domingo, 28 de septiembre de 2014

Dos caminos

Este viernes he jugado por primera vez a Tzolkin. Uno de los juegos de moda que se publicaron más o menos al mismo tiempo que el Terra Mystica.

En lo que a mi concierne, no fue un estreno afortunado. Ello se debió a tres motivos.

  1. No soy un gran fan de los juegos de "colocación de trabajadores". En mi opinión, la interacción entre jugadores en ellos se reduce a taparle a otro jugador el recurso/acción/loquesea que el otro también querría ocupar. Por lo demás, estos juegos consisten en construir la máquina de producción de - primero - recursos  y - después - puntos que ya he visto tantas y tantas veces.
  2. Si algo distingue a Tzolkin de los muevecubos que le antecedían es - lo mismo que Terra Mystica - en la complejidad del sistema productivo, que tiene cada vez mayor variedad de recursos/acciones/edificios/loquesean y que están interrelacionados por mecanismos - en el caso de Tzolkin, las ruedas - cada vez más complejos. Aunque la sencillez de las reglas se mantiene - ¡menos mal! - el sistema resultante de todas estos componentes es tan complejo (más apropiado el termino en inglés convoluted) que la decisión correcta ya no resulta evidente para alguien que  juega por vez primera, generando una experiencia de juego desagradable porque tiene que aguantarse hasta el final de la partida cuando no tarda en darse cuenta de que es imposible no ya ganar, sino intentar no quedar último, por algo que hizo mal en la segunda o tercera rondas. En el caso que nos ocupa, me lancé a generar trabajadores de la reserva porque tener más trabajadores siempre es bueno. Pensaba que con tantos trabajadores no tendría problemas para cosechar maíz para alimentarlos, pero la rueda del maíz estaba siempre tan atestada por los trabajadores de otros que me vi atrapado en la situación de hacer acciones sólo para alimentarlos, sin hacer puntos, y al final no podía alimentar ni uno sólo.
  3. La partida duró casi dos horas y media. Si. Lo he escrito bien. Dos horas y media, o 150 minutos si lo queréis de otro modo. Esto se debió exclusivamente  a uno de los jugadores, del cuál ya he hablado antes en este blog. Esta persona se tomaba un tiempo muuuuuy largo para hacer su turno. En un momento de la partida le ví haciendo giros con la muñeca mientras musitaba algo inaudible, evidentemente contando giros de las ruedas. Los otros tres nos poníamos a charlar entre nosotros cuando le tocaba su turno, pero tras un rato nos volvíamos hacía él y le decíamos que ya bastaba, que hiciese su jugada de una vez, etc. Y así una y otra vez. Francamente, los puntos 1. y 2. son algo por lo que puedo pasar, pero este hombre fue el que definitivamente hizo que la experiencia de juego fuese agónica.
Leyendo blogs de otros aficionados a los juegos de mesa se entera uno de que en todos los grupos de jugadores siempre hay alguno "más especial" que el resto de miembros y que por su peculiaridad genera situaciones que van desde lo cómico hasta lo desesperante. En mi grupo nos ha tocado este hombre, un AP o "Análisis-Parálisis" que se tira un tiempo muy largo pensando su jugada, alarga eternamente la duración de una partida y aburre al resto de jugadores.

En el caso que nos ocupa, este hombre no sólo es reincidente, sino también aparentemente inmune a cualquier imprecación o ruego de los demás. No hace ni caso. No va a jugar de manera diferente. Ni siquiera se disculpa. Y es que no ve que lo que haga sea nada malo. Es algo natural, que va con el juego.

Hay que reconocer que en esta ocasión tenía bastante razón. Por el punto 2. que he escrito más arriba, en estos juegos a un jugador le compensa dedicar tiempo a pensar y pensar su jugada. Cuanto más tiempo se dedica a pensar, más turnos en avance se pueden entrever, y con ello se evitan los errores como el mío que te dejan fuera ya muy pronto en la partida, aunque sólo te des cuenta varias rondas más tarde. Juegos como Tzolkin fomentan y recompensan la AP.

Mi estilo en este juego y otros de su porte es no intentar hacerlo todo a la perfección ya desde la primera partida. Intento entrever rápidamente como funcionan los mecanismos basándome en mi experiencia con otros juegos y hago mis jugadas intentando no hacer esperar mucho. Inevitablemente cometo errores - en este caso, fatales - pero siempre aprendo de ellos para partidas posteriores en las que invariablemente lo hago mejor.

Mi estilo y el de mi amigo - porque él es eso, y no sólo "un jugador" - son dos caminos distintos con un mismo objetivo: hacerlo lo mejor posible en el juego. Su sistema rinde más a corto plazo, pero con más costes (nuestra paciencia). El mío rinde a largo plazo con menos costes durante el proceso. A la larga, él siempre juega mejor que yo a estos juegos, porque por los mecanismos que tienen la experiencia es sólo una base sobre la cual se puede construir únicamente mediante AP. En ese sentido, su camino es el correcto al fin y al cabo... para jugar bien.

Tal como lo he contado, todo el que haya leído esto pensará que este sujeto del que hablo es un cabrón por traicionar a los demás jugadores abusando de su tiempo. Pero reflexionando más profundamente. ¿No soy yo el que ha traicionado a los demás jugadores por no jugar al límite de mis habilidades?. Ganar es algo que hace interesantes estos juegos, y un jugador que no hace las cosas bien para ganar puede fastidiar tanto una partida como el que hace esperar lo indecible a los demás para ofrecerles el reto de un rival a batir. Desde este punto de vista, mi camino tiene la ventaja de que "caigo mejor" a los otros jugadores que el que recurre a la AP. Pero si nos ceñimos estrictamente al juego, ninguno de los dos caminos es mejor que el otro, salvo que el mío refleja una mayor "astucia social" para relacionarse con los demás.

Todos nos meamos en la piscina, pero sólo molesta el que lo hace desde el trampolín.

1 comentario:

  1. Será todo lo productivo que quieras el método...pero lo tengo claro, con él no vuelvo a jugar a este juego, es entretenido si dura 60-90 min pero 2.30h, NUNCA MAIS!!! porque lo que hace es que aborrezca el juego y si, puedes jugar a ganar, eso lo veo bien (yo siempre juego a ganar) pero dentro de unos límites

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