"Why we fight" (por qué luchamos) fue una serie de documentales propagandísticos patrocinados por el gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. La intención de los mismos era movilizar para la guerra a una población que hasta el ataque de Pearl Harbor había sido firmemente reacia a una intervención de su país más allá de aquella parte del mundo que ya controlaba. Estos documentales también fueron mostrados en cines de campaña a las tropas americanas para que, comprendiendo aquello por lo que luchaban, estuviesen más dispuestos a soportar los rigores de la campaña.
No voy a hacer aquí una disgresión erudita sobre estas películas de propaganda. Si las menciono es únicamente porque las recuerdo siempre que pienso por qué prefiero los wargames entre todos los juegos de mesa - y otras muchas formas de ocio - que tenemos a nuestra disposición. "Why we fight" es la pregunta que yo mismo me hago. ¿Por qué lucho?. ¿Por qué me gustan los wargames?.
Cuestionar los propios gustos puede parecer algo rebuscado. Yo soy así. De vez en cuando me gusta realizar algún pequeño ejercicio de introspección. Aunque me han gustado los juegos de guerra desde los 11 años, hubo un período largo de tiempo durante el que apenas jugaba a juegos de guerra, como no fuera en solitario o contra un programa de ordenador. Tenía un grupo de juego con el que mayormente jugaba a eurojuegos y alguna que otra rareza, como el Republic of Rome o Civilization. Los wargames se encontraban aparcados. No entraban dentro de los gustos de este grupo, ni de la mayoría de los grupos que uno se pueda encontrar. A falta de otra cosa, me adapté a las circunstancias y me hice bastante fan de los eurojuegos.
Con el tiempo, fuí conociendo cada vez más grupos de jugadores. Los eurojuegos continuaban siendo su forma de entretenimiento predominante. Sin embargo, dentro de cada grupo había siempre alguno que estaba dispuesto a probar algo nuevo, o que había comenzado con wargames (la mayoría, de la casa NAC) y luego lo había tenido que dejar por falta de contrincantes, tiempo, un lugar, o todo a la vez. Jugar a eurojuegos todos juntos era divertido. Pero estos pocos individuos y yo teníamos una inquietud. Y con el tiempo nos ha sido posible formar un grupo de jugadores, y para mí es posible jugar a wargames regularmente.
Hubiera sido más fácil seguir jugando a eurojuegos. Las sesiones son más cortas, las reglas más sencillas, casi todos son multijugadores, y por todo ello es mucho más fácil encontrar gente con la que compartir afición. ¡Incluso mujeres!. Al reflexionar sobre esto me es inevitable preguntarme (una vez más) ¿por qué me empeño en jugar a wargames?. ¿Qué es lo que tienen?.
Para mí suponen un reto intelectual. Emoción en mi vida monótona. Mucho más reto y emoción que la mayoría de los eurojuegos, sino todos ellos. No es por la mayor complejidad de las reglas, pues hay wargames con reglas sencillas más divertidos que algunos de los más complejos. Ni es por la mayor duración de tiempo de partida que normalmente tiene un wargame. La verdad es que si las partidas tuviesen menor duración, me sería más sencillo montar más partidas y podría jugar más. La ambientación bélica e histórica contribuye bastante a hacer atractivos los juegos de guerra, pero hay juegos como el Junta, el Civilization, o el 1856 con temática no bélica o histórica que me apasionan y divierten.
Muchas conversaciones con amigos y compañeros de juego han hecho falta para darme cuenta de la razón final por la que juego a los juegos de guerra: es la interacción entre jugadores.
No es que no haya interacción en los eurojuegos o en otros juegos que he mencionado, como el Civilization. Sin embargo, en los wargames esa interacción se da siempre. Es la esencia del conflicto. Algo que de lo que los eurojuegos pueden prescindir, como demuestra la falta de interacción que hay entre los más exitosos como Dominion, Puerto Rico, Caylus o Agricola.
Y aún más. La interacción que uno encuentra en los juegos de guerra es de un tipo muy especial. Y es que la base de todo juego de guerra consiste en llevar a cabo los planes propios estorbando a la vez los del enemigo. En esto consiste el conflicto.
