Como ya es habitual desde hace unos años, a comienzos de octubre he viajado una vez más a Berlin para tomar parte en el Campeonato Mundial de Friedrich. De entre mis amigos también asistían C_M, Ringard, y Friki.
Hemos repetido localización en un pequeño y hermoso palacete del siglo XVIII cuyos extensos jardines conforman lo que es hoy uno de los zoos de la capital germana. Así que entre partida y partida uno podía salir a pasear un rato y quedarse mirando la jaula de los bonobos los pelícanos en el estanque. No incluyo fotos del lugar porque eso ya lo hice el año pasado.
Una cosa que si ha cambiado respecto al año pasado, y a mejor, es que la asociación encargada de la gestión del palacete ha tenido a bien servirnos comida - pagando, por supuesto - lo que me ha ahorrado las carreras que el año pasado me pegue hacía el restaurante de kebabs cercano. La verdad es que se han portado muy bien y hemos estado muy bien atendidos.
Volviendo a la rutina, paso a hacer una descripción de mis 4 partidas clasificatorias en el campeonato.
Se va el sueco, se va por el barranquillo.
En la mesa teníamos como prusiano a un novato Kstn. que había venido con sus 4 amigos desde la localidad alemana de Celle. A su izquierda con los rusos tenía a un veterano Manni que ha sido campeón en dos ocasiones. A su derecha estaba yo con los franceses, y delante tenía a Ctph. llevando a los austríacos.
En el turno 2 los generales prusianos P3 y P6 estaban sentados sobre Magdeburgo - mi último objetivo por conquistar - y no se movieron de allí en toda la partida aunque el reino de Prusia se estuviera cayendo a su alrededor. Por eso me tome las cosas con calma y procedí meticulosamente contra los hannoverianos, que combatieron efectivamente retirándose poco a poco y manteniéndose en el tablero.
Los austríacos se toparon al poco tiempo con una torre de prusianos centrada en Breslau, y entonces no supieron que hacer. Su propia torre de 3 generales se deshizo para que las piezas individuales que lo componían se dedicasen a contemporizar tomando todos los objetivos que pillaron sueltos al rededor del sector de picas de Silesia. Austria estaba bastante bloqueada y no se podía esperar mucha ayuda de su lado.
Rusia se topo con una resistencia tenaz en Prusia Oriental centrada alrededor de Königsberg. Eso está en el sector de corazones, así que tenía mis esperanzas de que el ruso y el prusiano se desgastasen mutuamente en ese palo y así poder beneficiarme yo en Magdeburgo cuando me llegase el momento de atacar.
Pero esa oportunidad no se produjo porque a cambio de resistir en Prusia Oriental, nuestro prusiano le cedió terreno al ruso sin luchar en el resto de zonas. Mientras defendiese Königsberg el ruso estaba controlado, pero no así el sueco, cuyo general conquistaba todos sus objetivos primarios sin que hubiese un sólo general prusiano ni siquiera cerca.
Y ahí estaba yo, viendo como el sueco se iba con la victoria sin pegar un sólo disparo, y sin poder hacer ni decir nada.
Para enmendar el error la primera carta del destino que salió en el turno 6 fue precisamente "Elisabeth", justo cuando los suecos estaban sentados sobre su último objetivo primario - Kammin - que terminó de conquistar en el turno 7.
Y ahí estaba yo, viendo como el sueco se iba con la victoria sin pegar un sólo disparo, y sin poder hacer ni decir nada.
El sueco a dos turnos de una victoria automática (mediando la mala salud de Elisabeth). |
Para enmendar el error la primera carta del destino que salió en el turno 6 fue precisamente "Elisabeth", justo cuando los suecos estaban sentados sobre su último objetivo primario - Kammin - que terminó de conquistar en el turno 7.
Lo peor para mí de todo esto es que yo había tenido que avanzar despacio y el súbito final me sorprendió con sólo 5 objetivos conquistados de 10 posibles, lo que es una cifra muy baja.
