sábado, 18 de febrero de 2012

Panzer de pega

En el imaginario popular cuando surge el tema Alemania en la Segunda Guerra Mundial uno de las ideas más recurrentes son los tanques, o más colocialmente, los "panzer".

Siguiendo con la imaginación popular, esos mismos "panzer" son máquinas terroríficas. Más grandes, más potentes, más invulnerables, y en general mejores cualitativamente que los de sus oponentes. Sólo está superioridad neta individual puede explicar las tremendas victorias que la Alemania Nazi consiguió al inicio de la guerra y el terror que la "Blitzkrieg" infundía entre sus víctimas.

Sin embargo, como sabe cualquiera que haya buceado sólo un poco en el tema, la realidad es que las mayores victorias de la Wehrmacht se consiguieron con unos tanques que en el mejor de los casos eran mediocres, y en muchas ocasiones eran bastante malos. Baste de prueba lo que le sucedió al primer batallón del 35 Regimiento de tanques a 35 kilometros al sur de Gembloux, en Bélgica, el 15 de mayo de 1940:

El I/Pz.Rgt 35 perdió aquí casi todos sus vehículos pesados. Las tripulaciones de los tanques evacuaron estos parcialmente para combatir los cañones antitanque. Lo consiguieron, incluso hicieron prisioneros, pero sufrieron serias pérdidas.

En este caso los tripulantes de los "panzer" prefirieron combatir a pie porque tenían más posibilidades de tener éxito y sobrevivir. Sus tanques estaban insuficientemente protegidos contra el armamento enemigo, y su propio armamento era insuficiente para combatir sin exponerse.

Y es que de los 2439 tanques que los alemanes emplearon en la más exitosa de sus campañas - la de Francia en 1940 - unos  1478 eran de los modelos Panzer I (523 unidades).

Y el Panzer II. (955 tanques)
Utilizo las denominaciones más populares en lugar de las oficiales para referirme a ellos. El primero estaba armado únicamente con dos ametralladoras y tenía una tripulación de 2 valientes. El segundo tenía un cañoncito de 20 milimetros y una ametralladora, y era tripulado por tres hombres. Como podéis suponer, su blindaje no era nada impresionante. Su mayor importancia reside en que fueron los primeros modelos que Alemania produjo en serie tras anunciar en 1935 que no iba a aceptar las limitaciones del tratado de Versalles. Pero como armas de combate eran totalmente inefectivas. Sus posibilidades en combate con cualquier tanque armado con un cañón eran prácticamente nulas. De hecho, el Panzer I estaba concebido más bien para el adiestramiento, mientras que el Panzer II era un vehículo de reconocimiento.

Entonces, ¿cómo es que casi el 45% de los tanques en su campaña de más éxito fueran modelos inútiles en combate?. Las razones para tal desbarajuste es lo que voy a exponer hoy aquí. Me voy a apoyar para ello sobre todo en dos libros. El primero es Die Deutsche Panzertruppe. Band I por Thomas L. Jentz. El segundo es Blitzkrieg-Legende de Karl-Heinz Frieser. Yo he leído ambos libros en alemán, pero me consta que se puede encontrar ambos también en inglés. De hecho, el de Jentz - un americano - se escribió originalmente en ese idioma.

Cuando Adolf Hitler llegó al poder en 1933 y comenzó a dirigir a Alemania hacia la guerra, la experiencia de este país en la producción masiva de tanques era prácticamente nula. Durante la Primera Guerra Mundial el 2º Reich había producido únicamente 20 tanques frente a varios millares fabricados y empleados por británicos y franceses. Las experiencias de esta guerra y un relevo generacional en la oficialidad - sobre todo mandos intermedios - conllevaron que en el ejército de la república alemana hubiera un gran interés por los blindados, como no parecía haberlo habido durante la guerra. Pero las condiciones del tratado de Paz de Versalles imposibilitaban - como ya se ha dicho - la experimentación, producción, y posesión de tanques por parte de Alemania.

