio, amigo mío desde hace años y compañero del Club Dragón, quien se había anotado suficientes puntos para llegar segundo a la final y poder sentarse contra John como Prusia. Agotado como estaba por mi anterior partida que había durado más de 6 horas, no me senté a ver la final, cuya narración dejaré en manos de otros. Al final el ganador del campeonato (por tercera vez) fue John, pero me cuentan que Dukarrio estuvo cerca de ganar, muy cerca...


Y así concluyo una reseña de otro campeonato, con muchas lagunas de memoria pero a cambio mucho más breve de leer. Si es que no hay mal que por bien no venga.