Las primeras líneas de esta entrada las tecleo en medio de la Semana Santa de 2010. Las últimas las escribiré en Domingo de Resurrección. Para algunos, esta semana es momento de contemplación religiosa. Para otros son meramente 7 ó 4 días que hay disponibles para relajarse, ir de viaje, y actividades vacacionales diversas. Yo pertenezco a este segundo grupo, con la única diferencia que mi actividad vacacional consiste en jugar partidas, varias partidas que he celebrado e iré celebrando. Haré un breve resumén de todas ellas.
Comenzamos el sábado 27 de marzo. No es estrictamente Semana Santa, pero para todo el mundo casi siempre este período ha comenzado en este momento. Quedé en casa de mis viejos con otros 3 jugadores, de los cuales uno fallo una hora antes de la fijada para la reunión. Este que fallo era, a su vez, el reemplazo de otro que me había anunciado su falta de asistencia el día anterior. Tenía esperanzas de jugar al 1856, aunque también había traido el Friedrich. Pero siendo sólo 3 jugadores tanto un juego como el otro se quedaban cojos. Al final echamos una partida de Titan que gané cuando uno de los otros dos jugadores arriesgo innecesariamente su Titan. Naturalmente, lo mate y me lleve con un mogollón de puntos de sus otras legiones del mapa. El jugador que quedaba me otorgó la victoria. Terminamos la tarde jugando a La Cittá. Un eurojuego que me gusta bastante, a decir verdad. Conclusiones de la jornada: ten siempre un plan B (otro juego) por si se te caen jugadores de una quedada, lo cual es bastante habitual por estos lares.
El Jueves Santo, 1 de Abril, fue la culminación de esta Semana Lúdica. Destinando el máximo de esfuerzos para convocar jugadores logre que nos reunieramos 8 personas para una partida de Soldier Kings. Llevaba años sin jugar a este juego que tiene mecanicas muy sencillas y que realmente está a medio hacer en muchas cosas. Eramos mucha gente y tuve que hacer algo de sargento para que la cosa no se desmadrase demasido, como suele suceder con grupos tan grandes. No puedo decir que lo sienta ya que creo que era algo necesario si queríamos terminar la partida y que el juego no derivase en un caos. Logre mi propósito. La partida acabo tras 2 años de tiempo de juego (8 turnos) en 8 horas. Fue divertido. Y he podido sacar un montón de conclusiones de esta experiencia.
El juego necesita ser mejorado, y mucho. Las cartas necesitan una reforma integral que creo que solo puedo conseguir enfundando una baraja de cartas españolas o francesas y cambiando los textos de prácticamente todas las cartas del juego original, escribiendo los nuevos en la baraja cambiada. El mayor problema con las cartas es que se pueden jugar prácticamente en cualquier momento. La consecuencia es el caos en el juego de cartas. En los textos ha de venir específicamente en que momento se puede jugar la carta, y otros cambios. Es mucho curro, y eso unido al esfuerzo que he tenido que hacer para convocar todos los jugadores hacen que no me plantee una partida de esto hasta el año que viene. Y es que el juego se puede quedar desequilibrado si juegan menos de 7 personas, una cantidad de gente que cuesta lo suyo reunir. Otro defecto del que adolece el juego es la posibilidad de mover todas tus unidades en los turnos de otros jugadores con los que estes aliado. Este es uno de esos claros casos - como el de las cartas - en los que dejar demasiada libertad complica más el turno de un jugador y hace el juego mucho más caótico. Hay otros muchos cambios que le vendrían bien a este juego, pero creo que eso ya necesita su entrada aparte.
Lo que más se salva del juego es que, en nuestra partida, ganaron los jugadores activos que se lanzaron a hacer cosas desde el primer momento. Eso me parece estupendo. Ya estoy bastante cansado de juegos en los que jugadores que tortuguean y esperan a hacer tan sólo una jugada en el último momento del último turno consiguen ganar. Lo considero tremendamente injusto. Esto fue algo que hizo que todos estuvieramos trazando planes y ejecutandolos durante toda la partida. Y cuando termino estuvimos un buen rato discutiendo estrategias. Si un juego tiene algo bueno suele suceder esto.