El tratado de Versalles no impidio que Alemania experimentase en secreto con tanques y otras armas como la aviación militar ya mucho antes de que Hitler llegase al poder. No obstante las prohibiciones si que consiguieron que en Alemania no se produjeran tanques, y ni mucho menos de manera masiva. De manera que la industria alemana carecía de experiencia y personal especializado en la fabricación de estos vehículos militares. En el caso de la aviación militar la cosa se pudó enmendar con fuertes subvenciones a la aviación civil, la cual compró aviones de pasajeros que más tarde serían la base para fabricar bombarderos. Los tanques, en cambio, eran mucho más díficiles de camuflar como tractores agrícolas (aunque inicialmente los experimentos con tanques recibieron esa denominación).

Aún así para 1932 ya había un vehículo de prueba para lo que sería el Panzer I, de manera que en 1934 ya fue posible iniciar la producción de la serie 0, así llamada porque servía para ver qué fallos se generaban al producir el vehículo en serie y corregirlos en las siguientes series (la serie 1, la serie 2, y sucesivas). Eso son dos años desde el prototipo hasta el inicio de la producción. Y es que estos alemanes eran muy, pero que muy, cuidadosos.
De manera que para 1935, cuando Alemania "salió del armario" y se reveló como el estado militarista prusiano que nunca había dejado de ser, se levantaron las restricciones armamentísticas y se crearon inmediatamente 3 divisiones de tanques (las famosas "Divisiones Panzer") a las que naturalmente había que dotar de tanques para que pudieran llamarse así. Los Panzer I era lo que había mano así que nada, ya teníamos 3 divisiones de tanques equipadas con varios cientos de blindados de entrenamiento. Entretanto, se ensayaban los prototipos del Panzer II y del Panzer III (que calzaba un cañón de 37mm. y tenía una tripulación de 5 hombres) que entrarían en producción en 1936, y se hacía un modelo en madera del Panzer IV (cañón de 75mm.), paso previó a la fabricación y ensayo de un prototipo.

Es a comienzos de 1936 cuando llegamos al momento cúspide de esta historia. En ese momento el ejército no sólo estaba equipando sus 3 divisiones de tanques, sino que también estaba planeando la expansión de sus fuerzas blindadas más allá de éstas 3 primeras unidades. Las fábricas alemanas le habían pillado el gusto al Panzer I y lo estaban produciendo como churros. No obstante era conocido que tanto este modelo, como el Panzer II que estaba a punto de llegar no eran aptos más que para escaramuzas y reconocimiento. Había otros dos modelos más desarrollados (el Panzer III y el Panzer IV) que prometían mucho mejor rendimiento en combate, pero su coste por unidad era más elevado, y el inicio de su producción en cantidades razonables como para cubrir el cupo de creación de Panzerdivisionen quedaba más lejos que la producción del Panzer I y el Panzer II. Producción en serie que era entonces una realidad presente.

De diciembre de 1935 a enero de 1936 hubo un intercambio de cartas, escritos, memorandos, y tomas de posición entre varios miembros del ejército aleman. Estos escritos tratan, entre otras cosas, la composición de las unidades de tanques, su organización, el empleo que debían tener en combate y - lo que nos interesa - que tanques tenían que producirse y emplearse.

En un lado de estos intercambios se encuentra el General Ludwig Beck. Por esta epoca era Jefe del Estado Mayor del Ejército. En 1938 dimitiría de su puesto en protesta por las decisiones de Hitler que estaban llevando a su país hacía la guerra. En 1944 formaba parte del fallido complot del 20 de julio que intentó asesinar al Führer y tomar el control. Al fracasar, optó por suicidarse. Como se puede ver, este Beck fue siempre un rebelde porque el mundo le hizo así.


