martes, 30 de septiembre de 2014

Club Friedrich. Última sesión antes de Berlin

Con el Campeonato Mundial de Berlin a la vuelta de la esquina - es el primer fin de semana de octubre - se convocó in extremis reunión del club. La asistencia se restringió a 4 personas: yo, Ringard, C_M, y V. Echamos en falta a Flojich, JM, y Will que son miembros del "núcleo duro" pero que no pudieron asistir. A pesar de eso, fue posible disputar dos partidas en mañana y tarde que fueron bastante instructivas.

En la primera Ringard se sentó en el trono de Prusia, C_M en el de Francia, y V. jugaba con Austria.

Mi partida como Francia se puede resumir en "no tuve realmente ninguna oportunidad". Esto no se debió a la suerte - Francia estaba destinada a aguantar hasta el turno 23 - sino a dos factores:
  • Un austríaco flojo que estaba demasiado ocupado rescatándose y siendo rescatado de sus propios errores. Tener un poco de ayuda de un aliado es muy importante para Francia. Yo no tuve ninguna.
  • Para no sonar como una plañidera, la razón principal fueron mis propios errores. En el mejor de los casos Francia cuenta con una ventana temporal de 1-2 turnos, y aunque en general hice las cosas bastante bien, cometí errores que me retrasaron esos 1-2 turnos.
Me concentré mucho y con bastante éxito en desgastar la mano de cartas de Hannover.  Pero Ringard llevo a cabo un excelente juego con las tres piezas azul claro y lograr este desgaste me exigía todas las fuerzas francesas, de manera que sólo al final me aproximé a Magdeburgo, y fue con una única pieza. En al menos una ocasión intenté desviar prematuramente un general francés hacia Magdeburgo, pero tuve que enviarlo marcha hacía atrás para destruir al incursor hannoveriano de turno. Lo que me supuso pérdida de tiempo. Conquiste y perdí Diepholz dos veces. Al final de la partida me faltaban dos objetivos: Diepholz y Magdeburgo.

C_M demostró de manera bastante decisiva al inicio que es un buen jugador ruso. Pilló al general prusiano 7 en Kammin con una superioridad de 6-7 puntos de tropa y le atacó repetidas veces con el consabido desgaste para Prusia en tréboles. La cosa llegó a un punto álgido en el turno 3, cuando Suecia trababa combate desde diamantes contra el general prusiano 3 que le perseguía. Tras gastar una veintena de tréboles en intentar destruir al sueco, fue Ringard quién opto por levantar a su general del tablero e interrumpir su sangría de cartas.

Pero a partir del turno 6 más o menos los ataques cesaron súbitamente. De forma bastante evidente a C_M se le había cerrado el grifo de los tréboles. Sus problemas se complicaban además porque el prusiano (el nº8) que comienza montando guardia en Prusia Oriental pudo de alguna manera evitar a los rusos que le acosaban y se mantuvo en Polonia con ayuda de un tren de suministros y obligando a Rusia a mantener dos generales y un tren de suministros allí (Polonia estuvo bastante frecuentada en esta partida) hasta que pudo cercar a ese dichoso general en una jugada bastante currada. Es digno de mención que C_M dejase sin conquistar uno de los objetivos en Prusia Oriental para no tener que mantener una guarnición allí y disponer de mayor libertad de movimiento.
Foto previa al cerco y destrucción del prusiano en Polonia. Un ejército ruso esta al sur de Küstrin, a punto de entrar en Silesia.
Pero eso no bastaba. El cuadrante de tréboles de Kammin seguía siendo zona inaccesible para Rusia. Así que C_M se decidió a poner en práctica lo que tantas veces habíamos hablado, pero ninguno se había tomado el tiempo de hacer. Un general ruso estuvo en el sur conquistando Küstrin y algún otro objetivo más, y tras eso C_M lo lanzo por la autopista Berlin-Breslau hacía Silesia.
Más tarde. El ejército ruso avanza hacía Silesia a tomar contacto con los dos prusianos que hay allí. Se observa como los austríacos le bloquean el camino.
Como ya he dicho, Austria estaba demasiado ocupada saliendo de sus propios problemas. Tras concentrarse en torno a Waldenburg y hacer alguna cosa rara, como adelantar un poco un general para conquistar una bandera e inmediatamente echarlo marcha hacía atrás, V. por fin daba un golpe de efecto bastante temprano concentrando 3 generales y atacando a los 2 prusianos que estaban apilados en el sector de diamantes de Silesia.