Paseo militar.
En la mañana del sábado 3 de octubre me tocaba jugar con Prusia. Me encontraba bien descansado y nada desanimado por el descalabro del día anterior. Me senté en la mesa con buena disposición. A mi izquierda con los rusos tenía a Ad., un muniqués que se estrenaba en el campeonato pero que tenía cierta experiencia con el juego. A mi derecha con Francia estaba Peter, finalista del año anterior y de otras ediciones y que es un jugador bastante capaz. Delante mío tenía a Chr., un nuevo que no tenía mucha experiencia de juego.
Yo he jugado algunas de mis más difíciles partidas de Prusia en este campeonato. Esta, en cambio, fue un paseo para mí. Un motivo para ello fue que Rusia abandonó la partida en el turno 9, lo que me quitó bastantes problemas de encima.
Pero a quien más tengo que agradecer mi victoria es a Chr. y los austríacos. En general fue bastante dubitativo y demoró el ataque en unas cuantas ocasiones, lo que me dio tiempo para acumular cartas. Tras amagar unas cuantas rondas me decidí por defender en Breslau y concentre allí una torre triple. Para completar esa estrategia envié a P2 (Winterfeldt) con un tren de suministros a aporrear al pobre ejército imperial unas cuantas veces y colarse por Bohemia hasta que lo eliminaron hacía el final de la partida, que llegó en el turno 23. Con mi victoria, por supuesto.
Peter jugo muy bien con los franceses. Evitó que formase una triángulo defensivo con un general hannoveriano en el sur y me fue empujando metódicamente hacía el norte. Tenía algo de peligro por su lado, pero sin la ayuda de otros jugadores él podía hacer poco y lo tuve bastante controlado a pesar de todo.
Se va el sueco, se va por el barranquillo. Toma 2.
Habiendo dejado detrás mía lo que se supone que es el momento más difícil del campeonato - la partida con Prusia - el sábado por la tarde me senté relajadamente para jugar como Rusia en otra partida más.
En el trono prusiano se sentaba otro de los de Celle con bastante canguelo. No era para menos. Yo tengo una buena reputación, pero el que hacía de austríaco no era otro que Anton, el doble campeón del CAFE, campeón mundial en una ocasión, y finalista en otras varias. Como francés jugaba Ald., que es un veterano de este campeonato y llego a la final el el de York de este año.
La situación prusiana comenzó a derrumbarse bastante rápido. Sajonia fue conquistada rápidamente y las hordas austríacas comenzaron a reunirse alrededor de los últimos objetivos en Silesia para cuando la partida llegó a un final abrupto. En el oeste Ald. luchaba agresivamente todos los combates con Hannover y se hizo con 8 objetivos al llegar ese apresurado final.
En mi lado un contraataque en Prusia Oriental fue repelido en el turno 2 con la destrucción de Lehwaldt (P8). En el mismo turno una torre rusa atacó con 12 tropas a un Dohna (P7) flojo - tenía 4 tropas - y le obligo a retirarse. Para cuando los suecos atacaron a Heinrich (P3) también en el turno 2, el hermano de Federico el Grande prefirió retirarse sin luchar y dejar que Malchin cayera en manos suecas.
De ahí en adelante mis ataques fueron constantes, llevándome de paso alguna bandera aquí y allá. Las batallas decisivas tuvieron lugar en el turno 5 alrededor de Woldenberg en la frontera entre corazones y tréboles. Mt. - nuestro amigo de Celle - aceptó unos cuantos combates en esa frontera justo cuando los franceses se estaban aproximando a Magdeburgo y al final optó por retirarse. Ello le dio vía libre al general sueco para tomar los últimos objetivos primarios con la suerte de que al final del turno 7 la zarina pasó a mejor vida y yo me alcé con una victoria súbita y bastante regalada.
Esperando un suspiro.
