miércoles, 25 de septiembre de 2019

Batalladores 2019

De un evento a otro, de un campeonato a otro. Este fin de semana tome parte en las jornadas de wargames y simulación de Batalladores en Zaragoza.

El viernes 20 por la tarde llegamos desde Madrid en coche yo y Friki, tesorero del Club Dragon, para tomar parte en estas jornadas. Al poco de llegar al hotel ya estabamos los dos en la sala que había reservada para las jornadas, y que tenía bastante bullicio. Aún asi no tuve problemas en hallar una mesa para desplegar el primer juego que tenía programado: Maria.

Fue una entretenida y animosa partida con dos jugadores locales. Yo tenía más partidas en mi haber que ellos, pero llevaba muchos meses sin tocar este juego y esto se reveló en el desenlace cuando por un ataque mío que no me reportaba nada el austríaco no pudo defenderse de otro ataque prusiano que le dió a éste la victoria. Aparte de ese fallo mío, mis compañeros de mesa afirmaron que por mi estilo de juego la partida había tenido un desarrollo diferente al de las partidas previas que habían jugado. Esto es bastante habitual en Maria, especialmente en las primeras partidas.

Tras concluir esta partida tras la cena tenía trabajo que hacer. A la mañana siguiente se iba a celebrar el I Campeonato de España de Sekigahara, organizado por mí y causa principal de mi estancia en la capital aragonesa. Socios del Club Batalladores y organizadores de estas jornadas me dedicaron una atención especial al dejarme una sala aparte de la principal, ideal para la competición. Fue una atención exclusiva por parte de la organización y para cuyo agradecimiento no encuentro palabras. De verdad, hicieron realidad todas mis expectativas y las superaron. Con tranquilidad y algo de ayuda preparé esta sala para la competición del día siguiente y me fuy a dormir.

Habiendo dormido, aunque no descansado del todo porque el viernes previo había sido un día muy largo, me dirigí a la sala de nuestro campeonato por la mañana. Los participantes llegaron puntualmente y nos presentamos. Tras ello lleve a cabo una breve charla de agradecimiento y explicación de las reglas y procedimientos del campeonato. El día anterior había duda de si el número de participantes sería 10, pero al final aquella mañana de sábado eran 8 (yo excluido), el mínimo requerido para poder disputar el torneo.

La primera ronda tuvo lugar entre las 10:00 y las 12:30. Todas las partidas acabaron a tiempo, salvo una que apuró hasta casi la hora de comienzo de la segunda ronda. Los jugadores empleaban el reloj de ajedrez como les había pedido, aunque la disciplina fallaba puntualmente en este caso, lo que es comprensible porque no creo que nadie juegue en casa con reloj a este juego. No lo hago ni yo, para ser sincero. Otra cosa que descubrí era que el reglamento del juego no era conocido a la perfección por los jugadores. Todos tenían como poco alguna idea errónea del mismo. Esto es habitual en los wargames, aunque me sorprendió un poco en uno tan sencillo como Sekigahara. Es algo que únicamente se cura jugando, y espero que este campeonato contribuyese a ello.

La semifinal comenzó a las 12:30 y terminó poco despúes de las 14:30. De nuevo cumpliendo el horario gracias a los relojes de ajedrez, que aunque puedan ser algo incómodos si no estás acostumbrados eran imprescindibles para hacer posible la competición. El nivel de las partidas en la semifinal era notablemente más elevado que el de las partidas de la primera ronda. En particular, Friki también competía y ganó la partida que le abría la final justo en la última ronda.

Tras un animado almuerzo con un grupo de jugadores de Elche que ya conocíamos desde las Bellotacon de Badajoz en enero y por la participación de uno de ellos (DP) en nuestro campeonato de Friedrich en junio, regresamos al hotel para celebrar la final de este campeonato a las 16:30. La partida fue bastante emocionante y no nos faltaba público. Friki jugaba con Ishida y DP con Tokugawa. El primero jugó de forma reposada y sólida, como es característico en él. El segundo tuvó un buen comienzo, pero sus ofensivas se vieron desbaratadas y acabó empantanandose en el asedio del castillo de Ueda. La victoria se resolvió, como todas la partidas menos una del campeonato, en la última ronda y por puntos. Friki era el Primer Campeón de España de Sekigahara. ¡Enhorabuena!. Y una vez más muchísimas gracias a los socios del Club Batallador, sin su ayuda esta competición no hubiera sido posible. Ha sido un placer trabajar con vosotros.

