En está ocasión nos reunimos 8 personas por la mañana, así que nos fue posible realizar dos partidas simultáneas.
En la primera de ellas C_M tomaba el control de Prusia, al tiempo que JM controlaba Francia, Dariorex Austria y el Imperio, y ,la estrella invitada de la jornada V. del club Mecatol Rex se hacía con Rusia y Suecia.
No pude seguir bien esa partida porque al poco comenzó la mía. De cuando en cuando me levantaba ocasionalmente y tomaba alguna foto. Termino poco después de volver de la pausa para comer, a eso de las 16:30-17:00. Prusia aguantó unos 13 turnos. Por lo que se ve en las imágenes que tengo, Prusia comenzó de manera agresiva intentando impresionar a los aliados causándoles alguna derrota. Esto generó una imagen curiosa, en la que se ve a los prusianos en territorio austríaco y a los austríacos en territorio prusiano. También se ve un ejército de Hannover muy hacía el sur, no sé si cazando a la ficha amarilla del Imperio, o tras sufrir una derrota por Francia.
C_M termino pagando caro el tener tan expuestos 4 de sus 8 generales. El apilamiento de Silesia desaparece del mapa alguna foto más tarde, mientras que el que se encuentra en Bohemia lucha algunas batallas desesperadas por no quedarse sin suministro. Aparentemente consiguió librarse por un error de colocación de Dariorex. Entretanto, Francia parecía no causarle demasiadas dificultades al prusiano, que optaba por contenerla sentándose en Magdeburgo a esperar. La mano de corazones francesa no debía ser muy resplandeciente. Sin embargo, en el este, los rusos consiguieron recuperarse de un parón inicial y se llevaron la partida tras agotar a Prusia en una última batalla en corazones.
Última foto que tengo de la partida que se narra arriba. |
Por la tarde C_M repitió en el trono de Prusia contra V. con Austria y JM un poco estresado combinando sus actividades entre Francia, Rusia y Suecia. No tomé fotos. C_M parece que repitió su estrategia agresiva-ofensiva, cosechando algún éxito contra Austria, quien no se pudo lucir en esta partida. De nuevo la victoria fue para Rusia en unos 11 turnos.
Por lo que se ve, C_M está experimentando con una estrategia prusiana inicial agresiva. El fundamento de esta estrategia está en aprovechar que al inicio la ventaja en cartas de Prusia es potencialmente mayor en algunos palos determinados para propinar alguna paliza a sus adversarios que los deje paralizados durante un buen rato, y así poder disfrutar de una partida más relajada en los turnos subsiguientes.
Sin duda se cosechan algunos triunfos iniciales, pero Prusia también corre el riesgo de sufrir algún descalabro temprano porque revela bastante pronto la disposición de sus fuerzas y los palos en los que se encuentra fuerte. C_M me comentó que creía que la agresividad sólo funciona con los jugadores noveles. Le doy la razón, porque sólo un novato puede ponerse inadvertidamente a tiro del prusiano cuando no tiene apenas cartas del palo correspondiente. En cuanto uno tiene algo de experiencia sabe como evitar exponerse hasta que no tiene un buen colchón de cartas para amortiguar la retirada.
En la otra mesa jugamos una partida por la mañana y otra por la tarde.
En la de la mañana Freddy era Prusia, Ringard era Francia, Rf. tomaba el control de las hordas eslavas y del valiente sueco, y yo cogía el timón de Austria y el Imperio. Es la primera vez que jugaba con este bando en 4 meses.
Si la estrategia de C_M en la otra mesa era ofensiva, la de Freddy en la nuestra era realmente rabiosa. Se lanzaba a ofensivas salvajes y luchaba batallas a muerte como si la policía fuera a entrar a desalojarnos en los siguientes 5 minutos. Ringard y yo nos quedamos asombrados en varias ocasiones, comenzando por el primer combate que se libro en Prusia Oriental entre ¡7 puntos prusianos y 14 rusos!. No sólo era sorprendente el despliegue prusiano en la esquina nororiental del mapa, sino también el ruso. Si Freddy hubiera dejado como mucho 1-2 puntos en ese lado del mapa, hubiera entretenido al 90% de las fuerzas rusas con menos del 5% de las propias. Lo único que daba sentido al desquiciado despliegue ruso era el igualmente loco despliegue prusiano.