Beck mantenía que observando el equipamiento de blindados de los países vecinos, sobre todo Francia, era patente que tanto el Panzer I como el Panzer II no podían igualarse en armamento y blindaje a los tanques de los potenciales enemigos de Alemania. Por ello, y aunque reconociendo la importancia de estos dos modelos como la base sobre la cual se habían adiestrado tanto a las fuerzas armadas alemanas en el manejo de blindados como a la industria en la construcción de estos vehículos de guerra, recomendaba que no se equipase más a las tropas con estos dos minúsculos tanques y se continuase la expansión de las unidades acorazadas terrestres de Alemania con los más prometedores y desarrollados modelos Panzer III y Panzer IV.

Estas observaciones eran una respuesta a un informe realizado por un tal general Lutz, que era inspector de las tropas motorizadas, y que fijaba que para octubre de 1938 la Wehrmacht había de disponer de más de 3.000 tanques de los modelos Panzer I y Panzer II frente a sólo 250 de los modelos mejor armados y blindados. Aunque no lo expresase así en su informe, la razon para equipar a las Panzerdivisionen con un 90% de tanques manifiestamente incapaces de enfrentarse a los blindados de otros paises era el rápido crecimiento desde casí cero que la dirección política del III Reich estaba imponiendo a sus fuerzas armadas. Para alcanzar el cupo de Panzerdivisionen en el tiempo deseado era necesario seguir produciendo los modelos más pequeños, baratos, y con los que la industria tenía más experiencia en su fabricación.

A los planteamientos del general Beck le surgieron simultaneámente dos respuestas. En una de ellas, redactada por la Oficina General del Ejército (Allgemeine Heeresamt) se planteaba - entre otros argumentos - que:

[...] por el precio de un tanque con cañón de 37mm. (se refiere al Panzer III) se pueden obtener 3 tanques con ametralladoras (el Panzer I). 3 tanques con ametralladoras portan 6 ametralladoras al combate. Un tanque con cañón de 37mm. lleva dos ametralladoras y un cañón que no es muy efectivo contra blancos vivos.
Un tanque con cañón de 37mm. (18 toneladas de material, 150.000 Reichsmark) presenta un blanco más grande que un tanque con ametralladora y puede ser dejado fuera de combate mediante un único impacto. Son precisos al menos tres impactos para dejar fuera de combate 3 tanques con ametralladora (aprox. 16 toneladas de material, 160.000 Reichsmark). [...].

Por alucinante que parezca, se estaban aduciendo argumentos de contable para decidir que armamento tenía que adquirirse para las tropas. Siguiendo la línea de pensamiento arriba expresada, mejor y más económico que producir 3 Panzer I hubiera sido no construirlos en absoluto, y equipar a 60 hombres con ametralladoras, lo que hubiera traido 10 veces más ametralladoras al combate, hubiera sido 20 veces más díficil de poner fuera de combate, y seguramente hubiera sido bastante más barato.

El texto cuyo fragmento hemos incluido tuvó cumplida respuesta del general Beck:

[...] Una comparación entre la cantidad de tanques (con cañón de 37mm. o ametralladoras) que pueden ser adquiridos por el mismo precio y la cantidad de impactos necesarios para dejar a estos fuera de combate no parece tener sentido. [...]

Entretanto la Oficina de Armamento del Ejército (Heereswaffenamt) había intervenido también redactando una toma de posición en el tema redactada por otro general apellidado Liese. La postura planteada por este documento parece ser la que al final se adoptó. Este escrito trata fundamentalmente acerca de la producción de los tanques, y las díficultades que entrañaba el proceso.

Se decía que la producción de ambos modelos servía para que la industria alemana acumulase personal con experiencia en la fabricación de tanques y máquinas herramientas adaptadas a la fabricación de estas armas. La producción en serie de los modelos Panzer III y Panzer IV todavía no había comenzado, y detener la de los modelos más pequeños antes de que comenzase la de los modelos más pesados hubiera supuesto un período de varios meses en los que la producción de blindados se hubiera reducido drásticamente, y con ella la formación y mantenimiento tanto del personal experimentado en las fábricas como de la maquinaria especializada. Así pues, era necesario continuar produciendo Panzer I y Panzer II para poder iniciar más adelante la producción en serie de los modelos más pesados.