La diferencia de puntos entre ambos bandos era de 15 puntos a favor de Austria. Además, era un momento lo suficientemente temprano en la partida como para que Ringard no pudiese encontrar las cartas justas en su mano que necesitaba para jugar sobre 0 y clavar a su adversario. Su primera jugada le ofrecía una retirada de 3 puntos a Austria. ¡Eso era genial para V.!. A 3 espacios de distancia podía volver a atacar en el mismo sitio con una superioridad de 15 puntos otra vez - tras recomprar sus modestas bajas -, y así las veces que hiciera falta. Un desgaste de 15 puntos sólo para igualar a tu adversario en cada combate es una sangría brutal. Aceptando la retirada de 3 inmediatamente, V. hubiera forzado a Ringard a abandonar Silesia apresuradamente para cortar la sangría de diamantes.

Pero lo que he escrito en el párrafo anterior es algo que los veteranos saben. Los jugadores bisoños prefieren luchar cada combate hasta la última carta. Y eso fue lo que hizo V. esta vez, hasta que se quedó sin cartas y, para más inri, aceptó una retirada de 1 punto que le debió parecer cojonuda, hasta que Ringard le cercó con tres piezas al turno siguiente y le atacó desde picas a sus vaciados diamantes. 3 generales austríacos y 22 puntos de tropas se iban de vacaciones a Viena ya en el turno 3.

Con este estreno y superado el bache de los rusos y los suecos, la partida parecía bastante encarrilada para Ringard. Los austríacos recompraron sus pérdidas con un tremendo gasto en cartas, y volvieron más cautelosamente, hasta que un general ruso apareció en Silesia desdel el noroeste.
El hostigamiento ruso logro retirar forzosamente a los prusianos de Silesia a territorio austríaco en corazones, pero V. no supo sacar todo el partido de ello. Esta imagen esta tomada tras haber movido un general desde Praga (la encrucijada en medio del territorio blanco) hacia Sajonia en lugar de hacía el este para atacar a los prusianos en corazones, lo cual hubiera dejado a Prusia en una situación muy difícil.

Incluso con la ayuda de Rusia, la bisoñez del jugador austríaco se hizo notar porque se ponía en el camino del aliado que acudía a ayudarle. Aún así, la asistencia de C_M desgasto la mano prusiana de diamantes. La jugada finalizo en el turno 16 con la muerte de la zarina, pero Ringard se encontraba en retirada, y aunque se mantenía en Silesia, V. le expulsaba de Sajonia. 

Al final, Ringard estaba luchando acorralado en Glatz y en la esquinita de Waldenburg. C_M se convirtió en el heredero del ejército imperial en una posición envidiable: todos sus objetivos estaban desprotegidos, en parte gracias a un poco de apoyo francés. Para cuando acabó la partida con victoria austríaca en el turno 21, a C_M aún le quedaban 2 turnos para proclamarse ganador con total seguridad.
Última imagen que tengo de la partida. Prusia se aferra a Glatz con las uñas. El Imperio se encuentra - con un poco de ayuda francesa - a dos rondas de la victoria. El último general hannoveriano acaba de ser destruido en el sur, pero Francia se encuentra a tres turnos de distancia de conquistar Diepholz.
El apoyo ruso en Silesia fue bastante descarado y echó por tierra no sólo las posibilidades de Prusia en la partida, sino también las del propio C_M con Rusia. ¿Es legítima esta forma de jugar?. Yo digo que sí. Aunque arriesgado, C_M estaba beneficiándose a sí mismo para el momento de su toma de control del Imperio. La jugada casi le sale. Aún más, cuando Prusia tiene un control tan absoluto de la partida como en este caso, es la única manera de hacerle perder el juego y conseguir así que, aunque sea "de rebote" lo pueda ganar uno mismo.