Terminado el trabajo, tenía hueco para la diversión. Mi esperanza tras dos jornadas más bien intensas para mí eran las de jugar a algo ligero, para lo cuál me había traído el Quartermaster General. Pero al no juntar el número necesario (6) de jugones, me decidí por algo de más enjundia: otra partida de Maria.

Tomaron parte en ella dos de los jugadores ilícitanos, uno de los cuales le había puesto dificultades a Friki en la semifinal de Sekigahara. También habían jugado poco a Maria, y mi estilo de juego les pareció algo raro, lo mismo que a mi el suyo. Pero el suyo fue el que al final dió resultado. En el turno 8 Francia hizó una jugada que estuvó a punto de darle la victoria, pero falló por haberse involucrado en demasiados combates, perdiendo de forma estrepitosa dos de ello. Lo cual sirvió para que el Pragmático se alzase con la victoria mediante la conquista de banderas en territorio francés.

Tras un sueño reparador estaba preparado para la partida que iba a cerrar mi participación en este evento en la mañana del domingo. Había quedado con E, socio del Club Batallador, para probar juntos No Retreat! The Polish & French Fronts. Jugaríamos la campaña de 1940 con la principal intención de aprender como funcionaba el juego, puesto que para ambos era nuestra primera partida.

La 4ª entrega publicada por GMT de la serie No Retreat! no es un diseño tan sencillo y depurado como el primero, dedicado al Frente Ruso. Es más complejo de reglas, tiene más engranajes y partes a tener en cuenta. Sigue teniendo una baja densidad de piezas y una elevada calidad en los componentes. El reglamento deja - una vez más - un poco que desear, y por supuesto hay un par de erratas. Y aún con todo Carl Paradis lo ha vuelto a hacer. Ha tomado los elementos esenciales de una campaña que es muy fastidiada de trasladar a un juego, pero ha logrado precisamente en esto. Entre las 10:00 y las 14:00 E y yo jugamos los primeros tres turnos y el comienzo del cuarto. Yo era el aliado, y el alemán abrió una brecha enorme por el centro de Bélgica que me estaba costando horrores cerrar. No fue el desarrollo histórico de la campaña, pero se sentía plenamente como si fuera uno de los desarrollos históricos posibles, y aunque cometimos errores con el reglamento e inicialmente avanzamos a trompicones por la partida, hacía el final de nuestra sesión nos desenvolviamos con bastante más soltura. Mi más sincero agradecimiento a mi contrincante por el tiempo dedicado a ayudarme con este juego, que veía díficil traer a mesa a pesar de su potencial y que ha pasado relativamente desapercibido desde su publicación el año pasado.

Tras despedirnos de la organización del evento, Friki, yo, y otro zaragozano almorzamos en un bar cercano y, tras despedirnos del jugador local, emprendimos un apacible viaje de regreso a Madrid.

Una vez más - y no son las suficientes - quiero expresar mi agradecimiento y mi enhorabuena a la organzación de Batalladores 2019. Tengo entendido que esta convención alcanzó los 75 asistentes, con lo que se puede calificar de éxito. Mis más sinceras felicitaciones al Club Batallador por un trabajo bien hecho.