Aparecen otras razones en el escrito del Heereswaffenamt. Entre las más importantes está el rechazo a contratar producción de tanques con empresas que tenían un modelo de producción de "cinta transportadora" como eran Opel y Ford. El motivo era que este método de organización de la producción hacía más díficil introducir mejoras y correcciones en los tanques una vez iniciada la producción. A cambio de esto, el Heereswaffenamt aceptaba de forma implícita que la producción de tanques no fuera tan cuantiosa como con el sistema importado de Estados Unidos. No había ninguna cuestión ideológica de por medio, puesto que el propio ejército si contrato a Opel y Ford para la producción en masa de camiones.

Todo este intercambio de escritos de comienzos de 1936 es altamente revelador de bastantes cosas que sucedieron más tarde durante la guerra, y no sólo el pésimo equipamiento de las Panzerdivisionen en sus primeros enfrentamientos. También explica en buena parte porque la producción de tanques de Alemania fue endémicamente pequeña hasta la caída del III Reich. Mientras que sus oponentes aliados se concentraban en la producción de un único modelo de tanque, ya fuera el Sherman o el T-34 y lograban así economías de escala, los alemanes mantenían en producción modelos antigüos con modificaciones (incremento de blindaje y de la potencia de armamento) coexistiendo con modelos más modernos. Las Panzerdivisionen estaban equipadas con diferentes modelos que tenían piezas de recambio diferentes entre sí, y ello complicaba el abastecimiento de piezas de recambio y la reparación de los vehículos dañados.

E incluso dentro de un mismo modelo, la permanencia del mismo en la producción se lograba mediante las ya mencionadas mejoras y modificaciones, con lo que ni siquiera había homogeneidad dentro de una misma clase de vehículo. El mejor ejemplo lo constituye el Panzer IV, cuya primera versión producida a gran escala era la D, que fue seguida por la E, la F1, la F2, la G, la H, la I y la J al final del la guerra. La pesadilla que suponía abastecer tantas versiones diferentes de un mismo vehículo base os lo podéis imaginar.

Al final, las brillantes tácticas y organización alemanas - junto con serios defectos en las tácticas y organización de sus enemigos - hicieron posible las fulgurantes victorias de 1939 a 1942. Sin embargo, más tarde el sistema productivo adoptado empezó a pasar factura y fué dejando a las legendarias fuerzas blindadas de Adolf Hitler cada vez menos equipadas en tanques - aunque estos eran cada vez mejores individualmente -  hasta que llegó el momento de su derrota final.

domingo, 12 de febrero de 2012

Parecía una buena idea: Pacific Typhoon

Me encontraba yo un día en las Convivencias Lúdicas Nacionales de Granada - hace ya la friolera de 11 ó 12 años - cuando en una de las mesas ví a 4 personas jugando a esto:

Se trataba de Atlantic Storm. Un juego de cartas que debió ser de lo ultimisimo en ser publicado por una Avalon Hill aún no controlada por Hasbro. Llegue a la mesa con la partida ya comenzada y me quedé mirando sin hacer ningún comentario. Cuando las cuatro personas que estaban jugando finalizaron la partida les pregunte si iban a echar otra, con la intención de apuntarme. Uno de ellos me contestó con un parco "No" y recogieron y se fueron. Y es que no se cual habrá sido vuestra experiencia en jornadas, pero la mía ha sido y es que la peña es bastante sosa.

Aún así, dos cosas me habían llamado la atención del juego. Por un lado había aprendido, meramente observando, la mecánica y flujo del juego. Eran bastante sencillo. Lo más atrayente para mí, no obstante, fue la ambientación del juego: La Batalla del Atlántico y los submarinos del 3er Reich. Y es que los submarinos nazis molan.
Esta fascinación mía con la temática de este juego fué lo que mantuvó vivo mi interés por él durante largos años. Se encontraba algún ejemplar por Ebay, pero no me apetecía mucho pagar los 100-120$ (más gastos de envío) que pedían. Así que me alegre bastante cuando me enteré que GMT iba a reimprimir este juego.