Pinchar en la imagen para ampliarla. |
En la imagen de arriba mostramos la Prueba de Agudeza Visual nº 1. Tres generales prusianos están cortejando el desastre mediante cerco y destrucción. Sirva de pista decir que la imagen esta tomada después de una dura batalla en picas entre verdes y azules en Prusia Oriental.
Pinchar en la imagen para ampliarla. |
Efectivamente, tras esa primera batalla ruso-prusiana juzgué que la mano de picas de Prusia estaba algo baja y lancé un cerco en Silesia que destrozó los dos generales que Freddy había desplegado allí con 2 miseros puntos de fuerza. Las oportunidades para batallas de cerco son relativamente frecuentes entre Prusia y Austria, y hay que estar muy pendiente de dónde se sitúa uno para evitarlas si no se desea. Pero al mismo tiempo son acciones muy arriesgadas porque, de salir mal, salen muy mal para el que intenta hacer el cerco. Creo que fue por eso que no cace al tercer general prusiano (os dejaré adivinar cuál era). No quería arriesgarme todo a una única jugada. Sirvan también las imágenes para hacer palpable lo mal que Freddy colocaba sus piezas, aunque puedo decir en honor suya que es bastante inexperto y que se había levantado con algo de dolor de cabeza.
Tras eso Rusia y Prusia se enfrentaron en otra batalla en Prusia Oriental, esta vez en corazones. Rf. pensaría que Freddy aceptaría una retirada honorable para guardar sus corazones frente a Francia, pero el comandante prusiano no parecía pensar nada. Quemó toda la mano de corazones rusos y buena parte de la propia y logró con ello mantener a Rusia parada con 14 puntos de fuerza en Prusia Oriental durante unos cuantos turnos.
Esa batalla fue la señal que necesitaban los franceses de Ringard para lanzarse a por Magdeburgo. A ello ayudó que Freddy utilizaba a los hannoverianos con todavía menor consideración que a los prusianos, de manera que las piezas azul claro desaparecían y retornaban al tablero a un ritmo francamente prodigioso. Prusia quemó sus últimos corazones en la defensa de Magdeburgo, y eso a su vez fue todo lo que necesitó Rf. para lanzar un ataque y completar la conquista de Prusia Oriental.
A todo esto, yo lancé el grueso de mis fuerzas sobre Sajonia mientras dejaba una pieza completando la conquista de Silesia. Tenía 3 generales en Sajonia, pero allí me encontré con lo que yo llamo El Laberinto de Sajonia, consistente en que Austria no tiene suficientes diamantes y se jode. Y eso que Freddy me lo quiso poner fácil aceptando una batalla entre mis picas y sus diamantes. De hecho, creo que limpie su mano de diamantes varias veces, e incluso en una ocasión llegó a quedarse sin cartas, pero siempre tenía una carta de diamantes o reserva como para aguantar y en la siguiente mano de 7 cartas le llegaban incluso más.
Yo atacaba y atacaba cada vez más desesperadamente. La defensa prusiana contra Rusia y Francia era inexistente, pero siempre parecían quedarle cartas contra mí. Ellos iban a ganar la partida, y yo me quedaba a las puertas del paraíso. Era algo frustrante. En retrospectiva pienso que, si hubiera aflojado un poco la presión, tal vez Prusia hubiera sentido que podía desviar algún general contra los rusos o los franceses y eso al final me hubiera facilitado más las cosas. Pero me puse nervioso porque la partida se acercaba raudamente a su fin sin poder subirme al podio de los ganadores, y esa posibilidad no se me ocurrió. Tal vez era innecesario, porque hubiera supuesto que el jugador prusiano tuviera un modo racional de pensar del que no hizo gala en el resto de la partida. Esta concluyo a las 14:30 con victoria simultánea rusa y francesa a los 11-12 turnos.
En la partida de la tarde - comenzó a eso de las 16:00 - yo jugaba con Prusia, Ringard con Austria, Rf. con Francia y Chris - que había llegado por la tarde - tomaba el control de Rusia.
Chris tuvo bastante mala suerte. La primera carta de evento en el turno 6 eliminó a los rusos de la partida. Esto mejoró notablemente mi situación, aunque lo cierto es que no noté ninguna presión por parte de Chris hasta entonces. Dedicó 3 generales rusos a Prusia Oriental, dónde les mantuve entretenidos durante 5 turnos con sólo 2 puntos de fuerza. El 4º general ruso tomaba un desvió muy hacía el sur y parecía evitar todo contacto. Mi general nº 7 no se movió de Wangerin en 5 turnos.