*************

Para la segunda partida Ringard se quedó con Francia, V. con Rusia, yo con Austria y C_M aceptó voluntariamente jugar con Prusia.
Apertura de la partida. Una pila triple merodea en la frontera con Silesia. Atacará dos turnos más tarde. El Imperio se retira hacía el sudoeste mientras es perseguido de manera implacable. Salvo por el tren de suministros de Hannover, el área de Magdeburgo se encuentra vacía.
Con más decisión que mi predecesor, opté por concentrar fuerzas en Silesia y avanzar hacía allí con una torre triple que atacó a los dos generales prusianos de la zona (el 4 y el 5). La superioridad de fuerzas era de 8 (23 austríacos contra 15 prusianos), y bastó para que C_M decidiese abandonar Silesia atravesando Bohemia. Mientras dejaba un general con 2 puntos en retaguardia para conquistar los últimos objetivos de Silesia y cubrir la autopista Berlin-Breslau, la pila que había atacado al principio avanzó sobre Sajonia tomándose el tiempo necesario para conquistar varios objetivos en el camino.
Internada prusiana en Bohemia para reforzar Sajonia. Magdeburgo ha caido, pero una pieza francesa ha recibido una patada hacía el interior de Sajonia y caerá por falta de suministro.
El quinto general austríaco estaba en Bohemia, al sur de Sajonia, en posición para interceptar a los fugitivos de Silesia. En un principio pensé en atacarles en el sector de picas al sur de Dresden, pero opté por dejarles pasar para que se colocasen precisamente en la frontera picas-diamantes y así poder atacarles los diamantes con mis picas.

Salió todo justo como lo estaba planeando, y 3 generales prusianos se colocaron a tiro en la mencionada frontera entre sectores y entonces...

... entonces me entraron dudas, y no ataqué. Temía que los prusianos fueran a entrar de nuevo en picas y defender Sajonia desde allí. Fue un error tremendo por mi parte, porque al final de la partida hice un ataque final para intentar conquistar los últimos objetivos, y se mostró que C_M tenía más diamantes que yo. Sencillamente, lo hice todo bien, pero en el momento decisivo me faltaron huevos. Moraleja: no hay que desperdiciar las ocasiones cuando se presentan.

Eso mismo debió pensar Ringard cuando un prusiano demasiado obcecado en perseguir al Imperio dejó que un general francés se colase por Halle hacia Magdeburgo. Como nos dijo el propio C_M al final, esa jugada le pillo algo por sorpresa. Eso le obligo a prestar atención a Ringard, quién parecía estar a 2-3 rondas de una victoria. Pero C_M tiene un olfato muy bueno para saber de que palo cojea Francia. En este caso eran las picas. Para el final de la partida Ringard mantenía Magdeburgo, pero le quedaban Halberstadt y otros 3 objetivos.

La sorpresa causada por la caída de Magdeburgo posiblemente distrajese a C_M de lo que pasaba en el frente nororiental. Luchó contra el ruso prácticamente en todos los palos menos en diamantes. Primero en picas en Prusia Oriental, en tréboles en Kammin, y al final ya sólo estaba defendiendo Küstrin primero en corazones y luego en picas. Esta última defensa la acabo enmendando cuando - teniendo por delante un ataque final y definitivo del ruso aún por delante - decidió atacar al sueco en picas. Eso era algo totalmente innecesario, y además picas era precisamente lo que Suecia tenía a puñados en su mano. El sueco se fue del tablero tras levantarle a C_M más de 40 puntos en picas que hicieron de la victoria rusa en ese turno - el décimotercero - algo seguro.
Última imagen de la partida. Prusia acaba de eliminar a la ficha sueca gastando más de 40 puntos en picas, que va a necesitar justo a continuación en un intento desesperado de defender Küstrin. Aunque dicho sea de paso, una retirada de -1 le hubiera bastado para aguantar un turno más. Austria, por su parte demostrará carecer de los diamantes necesarios para desalojar a Prusia de Sajonia.

El ganador de la jornada fue V. La victoria de la mañana la consiguió con muchísima ayuda. En la de la tarde el mérito fue suyo, al no cejar en atacar en ningún momento. C_M estaba bastante contento en como le había quedado la partida, y coincido con él porque tiene algunos toques geniales. Como cuando improvisó una defensa que desbarató a Francia, o se escapo de Silesia por Bohemia. Cuando juega con Prusia tan sólo le pierden dos cosas. Una es que no parece que termine de cuadrar bien las prioridades entre los frentes, de manera que la genialidad en uno de ellos la consigue a costa de un desastre en otro. Lo segundo es el tiempo. En esta última partida se había pulido 110 de los 140 minutos disponibles en sólo 13 turnos.

Algo de perdón tiene también porque en esos 13 turnos le salieron las dos cartas de reducción de subsidios.

No gané una sola partida, pero ambas fueron bastante instructivas para mí de cara al Campeonato. Posiblemente mucho más que lo que hubiera sido una victoria, a pesar de que me empeñé en obtenerla.

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