Bueno, no el mismo juego exactamente. El juego en sí tenía el mismo mecanismo y sistema, pero la ambientación ahora era la de la Segunda Guerra Mundial en el Océano Pacífico. Estéticamente sigo prefierendo los submarinos nazis, pero la Guerra en el Pacífico también mola un rato y me lo acabe pillando.

PT es un juego de cartas para 2-7 personas. No es muy caro, alrededor de 20-25€, y los componentes (mayormente cartas) son bastante buenos. La única queja que elevo a este respecto es por la bandeja de plástico que viene dentro de la caja con huecos que se quedan pequeños una vez que has colocado fundas a las cartas. El día en que fabriquen estás bandejas pensando en que la gente enfunda sus cartas me voy a maravillar de verdad.

Existen dos tipos de cartas en este juego. Están las cartas de Batalla.

Y luego están las cartas de Fuerza.

El desarrollo de un turno es bastante sencillo. Un jugador es el cabeza de la ronda. Éste coge dos cartas de batalla del mazo correspondiente, elige una y descarta la otra. Entonces declará como se va a jugar la batalla que ha escogido, y comienza él mismo la jugada, siguiéndole uno por uno el resto de jugadores en el sentido de las agujas del reloj. Cuando todos han tenido una oportunidad de jugada se resuelve la batalla en juego.

Cuando le toca, un jugador puede llevar una de tres acciones: a) No jugar, descartarse de toda su mano de cartas y reponerla inmediatamente; b) No jugar, descartarse de una única carta de su mano y robar un reemplazo para ésta; y c) hacer una jugada.

Está última opción, la de la jugada, consiste básicamente en poner encima de la mesa una carta de fuerza desde nuestra mano de cartas. Cada jugador comienza la partida con 6 cartas de fuerza. Dicha carta además puede ir acompañada de otras cartas varias de evento o bonificación si sus efectos son aplicables. Lo curioso es que es en el momento de la jugada cuando el jugador elige que bando apoya en la batalla, y además en cada batalla puede apoyar al bando que quiera según sus intereses. Por ejemplo, el la primera batalla yo puedo jugar aliado, para jugar japonés en las dos siguientes, y luego volver a jugar aliado cuando quiera.

Decidir si hacer una jugada, qué bando jugar, y con qué carta hacerlo es algo que depende de varios factores determinados por el jugador que lidera la ronda, comenzando con su elección de que batalla luchar. Algunas batallas son exclusivamente diarias (fondo azul) o nocturnas (fondo negro), pero otras pueden ser diurnas o nocturas (fondo marrón claro) y quién las escoge debe decidir entre ambas opciones. Lo siguiente que decide es que "palo" de las cartas de fuerza rige para la batalla. Hay cuatro opciones: aéreo, superficie, submarino o combinado.

Para saber de lo que hablo hay que observar una carta de fuerza, como ésta de arriba. Los tres números en la esquina superior izquierda indican su fuerza en los tres palos. El superior es la fuerza aérea, el de en medio es la fuerza de superficie, y el inferior es la fuerza submarina. Cada uno de ellos es lo único que se tiene en cuenta si el combate se ha escogido en una de esas tres opciones. Si se escoge combate combinado se tiene en cuenta la suma de las tres cifras.

Otras cosas a tener en cuenta de la carta de fuerza es si es diurna o nocturna, o en que años está disponible para saber si nos está permitido jugar la carta. Todas las cartas pueden ser jugadas en batallas de 1945, pero sólo unas pocas están disponibles para 1941. A una carta de fuerza le podemos añadir otras cartas de bonificación y eventos sí cumplen los requisitios (diurno o nocturno, año y tipo de fuerza) y que a menudo hacen cosas especiales.