La inactividad rusa me animó a aceptar un combate en tréboles con Suecia que, en retrospectiva, fue un error. Gasté unos cuantos tréboles y le derrote, pero tenía que haber supuesto que si Suecia me atacaba allí era porque tenía una mano bien nutrida en ese palo y me hizo derrochar cartas que luego me hubieran podido servir muy bien. Tras la capitulación rusa Chris jugó con poco ánimo hasta que en el turno 10 los suecos también abandonaron la partida y tomo el mando del Imperio.
Pero lo que realmente contribuyó a mejorar mi situación fue una batalla en Silesia en el turno 5º ó 6º. Tras unas pocas rondas de maniobra Ringard consiguió cercarme por 4 sitios con 3 generales y 1 tren de suministros austríacos en una batalla entre sus diamantes y mis picas. Ya he dicho antes que estas batallas de cerco se prestan de manera frecuente en Silesia y que son arriesgadas. Agoté los diamantes austríacos y me quede con dos 4 y un 11 de picas que me bastaron para salir escopetado de allí y refugiarme en la zona de diamantes de Silesia, de dónde Austria ya no pudo sacarme en el resto de la partida. Esta victoria también me sirvió para asentarme cómodamente en Sajonia - también en diamantes -. Ringard estaba atascado, sin las cartas necesarias para intentar ganar la partida. En su desesperación lanzó una pieza austríaca y al Imperio a estorbar en el área de Magdeburgo para obligarme a aflojar mi defensa contra Austria o, en su defecto, provocar mi derrota frente a Francia.
Al final logró esto último. Rf. había avanzado con bastante efectividad para aniquilar mis generales hannoverianos, lo que también logró. A cambio le cobré un peaje en cartas de corazones. Del total de 36 cartas que robó en los primeros 12 turnos creo que le hice gastar 10 cartas de corazones, todas ellas de valor 6 ó superior. Pensaba que con eso Rf. estaría lo bastante "blandito" en corazones como para propinarle una derrota en el área de Magdeburgo, así que acepte una batalla allí.
Me equivoque. Y me lo tenía que haber olido. La mano de corazones del prusiano era abundante... abundante en valores bajos, de 7 puntos o inferior. Aparte de eso, tenía unas pocas cartas de valor alto que encima me había gastado en librarme de una incursión del ejército imperial en la zona de Magdeburgo. Francia, en cambio, parecía haber hallado una veta de cartas de corazones, porque las soltaba a chorro. Gasté mi última reserva en mitigar la derrota y maniobrar para salvar la situación. Lo intenté todo: defensa de -1, tijera, y, por último, defender en una batalla entre mis tréboles y los pocos corazones que creía que tenía Rf. ¡Pero el muy c****n seguía teniendo corazones en su mano, y encima 3 reservas!. Francia se llevó la victoria al final del turno 14.
Cierto es que la prodigiosa mano de cartas francesa es algo inusual y que me pillo por sorpresa, pero tanto esta partida como la que había jugado por la mañana me hicieron pensar en la dimensión psicológica del juego Friedrich. Por la mañana me preguntaba si aflojar un poco la presión sobre Prusia hubiera conducido a Freddy a desviar parte de sus fuerzas de mi frente al de los otros jugadores. Respecto a la partida de la tarde, es posible que si hubiera cometido un pequeño "error voluntario" y le hubiera dado esperanzas a Ringard para forzar la situación en Sajonia o en Silesia, entonces él no hubiera enviado el general austríaco que ayudó a reventar mi defensa contra Francia.
Y es que aunque parezca que nos lo tomamos muy en serio, Friedrich sigue siendo un juego, y como juego requiere la colaboración de todos los participantes para que la diversión sea de todos y no de sólo uno o dos de los jugadores. Forma parte de la estrategia del juego ceder un poco y darle esperanzas a tu adversario en un intento de "canalizar" sus acciones de manera que éstas sigan un sendero que pueda ser predecible. No ceder puede llevar a acciones irracionales que revienten la mejor estrategia racional, como sucedió a mis contrincantes en estas dos partidas. A veces, la mejor forma de conseguir algo es perderlo.
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