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En otro orden de cosas, de aquí a mayo me veo obligado a participar en unos cursos internos de formación de casi 200 horas relacionados con mi trabajo. Estos requieren de mi un tiempo que, por una parte, va salir de mi actividad lúdica, que se verá un tanto reducida. No cesará del todo, y puedo decir que ya me he inscrito a las jornadas de Bellotacon de enero de 2020. Además de eso, dichos cursos tomarán algo del tiempo que dedico a redactar este blog, cuyo ritmo de publicación también se verá en parte reducido, aunque no tengo intención de parar porque, simplemente, me gusta escribir aquí. Hasta pronto.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Campeonato Mundial de Friedrich 2019. Una visión personal

Otro año más he visitado la capital de Alemania a comienzos de septiembre para medir mis fuerzas en el campeonato de Friedrich más importante de la temporada. Me acompañaban cuatro amigos con los que intercambié opiniones, experiencias, y buenos momentos en el ambiente amigable y desenfadado del campeonato.

El campeonato tuvo su inicio en la tarde del 6 de septiembre, y me tocó en suerte comenzar jugando con Rusia. Mi contrincante - el único jugador proveniente de Suecia - era un veterano que ha llegado a tres finales en nuestro CAFE. No prometía ser una partida fácil para mí, pero aún así logré hacer bastantes progresos (eliminando a Lehwaldt, P8, en el turno 2) hasta que el destino se llevó a la zarina por delante en el turno 6 dejándome por el momento con 5 puntos. Y así, con apenas hora y media de campeonato detrás mía, mis posibilidades de llegar a la final se veían reducidas a francamente escasas.
Situación al final del turno 6, justo antes de leer la carta de Elisabeth. Se puede contemplar como Prusia Oriental estaba despejada y con P7 bastante cercado en Kammin.
Nuestro jugador francés era el veterano AT, dos veces campeón en Berlin y otras dos en Madrid, y que llevó a cabo una eficiente tarea con el hanoveriano, lo que le permitió amenazar Halberstadt y Magdeburgo. Pero nuestro austríaco era una de las jóvenes promesas de Berlin, y no precisamente la que estaba más curtida. Consideré que la mejor ayuda que podía prestar a mis aliados era retener a las 6 tropas de Dohna (P7) en mi frente, atacando lo que pude (llegué a robar 3 reservas) y logrando arañar un 6º punto para mi degradada causa. Acabamos la partida a eso de las 21:15, indudablemente chasqueado por mi mala suerte, aunque contento por el desempeño que había tenido sobre el tablero.

Entre los jugadores que proveníamos de España cundía cierto desaliento. Yo era el que menos había puntuado. Otros dos compañeros míos habían hecho 7 y 8 puntos. La nota positiva la pusó C_M que logró arrancar una muy meritoria victoria con Prusia de sus oponentes y de su propio agotamiento. No. No había dormido mucho el colega.

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Aún me quedaban por delante otras dos partidas como aliado y mi partida como Prusia el domingo por la mañana. En las dos primeras mis posibilidades de victoria y clasificación dependían en gran medida de mis contrincantes. El sábado por la mañana tuve suerte, al tocarme como Prusiano otra joven promesa berlinesa sobre la que no sabía nada, aunque la tendencia es que los nuevos cometan muchos errores.

Este fue el caso de mi contrincante en esta partida. Adoptó una estrategia poco convencional de defender en corazones contra Rusia y en picas contra Francia, siendo muy agresivo contra el jugador francés desde muy temprano en la partida, invirtiendo muchas cartas en picas para derrotarlo. Esta estrategia perjudicaba notablemente a mis dos aliados, pero es que encima el corte del mazo del destino comenzó a dañarles aún más. Francia dejó el tablero al acabar el turno 7, y Rusia lo hizó al turno siguiente. El jugador que llevaba a esta última nación nos hizo un feo cuando nada más empezar el turno 9 nuestro joven prusiano hizo un movimiento para atacar a la desamparada pieza sueca. El jugador ruso-sueco farfulló algo, tiró sus cartas al suelo, recogió sus cosas y se levantó de la mesa. Un comportamiento poco digno de un veterano como lo era él, aunque Richard Sivél, diseñador del juego y organizador del evento habló con él y consiguió que retornara para finalizar la partida.
Victoria austríaca lograda a pesar de que Rusia y Francia no se podían haber ido más temprano. Todo cortesía de los errores prusianos.
Entretanto, yo iba a lo mío. Un general apoyando al Imperio en el oeste. Otro avanzando directamente sobre Sajonia con 8 tropas y que conquistó los objetivos de allí ante el repliegue enemigo. Los otros tres generales y 20 tropas hicieron una torre triple y enfilaron contra Schwerin y Keith (P4 y P5) que empezaron a replegarse de un sector a otro y a ceder objetivos. Haber plantado carta a Francia tan pronto en picas le pasó factura a mi querido enemigo al impedirle hacer lo propio contra mí en Breslau, donde me hubiera podido detener de manera más efectiva. En lugar de eso pronto acabó acorralado defendiendo Liegnitz como último objetivo remanente. No tenía gran cosa que hacer, puesto que en el palo decisivo - tréboles - yo disfrutaba de una importante ventaja. Me alce con la victoria en el turno 11. Mi adversario confesó que había pensado resistir en diamantes contra mí, pero que no le llegaron las cartas adecuadas a la mano, y por ello estuvó replegandose a un lado y al otro hasta quedarse sin opciones.