La verdad es que el final de la partida y las condiciones de victoria fueron el resultado de una interpretación personal mía del parráfo de las reglas que trata esta parte y que - como todo el resto del reglamento - es bastante impreciso. Tuve que hacer bastantes suposiciones e interpretaciones con el reglamento para la partida, pero esta interpretación particular mía es una que creo especialmente acertada y que no pienso cambiar.
Comenzamos el sábado 27 de marzo. No es estrictamente Semana Santa, pero para todo el mundo casi siempre este período ha comenzado en este momento. Quedé en casa de mis viejos con otros 3 jugadores, de los cuales uno fallo una hora antes de la fijada para la reunión. Este que fallo era, a su vez, el reemplazo de otro que me había anunciado su falta de asistencia el día anterior. Tenía esperanzas de jugar al 1856, aunque también había traido el Friedrich. Pero siendo sólo 3 jugadores tanto un juego como el otro se quedaban cojos. Al final echamos una partida de Titan que gané cuando uno de los otros dos jugadores arriesgo innecesariamente su Titan. Naturalmente, lo mate y me lleve con un mogollón de puntos de sus otras legiones del mapa. El jugador que quedaba me otorgó la victoria. Terminamos la tarde jugando a La Cittá. Un eurojuego que me gusta bastante, a decir verdad. Conclusiones de la jornada: ten siempre un plan B (otro juego) por si se te caen jugadores de una quedada, lo cual es bastante habitual por estos lares.
El Jueves Santo, 1 de Abril, fue la culminación de esta Semana Lúdica. Destinando el máximo de esfuerzos para convocar jugadores logre que nos reunieramos 8 personas para una partida de Soldier Kings. Llevaba años sin jugar a este juego que tiene mecanicas muy sencillas y que realmente está a medio hacer en muchas cosas. Eramos mucha gente y tuve que hacer algo de sargento para que la cosa no se desmadrase demasido, como suele suceder con grupos tan grandes. No puedo decir que lo sienta ya que creo que era algo necesario si queríamos terminar la partida y que el juego no derivase en un caos. Logre mi propósito. La partida acabo tras 2 años de tiempo de juego (8 turnos) en 8 horas. Fue divertido. Y he podido sacar un montón de conclusiones de esta experiencia.
El juego necesita ser mejorado, y mucho. Las cartas necesitan una reforma integral que creo que solo puedo conseguir enfundando una baraja de cartas españolas o francesas y cambiando los textos de prácticamente todas las cartas del juego original, escribiendo los nuevos en la baraja cambiada. El mayor problema con las cartas es que se pueden jugar prácticamente en cualquier momento. La consecuencia es el caos en el juego de cartas. En los textos ha de venir específicamente en que momento se puede jugar la carta, y otros cambios. Es mucho curro, y eso unido al esfuerzo que he tenido que hacer para convocar todos los jugadores hacen que no me plantee una partida de esto hasta el año que viene. Y es que el juego se puede quedar desequilibrado si juegan menos de 7 personas, una cantidad de gente que cuesta lo suyo reunir. Otro defecto del que adolece el juego es la posibilidad de mover todas tus unidades en los turnos de otros jugadores con los que estes aliado. Este es uno de esos claros casos - como el de las cartas - en los que dejar demasiada libertad complica más el turno de un jugador y hace el juego mucho más caótico. Hay otros muchos cambios que le vendrían bien a este juego, pero creo que eso ya necesita su entrada aparte.
Lo que más se salva del juego es que, en nuestra partida, ganaron los jugadores activos que se lanzaron a hacer cosas desde el primer momento. Eso me parece estupendo. Ya estoy bastante cansado de juegos en los que jugadores que tortuguean y esperan a hacer tan sólo una jugada en el último momento del último turno consiguen ganar. Lo considero tremendamente injusto. Esto fue algo que hizo que todos estuvieramos trazando planes y ejecutandolos durante toda la partida. Y cuando termino estuvimos un buen rato discutiendo estrategias. Si un juego tiene algo bueno suele suceder esto.