El domingo por la mañana me tocaba jugar como Austria. Con la jornada más densa detrás mía y habiendo dormido bastante bien, me encontraba de buen humor y relajado. Enfrente mía jugando con Prusia se sentaba Mce. un holandés bastante afable y viejo conocido de varios encuentros. A mi derecha con Rusia tenía a Mark, el americano, que tomo parte en la final del CAFE de este año. A mi izquierda con Francia estaba jugando con N., un novato en el torneo.
Para su desgracia, la veteranía en los torneos de Mce. no ha ido acompañada de muchas oportunidades de jugar entre campeonato y campeonato, y eso se nota en su juego con Prusia. En mi lado del mapa intento unir una torre triple y llevarla a Sajonia. Pero la intercepté en el sector de tréboles que hay entre Silesia y Sajonia con dos 12 de trébol en mi mano y su retirada le empujo a Silesia. Aguantó allí el tiempo suficiente como para que yo conquistase Radeberg y Kamenz en Sajonia, y juntase otra torre de 3 generales en Silesia a tiro de la suya. Momento en el que decidió irse de allí con el grueso de sus fuerzas e intentar regresar a Sajonia. Ello me sirvió para conquistar los objetivos primarios que me quedaban en Silesia, hasta que sólo me quedaba por tomar el secundario de Muskau en la frontera entre Sajonia y Prusia.
El resto de frentes no habían estado inactivos. Débil en tréboles, Prusia se replegó desde Neumark hasta Küstrin. En el sector de corazones. Ello le obligó a defenderse de Francia con picas. Por un momento pareció que el nuevo se iba a llevar la partida. Los hannoverianos se habían ido a cazar a los suecos, y ello permitió concentrar toda la fuerza de Francia contra un único general prusiano. Tras varias rondas angustiosas para Prusia, al final quien había robado más cartas del palo adecuado fue Prusia, y el francés quedó atascado a falta de tomar Halberstadt.
Rusia logró tomar todos sus objetivos salvo Küstrin. A esas alturas yo estaba simplemente aguardando a que la zarina exhalase su último suspiro, o que Francia perdiese la última de sus colonias (la carta de América ya había aparecido), lo que me hubiera dado la victoria automática. Hasta entonces no me importaba dejar a Prusia viva unos turnos más. Tampoco me interesaba porque no estaba seguro de tener más tréboles que mi adversario quien, a fin de cuentas, no había sufrido aún ninguna reducción de subsidios.
Era un plan a prueba de bombas, salvo por el hecho de que dependía de la capacidad de Mce. para resistir a mis dos aliados. Por desgracia para mí, Mce. se equivocó contando la distancia que le quedaba desde su último defensor hasta Küstrin, y acepto una retirada demasiado pronto cuando tenía que haber aceptado una batalla hasta el final. Rusia se llevó su último objetivo, la victoria, y con ella Mark logró llegar a la final.
La Final.
Junto con Mark, llegaron a la final Manni y C.B., estos dos alemanes (berlinés y bávaro, respectivamente) ya habían tomado parte en varias finales previamente. Manni incluso ha sido dos veces campeón. Pero lo mejor para mí era el estreno de la final.
Ringard firmó su mejor campeonato este año con tres victorias en las rondas de clasificación. Un logró notable cuando hace 5 años se estrenó con el premio al último clasificado. Con ello ha constituido la guinda al buen desempeño que, en general, hemos tenido los jugadores de España en este Campeonato. C_M también se alzó con dos victorias y Friki con una.
Hay un informe de la final (en inglés) en la BGG. Yo seré mucho menos extenso.
Ha sido, probablemente, la mejor final en años, sino la mejor en toda la historia del campeonato. Algunas cosas funcionaron a favor de Prusia, como que los recortes en subsidios tardaron en aparecer, y que el juego ruso tuvo algunos notables errores. De hecho, sólo por eso podría haber sido una partida nada destacable con una cómoda victoria prusiana. Pero menos mal que Ringard estaba allí con las fuerzas austríacas para levantar el juego y hacer de aquello un encuentro equilibrado y emocionante hasta el final.
