sábado, 23 de enero de 2016

Porque las mujeres no juegan a la guerra.

Hace poco, unos visitantes al Club Dragón preguntaban acerca de la participación femenina en aquel entorno de predominante recreación bélica. La respuesta es que no las había. Lo cual no es del todo cierto. Haberlas, lo que es haberlas, haylas. Pero lo mismo que las proverbiales "meigas", son seres más mitológicos que otra cosa, y de fugaz aparición.

¿A qué se puede deber esto?. Se me han ocurrido tres responsables principales:

I. Los juegos de guerra. Reconozcámoslo. Los juegos de guerra no le gustan a casi nadie. Requieren tiempo, espacio, leerse reglamentos complicados. Y cuando no son muy largos, ni ocupan mucho espacio, ni las reglas son muy complicadas - que también hay juegos de guerra así - tienen otras desventajas respecto a otros juegos. Principalmente que no favorecen demasiado la sociabilidad porque muchos son juegos para dos personas, y la recreación de actos violentos está en el centro de todo lo que es jugar a wargames. Esto no sólo le resulta desagradable a las mujeres, a no pocos hombres también.

II. Las mujeres. En una ocasión, una pareja de amigos me preguntaron cuales eran mis aficiones, con vistas a encontrarme pareja con gustos afines. Cuando les dije que me gustaba mucho la historia la mujer soltó una exclamación que daba a entender que lo mío era un caso perdido. Aunque se ha avanzado mucho en la igualdad de sexos, procedemos de unas sociedades en las que durante milenios hemos sido los hombres los que hemos marcado las pautas, y eso aún se nota en las expectativas que la sociedad tiene sobre las mujeres y que las motiva más a unas cosas que a otras, el papel que desempeñan en las familias y el reparto de la carga de trabajo dentro de estas...  No me corresponde a mí juzgar si esto es justo o no. Ni tampoco aspiro a una revolución que cambie todo. Me limito a constatar el hecho de que socialmente se espera que a las mujeres les gusten ciertas cosas, y que a una mujer le debe costar mucho en ocasiones romper con dichos gustos y la imagen de la mujer que generan. Esto sucede cada vez menos, pero todavía sucede.
III. Los hombres. ¿Cómo se sentirá una mujer que entra en una sala de juegos en las que únicamente hay hombres?. Conociendo a los que estamos en este "hobby", estoy seguro que sería tratada con respeto. Pero a lo mejor eso no podría evitar que se sintiese incómoda. Por un lado está la consideración social de la que he hablado más arriba, pero también me he preguntado hasta que punto no estaríamos los hombres tan acostumbrados a nuestro coto reservado que, de manera más o menos inadvertida, provocaríamos alguna situación incómoda, o reprodujésemos roles tradicionales de dominación. La verdad es que hay tíos muy huraños en esto de los juegos de guerra. No puedo decir nada concreto sobre las barreras que los propios hombres establecemos y que impiden que las mujeres se interesen por los juegos de guerra. Sólo sospecho que están ahí. Para saber en qué consisten haría falta que una mujer contase la experiencia desde su punto de vista.

Nada de esto es insalvable. Para el primer punto hay juegos de guerra que no tienen unos requisitos de entrada - reglas y tiempo - tan altos como los clásicos de hexágono y ficha de cartón y que aún así generan partidas interesantes. En lo que se refiere a las mujeres y la sociedad, ellas ya han accedido a otros dominios reservados al hombre, como el del servicio militar profesional. Y respecto al tercero... hace falta hablar con ellas. La mayoría de mis compañeros de afición son hombres casados, lo cual demuestra que, por rara y marginal que sea nuestro hobby, un aficionado al wargame no es necesariamente un misógino.

¿Se vería beneficiado el mundo de los juegos de guerra por una mayor participación femenina?. En conjunto, creo que sí. Que una mayor participación de mujeres vaya a aportar algo nuevo es algo que no puedo asegurar. Tampoco está garantizado un incremento grande de jugadores, ni siquiera estamos seguros de que algo así sea deseable. De lo que estoy convencido es que tener a más mujeres jugando a la guerra hará de este pasatiempo algo que socialmente sea más aceptado, y esto puede llegar a ser clave si se quiere encontrar una generación nueva a quien "pasar la antorcha" y evitar que los juegos de guerra se vayan muriendo lentamente con la muerte de aquellos que los juegan.

2 comentarios:

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  2. Yo también le he dado vueltas al tema (http://clubdeestrategia.blogspot.com.es/2013/05/los-wargames-y-el-brandy.html) y no tengo muy claro porqué. Las mujeres que juegan a wargames o que los diseñan son anecdóticas.
    No creo que sea porque la guerra o el conflicto no le interesa al género femenino. HAy mujeres jueces, policías, políticos o militares. Estas barreras ya las han superado antes las mujeres y han entrado en ellas no sin esfuerzo, pero sí con tenacidad. Sin embargo, los wargames... Parecen que carecen de interés.
    Además hay que preguntarse porqué esto sucede a nivel global. En esta afición de origen anglosajón tampoco hay mujeres wargameras en otras sociedades más avanzadas e igualitarias. En ningún lado las mujeres tienen un papel que vaya más allá de lo anecdótico. O sea... No es exclusivo de nuestra sociedad, si no más bien de nuestra afición.
    YA se sabe: Al final los wargames, el brandy y la próstata son cosas de hombres.

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