La verdad es que el final de la partida y las condiciones de victoria fueron el resultado de una interpretación personal mía del parráfo de las reglas que trata esta parte y que - como todo el resto del reglamento - es bastante impreciso. Tuve que hacer bastantes suposiciones e interpretaciones con el reglamento para la partida, pero esta interpretación particular mía es una que creo especialmente acertada y que no pienso cambiar.
En Viernes Santo ibamos a jugar una partida de Civilización. Pero una serie de bajas por enfermedad y compromisos varios obligaron a cambiar el plan. El resultado fue una velada de partidas en Madrid que comenzó a las 4 de la tarde y terminó a las 3 de la madrugada. Empezamos con una partida de Titan de 4 jugadores. Hasta ahora el Titan había mostrado ser un buen juego para mí. Es un juego "todoterreno" que se puede jugar casi con cualquier cantidad de participantes entre 3 y 6. Es un poco ñoño, eso es cierto. En esta partida, sin embargo, mostró todos los defectos que temí podía tener cuando decidí comprarlo. Sobre todo en lo que respecta a los combates, que detienen el ritmo del juego y dejan a los demás jugadores esperando sin hacer nada. Además, 3 de los cuatro jugadores (2 de los cuales eran novatas) eran poco amig@s de arriesgarse, y eso prolongaba más la partida. Yo, por mi parte, pagué mi audacia - y mi aburrimiento - siendo el primero en caer... y el único, porque poco tiempo despues decidimos terminar la partida concediendosela a C_M tras unas 4 horas aproximadamente.
Tras eso estuvimos un rato cenando y socializando. Y a esto le siguio una partida de Pandemic, un juego cooperativo que está causando algo de furor en la BGG. Estuvo bien. Es un juego sencillo, rápido, no muy complejo y que tiene cierta "tensión narrativa". No nos resultó demasiado díficil ganar, pero las cosas se pueden poner muy feas de forma repentina. El juego me cayó simpático, lo cual no es fácil para esta categoría, como habreís podido comprobar los que seguís este blog.
En cambio, el juego con el que cerramos la velada, Le Havre, me resultó horripilante. Este es otro juego con mucho éxito en BGG. Pero a mí me ha servido para recordar porque dejé de jugar a juegos de este tipo. Es el típico juego en el que se acumulan puntos como resultado final de una cadena de producción más o menos larga en la que se gastan acciones y recursos de una reserva común disponible para todos los jugadores. Con eso no tenía ningún problema. Lo que si me causo muchos problemas era cumplir los requisitos de alimentación que había que cumplir cada turno. Al final, me encontraba gastando acciones solo en alimentar mientras que los otros dos jugadores se podían permitir efectuar acciones de construcción, etc, que les iban dando puntos. Era una situación bastante angustiosa. Conseguí meterme en esta situación sin intervención de los demás jugadores, porque, como es habitual en estos juegos, cada uno juega por su parte y la interacción realmente era bastante nimia, y se reducía a "fulano se ha metido en tal edificio donde yo quería entrar, o ha tomado la pila de recursos que yo justo iba a robar". De esto ya he hablado varias veces. Lo que realmente hizó de la partida una situación realmente poco agradable fue el verme condenado desde la mitad a una situación sin salida. Me han jurado y perjurado que con más experiencia esto ya no pasa. No niego que sea cierto, pero la verdad es que para esta clase de juego yo me conformo con el Puerto Rico. Es relativamente sencillo, y te limitas a conseguir puntos, sin tener la preocupación añadida de perderlos (como sucede en Le Havre y Agricola por los requisitos de alimentación). Es que son ganas de complicarse la vida. Y cada vez me parece más que cada uno de estos "Colosos de BGG" (por orden de aparición: Caylus, Agricola, y Le Havre) son adquiridos por gente que, simplemente, se han cansado del juego anterior. En resumén, fue una experiencia bastante frustrante y en ocasiones, hasta angustiosa (porque estaba luchando conmigo mismo para evitar perder puntos).
Tras eso estuvimos un rato cenando y socializando. Y a esto le siguio una partida de Pandemic, un juego cooperativo que está causando algo de furor en la BGG. Estuvo bien. Es un juego sencillo, rápido, no muy complejo y que tiene cierta "tensión narrativa". No nos resultó demasiado díficil ganar, pero las cosas se pueden poner muy feas de forma repentina. El juego me cayó simpático, lo cual no es fácil para esta categoría, como habreís podido comprobar los que seguís este blog.