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En la ronda de la tarde del sábado me tocaba jugar con Francia, y repetía con ella mi oponente prusiano de 2016, el afable Chr. Mi victoria en aquel entonces me dió el acceso a la final aquel año. Repetir ese resultado esta vez me hubiera permitido acceder una vez más a la final, a pesar del mal resultado de mi primera partida. La siguiente partida la jugaba con Prusia y hasta ahora no había sido vencido en las clasificatorias con ese bando.

Una cosa que caracteriza a Chr como jugador es que se ve obligado a hacer pausas bastante frecuentes durante la partida. Cada tres rondas varios minutos de pausa. A ello había que sumarle a mis dos aliados - Austria y Rusia - otros dos germanos y empedernidos fumadores, que necesitaban de sus propias pausas para dar rienda suelta a su adicción. Esto alargo la partida desde las 5 y media de la tarde hasta más allá de las 12 de la medianoche. Algo que no parecía importarle a mis compañeros de mesa, pero si a mí por el reto que me aguardaba a la mañana siguiente: seguir imbatible con Prusia un año más.

Por lo demás, Chr era uno de los oponentes que era posible batir, con un juego que sufría de bastantes puntos débiles. Durante la primera mitad de la partida todo fue acorde con esta impresión que tenía de él. Rusia metía mucha presión, y contra Austria Prusia se iba retirando de un lado a otro, hasta que el único objetivo primario que le quedaba para defender era Liegnitz, en el incómodo sector de tréboles de Silesia central. Las únicas buenas noticias para Prusia vinieron de mi frente, donde la cagué ya en el turno 1 al confundirme en el palo de la carta que había robado y sufrir la destrucción de F2 y 8 tropas en el turno 2. Mi avance se vió ralentizado, aunque no detenido.

Alrededor del turno 8 se dieron una serie de circunstancias que cambiaron el tono que hasta entonces tenía la partida y le dieron aire a Prusia. La primera es que Macstrass, nuestro austríaco, lanzó un ataque desde diamantes a tréboles (de Bautzen a Löbau) contra Chr. Éste último gastó una gran cantidad de cartas de trébol para vaciar la mano de diamantes austríaca. Prusia hubiera debido pagar un elevado precio por esta jugada, dado que trébol era precisamente el color que estaba empleando también contra Rusia. Pero justo en ese momento la zarina pasó a mejor vida, a Chr le salieron las cuentas, y aunque perdió Liegnitz liberó Zittau, que paso a defender desde diamantes. Austria nunca recupero la mano de diamantes.
Una cerveza durante la partida ayudó a aliviar la larga duración de la misma, y además nos reímos bastante.