Otro aspecto curioso del juego es que algunas cartas de fuerza multiplican sus puntos por dos en batallas específicas, mientras que otras tienen la habilidad especial de cargarse inmediatamente otras cartas de fuerza o evento que estén colocadas sobre la mesa. Son las "némesis" de las cartas "víctimas". Esto proporciona en ocasiones un "giro inesperado" a muchas batallas.

Estas se resuelven sumando los puntos de uno u otro bando y declarando un vencedor primario dentro del lado (nipón o aliado) ganador cuando hay varios ganadores en el bando. El ganador primario es quién ha aportado más puntos a la victoria dentro del bando ganador, con los empates resueltos a favor de quién hubiera jugado antes. El ganador primario reparte los despojos - la carta de batalla y las cartas de fuerza jugadas por el bando oponente - con preferencia para sí mismo.

El pequeño reglamento de este juego está por lo general bien hecho, aunque no siempre bien redactado. Es especialmente de agradecer que dediquen bastante espacio a los efectos de cartas de eventos y las combinaciones entre estas, porque sino sería un infierno jugar a esto.

Aún así PT es un juego que no me puedo tomar en serio. Encuentro que hay más estrategia en una partida de Bang!. Cuando llevé el juego a mí círculo de habituales de los viernes el más ultrajado fué Floyd. Se encontraba que en muchas batallas no tenía cartas para participar porque no le cuadraban el año, si eran diurnas o nocturnas, o si tenía alguna no tenía fuerza que aportar. Para más inri, si en ocasiones jugaba alguna carta su nemésis aparecía de manera invariable y le apartaba de la ronda. Al mismo tiempo no es viable una estrategia basada en némesis porque es imposible controlar cuando va a salir una víctima, y ni siquiera si va a ser jugada. Yo mismo he experimentado todo esto, y reconozco que es bastante frustrante jugar ronda tras ronda en las cuales tus opciones se reducen a no jugar o jugar con todas las de perder, lo que además engorda la puntuación de los adversarios.

El problema de base de este juego está en la complejidad de las cartas. Cuando un juego incorpora cartas, o es de cartas como en este caso, hay que cuidarse que éstas puedan ser jugadas de manera útil en una gama relativamente amplia de situaciones. Es decir, las cartas no pueden tener requisitos muy complejos para ponerse en juego. De otra manera el azar en la distribución de las cartas puede hacer que haya jugadores con manos de cartas inútiles que se quedan sin jugar, mientras que otros que han tenido más suerte se llevan todo sin tener que hacer casi ningún esfuerzo. En PT cuando juegas una carta has de tener en cuenta año, día o noche, y fuerza. En ocasiones también has de hacer cábalas con el tipo de carta (avión, barco, o submarino) y si es o tiene némesis. Hasta yo mismo me confundo varias veces durante una partida. Toda esa complejidad combinada con el azar inherente al reparto de cartas matan la capacidad de decisión y el juego.

Sorprendentemente PT está de todo menos desahuciado en mi grupo habitual de jugadores. Si bien Ringard no es demasiado entusiasta, el resto de parroquianos siempre votan a favor cuando se trata de escoger un juego de cartas no demasiado largo. Otros, como JJ o C_M,  a quienes les he presentado el juego han tenido buena opinión del mismo. Supongo que es porque realmente no hace falta pensar mucho durante una partida. No compensa, aunque Rf. se esfuerce denodadamente como siempre. Uno se sienta y se deja llevar por las cartas y decisiones jugadas por otros, con alguna aportación propia que puede ser decisiva o no. Hemos encontrado, no obstante, que PT gana con números elevados de jugadores - a partir de 5 -. Imagino que es porque hay más cartas en juego simultaneamente y ello reduce el azar (de las cartas que no han salido).

Es lo que pasa cuando compras guiado por preferencias personales o emocionales en lugar de un buen análisis del juego, posible hoy en día por la gracia de internet. Acabas pillado por algo que en principio parecía una buena idea.