En cambio, el juego con el que cerramos la velada, Le Havre, me resultó horripilante. Este es otro juego con mucho éxito en BGG. Pero a mí me ha servido para recordar porque dejé de jugar a juegos de este tipo. Es el típico juego en el que se acumulan puntos como resultado final de una cadena de producción más o menos larga en la que se gastan acciones y recursos de una reserva común disponible para todos los jugadores. Con eso no tenía ningún problema. Lo que si me causo muchos problemas era cumplir los requisitos de alimentación que había que cumplir cada turno. Al final, me encontraba gastando acciones solo en alimentar mientras que los otros dos jugadores se podían permitir efectuar acciones de construcción, etc, que les iban dando puntos. Era una situación bastante angustiosa. Conseguí meterme en esta situación sin intervención de los demás jugadores, porque, como es habitual en estos juegos, cada uno juega por su parte y la interacción realmente era bastante nimia, y se reducía a "fulano se ha metido en tal edificio donde yo quería entrar, o ha tomado la pila de recursos que yo justo iba a robar". De esto ya he hablado varias veces. Lo que realmente hizó de la partida una situación realmente poco agradable fue el verme condenado desde la mitad a una situación sin salida. Me han jurado y perjurado que con más experiencia esto ya no pasa. No niego que sea cierto, pero la verdad es que para esta clase de juego yo me conformo con el Puerto Rico. Es relativamente sencillo, y te limitas a conseguir puntos, sin tener la preocupación añadida de perderlos (como sucede en Le Havre y Agricola por los requisitos de alimentación). Es que son ganas de complicarse la vida. Y cada vez me parece más que cada uno de estos "Colosos de BGG" (por orden de aparición: Caylus, Agricola, y Le Havre) son adquiridos por gente que, simplemente, se han cansado del juego anterior. En resumén, fue una experiencia bastante frustrante y en ocasiones, hasta angustiosa (porque estaba luchando conmigo mismo para evitar perder puntos).
Esta Semana Lúdica terminó el sábado 3 de abril o Sábado de Resurrección. Pues en los relatos originales Jesucristo debió haber resucitado un Sabbath, o día sagrado judío, hasta que algunos de los primeros cristianos - entre ellos el que conocemos como Saulo de Tarso, o Pablo - decidieron que había grandes perspectivas para el proselitismo adaptando el cuento a una versión más pagana y diferenciandose de la minoría hebrea a la cual habían pertenecido hasta entonces, y entonces le pegaron un empujón al cadáver para que cayera en domingo.
Pero me estoy apartando del tema, porque en esta fecha retornó un clásico: Civilization. Cuando me desperté a eso del mediodía tenía pinta de que iba a ser una triste partida entre 4. Mas cuando la cosa comenzo cinco horas más tarde eramos 6 en la mesa, entre ellos destacaba la aparición estelar de Fishmind, a quién no veía desde hacía 6 meses. La partida salió, gracias a la colaboración de todos, estupendamente. La terminamos justo a tiempo, a eso de las 12 de la noche. Tras 7 horas de juego ininterrumpido que no se hicieron demasiado largas. Gano H., demostrando su experiencia en el juego y la ventajosa y solitaria posición que ocupaban sus Itálicos en Europa. Yo perdí la partida en un momento determinado por un error a la hora de decidir que adelanto comprar en cierto turno. Y es que este ya es, prácticamente, la única clase de error grave que cometo cuando juego a Civilization. Cuando haya conseguido pulirlo imagino que todas las partidas me van a ser iguales y ya no me emocionará tanto el juego.
Tanto Fishmind como otro participante eran novatos en el juego, y a ambos tuve que explicarles por separado como funcionaba el juego. Estoy bastante satisfecho de como me salió, lo cual no es díficil porque es un juego que me tengo muy trillado. Pero hacerlo de nuevo, y por dos veces, me sirvió para repasar mentalmente como funcionaba el juego y darle forma en mi cabeza a una entrada sobre el comercio en Civilization que ya comencé a escribir hace tiempo pero que acabé desechando.