Ayudó mucho a Francia, desgastando a Prusia en corazones como un maníaco hasta que tuvo que ceder Magdeburgo y Halberstadt a los gabachos conducidos por Manni. A él esto luego no le sirvió de mucha ayuda porque después Hannover le consiguió separar las fuerzas mediante un triángulo defensivo.
El grueso de la lucha se concentró en Sajonia, aunque Ringard tardó unos cuantos turnos en poder concentrar sus fuerzas allí. Silesia, en cambio, fue limpiada rápidamente de prusianos. Desafortunadamente para Austria, un incursor prusiano logró colarse por allí, liberar uno de los objetivos, y mantener la atención de un general austríaco con 8 puntos de tropa hasta el final de la partida.
Se oye tal vez como que la victoria prusiana fue fácil, pero no fue así en absoluto. El mazo de cartas de C.B. se evaporaba y hacía cada vez más pequeño, pero siempre parecía tener la carta adecuada para hacer una retirada por la mínima y mantenerse en el terreno una ronda más. Cuando después de cinco horas y media de partida terminó por hacerse con la victoria y el trofeo del campeón, el acuerdo era unánime: se lo merecía.
Esperando un suspiro.
El domingo por la mañana me tocaba jugar como Austria. Con la jornada más densa detrás mía y habiendo dormido bastante bien, me encontraba de buen humor y relajado. Enfrente mía jugando con Prusia se sentaba Mce. un holandés bastante afable y viejo conocido de varios encuentros. A mi derecha con Rusia tenía a Mark, el americano, que tomo parte en la final del CAFE de este año. A mi izquierda con Francia estaba jugando con N., un novato en el torneo.
Para su desgracia, la veteranía en los torneos de Mce. no ha ido acompañada de muchas oportunidades de jugar entre campeonato y campeonato, y eso se nota en su juego con Prusia. En mi lado del mapa intento unir una torre triple y llevarla a Sajonia. Pero la intercepté en el sector de tréboles que hay entre Silesia y Sajonia con dos 12 de trébol en mi mano y su retirada le empujo a Silesia. Aguantó allí el tiempo suficiente como para que yo conquistase Radeberg y Kamenz en Sajonia, y juntase otra torre de 3 generales en Silesia a tiro de la suya. Momento en el que decidió irse de allí con el grueso de sus fuerzas e intentar regresar a Sajonia. Ello me sirvió para conquistar los objetivos primarios que me quedaban en Silesia, hasta que sólo me quedaba por tomar el secundario de Muskau en la frontera entre Sajonia y Prusia.
El resto de frentes no habían estado inactivos. Débil en tréboles, Prusia se replegó desde Neumark hasta Küstrin. En el sector de corazones. Ello le obligó a defenderse de Francia con picas. Por un momento pareció que el nuevo se iba a llevar la partida. Los hannoverianos se habían ido a cazar a los suecos, y ello permitió concentrar toda la fuerza de Francia contra un único general prusiano. Tras varias rondas angustiosas para Prusia, al final quien había robado más cartas del palo adecuado fue Prusia, y el francés quedó atascado a falta de tomar Halberstadt.
Rusia logró tomar todos sus objetivos salvo Küstrin. A esas alturas yo estaba simplemente aguardando a que la zarina exhalase su último suspiro, o que Francia perdiese la última de sus colonias (la carta de América ya había aparecido), lo que me hubiera dado la victoria automática. Hasta entonces no me importaba dejar a Prusia viva unos turnos más. Tampoco me interesaba porque no estaba seguro de tener más tréboles que mi adversario quien, a fin de cuentas, no había sufrido aún ninguna reducción de subsidios.