Casi todos los eurojuegos se basan en un modelo económico en el cual cada jugador intenta maximizar sus resultados, y toma decisiones para lograr está maximización. En muchos casos, tomar una decisión meramente para perjudicar a un contrincante es contraproducente puesto que no se maximizan resultados. Con ello al final se pierde la partida. La interacción existe, pero no es el eje central del juego.
Los wargames también contienen un modelo económico, en el sentido de que es preciso economizar fuerzas, recursos, y obtener el maximo resultado de ellos. Pero la influencia mutua y constante de los planes de los contendientes obliga además a tener en cuenta los planes del contrario y en desviar recursos - justo los necesarios, pues hay que hacer economía - para impedir que se lleven a cabo. En este sentido, los juegos de guerra ofrecen más que cualquier eurojuego, siempre.
Lo proclamo aquí y ahora: los juegos de guerra son superiores a los eurojuegos.
Sencillamente, aportan más.
Las razones que he expuesto me parecen tan convincentes como para pensar que el recorrido de cualquier persona aficionada a los juegos de mesa le va a llevar inexorablemente a los juegos de guerra como destino final. Sucede, pero que esto no sea así para la gran mayoría de jugadores se debe sobre todo a la accesibilidad de los eurojuegos. Esto quiere decir que son más fáciles de jugar y no que sean mejores. Dos cosas que muchos fans del gilijuego confunden.
Cuestión de gustos, se podrá decir también con bastante razón. Y es que si haciendo uso de la lógica los wargames son mejores que los eurojuegos, el predominio de estos se ha de deber también a la personalidad de aquellos que juegan. A elementos no racionales, emocionales.
Yo jamás intentaría imponer mi lógica, por bien fundada que estuviera, a los gustos de otras personas. No pretendo hacer eso con este post. Mi única intención ha sido mostrar argumentos racionales y lógicos a favor de un hobby minoritario. Tal vez así consiga que más eurojugadores se animen y den el salto a un nivel superior en sus aficiones. Hasta que no lo hagan no sabrán lo que se están perdiendo.
Pero al final, que cada uno siga sus gustos. En el fondo yo hago lo mismo al jugar a wargames. ¿Por qué lucho?. Porque me gusta.
No voy a hacer aquí una disgresión erudita sobre estas películas de propaganda. Si las menciono es únicamente porque las recuerdo siempre que pienso por qué prefiero los wargames entre todos los juegos de mesa - y otras muchas formas de ocio - que tenemos a nuestra disposición. "Why we fight" es la pregunta que yo mismo me hago. ¿Por qué lucho?. ¿Por qué me gustan los wargames?.
Cuestionar los propios gustos puede parecer algo rebuscado. Yo soy así. De vez en cuando me gusta realizar algún pequeño ejercicio de introspección. Aunque me han gustado los juegos de guerra desde los 11 años, hubo un período largo de tiempo durante el que apenas jugaba a juegos de guerra, como no fuera en solitario o contra un programa de ordenador. Tenía un grupo de juego con el que mayormente jugaba a eurojuegos y alguna que otra rareza, como el Republic of Rome o Civilization. Los wargames se encontraban aparcados. No entraban dentro de los gustos de este grupo, ni de la mayoría de los grupos que uno se pueda encontrar. A falta de otra cosa, me adapté a las circunstancias y me hice bastante fan de los eurojuegos.
Con el tiempo, fuí conociendo cada vez más grupos de jugadores. Los eurojuegos continuaban siendo su forma de entretenimiento predominante. Sin embargo, dentro de cada grupo había siempre alguno que estaba dispuesto a probar algo nuevo, o que había comenzado con wargames (la mayoría, de la casa NAC) y luego lo había tenido que dejar por falta de contrincantes, tiempo, un lugar, o todo a la vez. Jugar a eurojuegos todos juntos era divertido. Pero estos pocos individuos y yo teníamos una inquietud. Y con el tiempo nos ha sido posible formar un grupo de jugadores, y para mí es posible jugar a wargames regularmente.