Macstrass hizó un intento de cortar el suministro prusiano en Sajonia, pero termino abandonando esta idea - que en mi opinión debiera haber proseguido hasta sus últimas consecuencias - y lanzó mas ataques en diamantes en los que saco la pajita más corta. Las reducciones de subsidios se hicieron esperar. Por mi parte, logré neutralizar Hannover y conseguir los 8 puntos de rigor que están más fácilmente accesibles. Pero Halberstadt y Hannover se me resistieron dado que robando 3 cartas por turno jamás iba a sacar más corazones que mi adversario. Aún así, tuve una oportunidad justo al final, cuando Chr - que llevaba varias rondas jugando limitado al cronómetro - cometió el error de ponerse a tiro de mis picas. Pero en ese momento cometí otro error muy tonto y jugué una carta que le permitió escaparse y dar gracias. Me encontraba cansado y preocupado por no estar descansado para el domingo. Chr se alzó con su primera victoria con Prusia en este campeonato, y a mi entender fue una victoria merecida a pesar de sus propios errores.

Al final de esta jornada Ringard había ganado sus dos partidas y tenía opciones a la final. Friki también ganó una partida con Rusia por la mañana. Los cuatro jugadores de la península nos habíamos anotado cada uno una victoria y teníamos salvada nuestra honra.

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Pero mi honra me exigía algo más a nivel personal: mantenerme imbatible otro año más como Prusia en las clasificatorias. Para ello debía ganar la partida que jugaba el domingo por la mañana con ese bando. Había dormido profundamente, aunque no muchas horas a causa de lo tarde que había terminado mi última partida del sábado. Ante mí Rusia era liderada por el diseñador del juego, Richard Sivel, que era un rival problemático. No menos problemático era el germano CB, con quien había jugado alguna partida privada en su localidad de residencia en el sur de Alemania. Entre ambos Austria era llevada por AS, el cuarto en liza de los neoberlineses y un jugador capaz, aunque un poco inexperimentado.

Dada la calidad de mis rivales, sufrí bastante presión desde el principio. Presión que fue agravada un pequeño error de cálculo que me hizo imposible defender Sajonia aunque tuve una excelente mano de diamantes. En un momento dado deje que el propio Federico el Grande fuera cercado y destruido cerca de Magdeburgo. Tras la partida explique que esa jugada había sido para mi un riesgo calculado. Si hubiera ganado la batalla hubiera podido plantarme antre Francia en corazones, y si la perdía - como así fue - ayudaba a Hannover haciendo un dispendio muy grande en cartas. Es decir, que Hannover pasaba a ser el centro de mi defensa contra Francia. Y así fue durante el resto de la partida con bastante éxito.
Final de la partida, con Silesia agarrada por las puntas de las uñas.

Rusia, entretanto, me estaba dejando sin tréboles, y tuve que efectuar una retirada táctica detrás de una frontera de diamantes para resistir un turno más. Pero no hizo falta, porque justo en ese momento (turno 9) la zarina pasó a mejor vida y yo tenía un problema menos. Desde ahí mis principales preocupaciones fueron dos: Austria y el reloj. La primera me hizo un favor olvidandose del imperio y centrandose en Silesia. El segundo me tomo un tanto por sorpresa y me tuvo contra las cuerdas en los últimos 5 turnos. Mi suerte prosiguió al salir tarde las reducciones de subsidios (turnos 17 y 19), pero poco a poco fuí quedándome sin recursos en Silesia. Logre llevar a Heinrich (P3) a través de Polonia como refuerzo y salvar la situación en los últimos turnos defendiendo el extremo oriental de Silesia hasta completar otra partida como Prusia con éxito en el turno 23.

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Nada de esto sirvió para clasificarme. La mala suerte de mi primera partida pesaba demasiado. Pero Ringard si que consiguió clasificarse de nuevo, y jugar de nuevo en la final como Rusia. Mas no le bastó para ganar. En esta ocasión la zarina no fue a la tumba en el turno 6, pero su mano de cartas era bastante lamentable, a pesar de lo cual hizó lo que pudo para incordiar al prusiano. Éste, JMc, un veterano jugador de York en el Reino Unido. Este, sin embargo, logró acabar la partida triunfante y alzarse como nuevo campeón mundial de Friedrich, llevándose el primer trofeo para las Islas Británicas. ¡Enhorabuena!