Era un plan a prueba de bombas, salvo por el hecho de que dependía de la capacidad de Mce. para resistir a mis dos aliados. Por desgracia para mí, Mce. se equivocó contando la distancia que le quedaba desde su último defensor hasta Küstrin, y acepto una retirada demasiado pronto cuando tenía que haber aceptado una batalla hasta el final. Rusia se llevó su último objetivo, la victoria, y con ella Mark logró llegar a la final.
La Final.
Junto con Mark, llegaron a la final Manni y C.B., estos dos alemanes (berlinés y bávaro, respectivamente) ya habían tomado parte en varias finales previamente. Manni incluso ha sido dos veces campeón. Pero lo mejor para mí era el estreno de la final.
Ringard firmó su mejor campeonato este año con tres victorias en las rondas de clasificación. Un logró notable cuando hace 5 años se estrenó con el premio al último clasificado. Con ello ha constituido la guinda al buen desempeño que, en general, hemos tenido los jugadores de España en este Campeonato. C_M también se alzó con dos victorias y Friki con una.
Hay un informe de la final (en inglés) en la BGG. Yo seré mucho menos extenso.
Ha sido, probablemente, la mejor final en años, sino la mejor en toda la historia del campeonato. Algunas cosas funcionaron a favor de Prusia, como que los recortes en subsidios tardaron en aparecer, y que el juego ruso tuvo algunos notables errores. De hecho, sólo por eso podría haber sido una partida nada destacable con una cómoda victoria prusiana. Pero menos mal que Ringard estaba allí con las fuerzas austríacas para levantar el juego y hacer de aquello un encuentro equilibrado y emocionante hasta el final.
Ayudó mucho a Francia, desgastando a Prusia en corazones como un maníaco hasta que tuvo que ceder Magdeburgo y Halberstadt a los gabachos conducidos por Manni. A él esto luego no le sirvió de mucha ayuda porque después Hannover le consiguió separar las fuerzas mediante un triángulo defensivo.
El grueso de la lucha se concentró en Sajonia, aunque Ringard tardó unos cuantos turnos en poder concentrar sus fuerzas allí. Silesia, en cambio, fue limpiada rápidamente de prusianos. Desafortunadamente para Austria, un incursor prusiano logró colarse por allí, liberar uno de los objetivos, y mantener la atención de un general austríaco con 8 puntos de tropa hasta el final de la partida.
Se oye tal vez como que la victoria prusiana fue fácil, pero no fue así en absoluto. El mazo de cartas de C.B. se evaporaba y hacía cada vez más pequeño, pero siempre parecía tener la carta adecuada para hacer una retirada por la mínima y mantenerse en el terreno una ronda más. Cuando después de cinco horas y media de partida terminó por hacerse con la victoria y el trofeo del campeón, el acuerdo era unánime: se lo merecía.
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Hace cuatro años emprendí viaje hacía mi primer campeonato de Berlin con cierto espíritu de aventura. Nunca se me había ocurrido viajar lejos a jugar juegos de mesa. Con lo que ya tenía en casa estaba servido. Pero me dije "por probar una vez...".
Si he vuelto tres veces más desde entonces (y pienso seguir haciéndolo) al final no es tanto por el juego - que me gusta bastante - sino por la gente. Realmente me lo he pasado bien en estos encuentros, conociendo a gente de lo más variopinta con la que, sin embargo, comparto cosas en común.
Este año han brillado con luz propia cuatro novatos procedentes de la pequeña ciudad germana de Celle. El viernes 2 de octubre se estrenaron en el campeonato vestidos con camisetas personalizadas que se habían hecho preparar específicamente para la ocasión. Jugaron con entusiasmo y aunque les dieron bastante fuerte - en el tablero, se entiende - no se desanimaron y han manifestado ganas de regresar el año que viene con más ánimos. Con gente así, es un placer seguir viniendo a estos eventos.
Así se viene a un campeonato: ¡como los putos amos!. |
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