La conclusión más importante de esta semana ha sido el esfuerzo y sinsabores que trae organizar partidas y convocar jugadores para que al final no vengan todos los que tenías pensados en un principio. Esto me sucedió en dos ocasiones, el sábado 27 de marzo y en Viernes Santo, cuando tenía planeada inicialmente la partida de Civilization que finalmente se desarrolló al día siguiente. Ha habido varias razones para ello, como mi subestimación de los compromisos de algunos amigos, o que alguno se pusiese enfermo. Pero lo cierto es que algunos en varias ocasiones me han asegurado con enfásis y entusiasmo su asistencia, sólo para echarse atrás uno o dos días antes por otro compromiso que les había surgido. A mí no me cabe más que preguntarme si no podrían haber previsto ese compromiso en primer lugar y haber dejado su asistencia pendiente, en vez de confirmarme su asistencia prematuramente. Por lo menos así sabría mejor a que atenerme y podría planear mejor e improvisar menos.
Aún así, la Semana Lúdica puede considerarse un éxito. Sobre todo porque al final fue posible celebrar la partida de Soldier Kings entre 8, lo cual era el reto más duro. Celebrar está maratón de juegos ha sido importante dado que, por lo que parece, mi "Campaña de Verano 2010" se va a limitar casi exclusivamente al mes de Julio, en lugar de los dos meses y medio de otros veranos.
Pero me estoy apartando del tema, porque en esta fecha retornó un clásico: Civilization. Cuando me desperté a eso del mediodía tenía pinta de que iba a ser una triste partida entre 4. Mas cuando la cosa comenzo cinco horas más tarde eramos 6 en la mesa, entre ellos destacaba la aparición estelar de Fishmind, a quién no veía desde hacía 6 meses. La partida salió, gracias a la colaboración de todos, estupendamente. La terminamos justo a tiempo, a eso de las 12 de la noche. Tras 7 horas de juego ininterrumpido que no se hicieron demasiado largas. Gano H., demostrando su experiencia en el juego y la ventajosa y solitaria posición que ocupaban sus Itálicos en Europa. Yo perdí la partida en un momento determinado por un error a la hora de decidir que adelanto comprar en cierto turno. Y es que este ya es, prácticamente, la única clase de error grave que cometo cuando juego a Civilization. Cuando haya conseguido pulirlo imagino que todas las partidas me van a ser iguales y ya no me emocionará tanto el juego.
Tanto Fishmind como otro participante eran novatos en el juego, y a ambos tuve que explicarles por separado como funcionaba el juego. Estoy bastante satisfecho de como me salió, lo cual no es díficil porque es un juego que me tengo muy trillado. Pero hacerlo de nuevo, y por dos veces, me sirvió para repasar mentalmente como funcionaba el juego y darle forma en mi cabeza a una entrada sobre el comercio en Civilization que ya comencé a escribir hace tiempo pero que acabé desechando.
La conclusión más importante de esta semana ha sido el esfuerzo y sinsabores que trae organizar partidas y convocar jugadores para que al final no vengan todos los que tenías pensados en un principio. Esto me sucedió en dos ocasiones, el sábado 27 de marzo y en Viernes Santo, cuando tenía planeada inicialmente la partida de Civilization que finalmente se desarrolló al día siguiente. Ha habido varias razones para ello, como mi subestimación de los compromisos de algunos amigos, o que alguno se pusiese enfermo. Pero lo cierto es que algunos en varias ocasiones me han asegurado con enfásis y entusiasmo su asistencia, sólo para echarse atrás uno o dos días antes por otro compromiso que les había surgido. A mí no me cabe más que preguntarme si no podrían haber previsto ese compromiso en primer lugar y haber dejado su asistencia pendiente, en vez de confirmarme su asistencia prematuramente. Por lo menos así sabría mejor a que atenerme y podría planear mejor e improvisar menos.
Aún así, la Semana Lúdica puede considerarse un éxito. Sobre todo porque al final fue posible celebrar la partida de Soldier Kings entre 8, lo cual era el reto más duro. Celebrar está maratón de juegos ha sido importante dado que, por lo que parece, mi "Campaña de Verano 2010" se va a limitar casi exclusivamente al mes de Julio, en lugar de los dos meses y medio de otros veranos.
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