Hubiera sido más fácil seguir jugando a eurojuegos. Las sesiones son más cortas, las reglas más sencillas, casi todos son multijugadores, y por todo ello es mucho más fácil encontrar gente con la que compartir afición. ¡Incluso mujeres!. Al reflexionar sobre esto me es inevitable preguntarme (una vez más) ¿por qué me empeño en jugar a wargames?. ¿Qué es lo que tienen?.
Para mí suponen un reto intelectual. Emoción en mi vida monótona. Mucho más reto y emoción que la mayoría de los eurojuegos, sino todos ellos. No es por la mayor complejidad de las reglas, pues hay wargames con reglas sencillas más divertidos que algunos de los más complejos. Ni es por la mayor duración de tiempo de partida que normalmente tiene un wargame. La verdad es que si las partidas tuviesen menor duración, me sería más sencillo montar más partidas y podría jugar más. La ambientación bélica e histórica contribuye bastante a hacer atractivos los juegos de guerra, pero hay juegos como el Junta, el Civilization, o el 1856 con temática no bélica o histórica que me apasionan y divierten.
Muchas conversaciones con amigos y compañeros de juego han hecho falta para darme cuenta de la razón final por la que juego a los juegos de guerra: es la interacción entre jugadores.
No es que no haya interacción en los eurojuegos o en otros juegos que he mencionado, como el Civilization. Sin embargo, en los wargames esa interacción se da siempre. Es la esencia del conflicto. Algo que de lo que los eurojuegos pueden prescindir, como demuestra la falta de interacción que hay entre los más exitosos como Dominion, Puerto Rico, Caylus o Agricola.
Y aún más. La interacción que uno encuentra en los juegos de guerra es de un tipo muy especial. Y es que la base de todo juego de guerra consiste en llevar a cabo los planes propios estorbando a la vez los del enemigo. En esto consiste el conflicto.
Casi todos los eurojuegos se basan en un modelo económico en el cual cada jugador intenta maximizar sus resultados, y toma decisiones para lograr está maximización. En muchos casos, tomar una decisión meramente para perjudicar a un contrincante es contraproducente puesto que no se maximizan resultados. Con ello al final se pierde la partida. La interacción existe, pero no es el eje central del juego.
Los wargames también contienen un modelo económico, en el sentido de que es preciso economizar fuerzas, recursos, y obtener el maximo resultado de ellos. Pero la influencia mutua y constante de los planes de los contendientes obliga además a tener en cuenta los planes del contrario y en desviar recursos - justo los necesarios, pues hay que hacer economía - para impedir que se lleven a cabo. En este sentido, los juegos de guerra ofrecen más que cualquier eurojuego, siempre.
Lo proclamo aquí y ahora: los juegos de guerra son superiores a los eurojuegos.
Sencillamente, aportan más.
Las razones que he expuesto me parecen tan convincentes como para pensar que el recorrido de cualquier persona aficionada a los juegos de mesa le va a llevar inexorablemente a los juegos de guerra como destino final. Sucede, pero que esto no sea así para la gran mayoría de jugadores se debe sobre todo a la accesibilidad de los eurojuegos. Esto quiere decir que son más fáciles de jugar y no que sean mejores. Dos cosas que muchos fans del gilijuego confunden.
Cuestión de gustos, se podrá decir también con bastante razón. Y es que si haciendo uso de la lógica los wargames son mejores que los eurojuegos, el predominio de estos se ha de deber también a la personalidad de aquellos que juegan. A elementos no racionales, emocionales.
Yo jamás intentaría imponer mi lógica, por bien fundada que estuviera, a los gustos de otras personas. No pretendo hacer eso con este post. Mi única intención ha sido mostrar argumentos racionales y lógicos a favor de un hobby minoritario. Tal vez así consiga que más eurojugadores se animen y den el salto a un nivel superior en sus aficiones. Hasta que no lo hagan no sabrán lo que se están perdiendo.
Pero al final, que cada uno siga sus gustos. En el fondo yo hago lo mismo al jugar a wargames. ¿Por qué lucho?. Porque me gusta.
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