El pasado 30 de julio, el día más caluroso del año - por lo menos para mí - 6 elementos de mucho cuidado nos reunimos para The Last Stand: La (probablemente) última partida de Here I Stand de 2011.
¿Por qué una partida de HIS ahora?, me preguntó C_M al contarle los ya habituales problemas a la hora de encontrar un jugador. Porque es muy díficil hacerlo en cualquier otra época del año. A diferencia de otros multijugadores habituales nuestros, como NW, Sword of Rome, Civilization, Junta, Titán, etc, HIS recoge una fase explícita de diplomacia oculta - es decir, llevándote a tu interlocutor a una conversación privada -. SoR también lo permite, pero no es obligatorio. En HIS es inapelable. Y es ahora, en verano, cuando disponemos de una casa en la que podemos llevar a cabo comodamente está diplomacia oculta, que requiere espacio libre para la dispersión de 6 personas en parejas o tríos. Cierto, aún es posible que la casa en cuestión esté más veces libre en otoño e invierno, pero rara vez sabiéndolo con tanta antelación como para juntar los 6 tipos dedicados y con moral que hacen falta para una partida tan larga.
Hasta ahora habíamos comenzado las partidas a mediodía. Ahora lo hicimos a las 3 de la tarde con la idea de estar ya comidos y almorzados y jugar del tirón hasta la cena. Considero que, en la atmosfera del juego, salimos ganando al hacer la pausa al final del climático 4º turno en lugar de tras el primero. Sin embargo, la partida se prolongó durante 12 horas, y la interrumpimos inacabada alrededor de las 3 de la madrugada. De nuevo, una páliza. Antes de comenzar, cuando me preguntaban cuanto duraría yo contestaba "mucho" y "bastante". Es decir, me ocultaba la información de que una partida completa de HIS dura, por lo que ya sabía de blogs y foros, 12 horas. En ocasiones hay que ser un poco artero o nunca podrás hacer cosas verdaderamente grandes, como una partida de HIS.
El caso es que esas 12 horas es el tiempo que lleva una partida completa de 9 turnos, pero nosotros lo interrumpimos al final del turno 6. Teniendo en cuenta pausa para cenar y otras zarandajas hicimos entre 90 y 120 minutos por turno. ¿Qué pasó?.
HIS es un juego cargado de procedimientos, pero aún así mucha gente parece hacer 60-75 minutos por turno, que es bastante razonable. Lo que si hubo es bastante discusión sobre algunas cartas y efectos de las mismas, pero de eso ya hablaré luego.
¿Falta de experiencia?. A ver, en esta partida participamos yo, Ringard, C_M, Rf, Chris y JJ. De todos estos, 5 ya teníamos experiencia previa con el juego: 2 partidas todos menos C_M que tiene 4 en su haber. El único novato era JJ y se quedó con el Imperio Otomano. Me tiré como 45 minutos explicándole detalladamente reglas y procedimientos antes de empezar el juego. Va a ser la última vez que lo haga porque se tiró toda la partida preguntando las cosas que precisamente le había descrito. Eso sí, una vez aclaradas las cosas, aprendía bastante rápidamente al hacerlas.
Nuestro sospechoso habitual para este tipo de delito - que la partida duré un huevo sin avanzar nada - es Rf. Nos regaló con su repertorio habitual de dados por los suelos, elección minuciosa de los dados, cartas descendientes-ascendientes mientras decidía si la jugaba o no, preguntas sobre cosas que estaban expuestas sobre la mesa y que podía mirar perfectamente por su cuenta, y viajes atrás en el tiempo para deshacer cosas que llevaba 7 minutos haciéndo y comenzar desde el principio.
Y sin embargo, no estoy tan seguro de que la partida se arrastrase tanto por culpa exclusivamente suya. A lo mejor es que estoy tan acostumbrado a sus tonterías que ya no me hacen tanto efecto. Lo que si puedo lamentar por parte de Rf es comportamiento incívico. Y es que no se callaba nunca.
De verdad. Es que tendriaís que haber estado allí para entenderlo. Tenía que emitir una opinión acerca de absolutamente todo. Para cada uno de los otros 5 jugadores tenía una jugada mejor. Para más de un procedimiento tenía una pregunta acerca de si la hacíamos bien. No importaba que fuera en el otro extremo del tablero y que no fuese de su incumbencia; como él mismo decía: lo importante era que él tenía razón. Pero es que incluso así muchas veces no tenía razón. Más de una vez se disculpó con un "entonces me calló" o "vale, vale, no digo nada" cuando alguna de sus sugerencias o cuestiones se demostraba irrelevante por la situación del tablero. Decía que no veía bien por la miopía. ¡Razón de más para callarse sobre lo que no se ve!. Pero el caso es que no se callaba, seguía hablando y dando la lata.
Ya he dicho que no siento que pueda hacer a Rf demasiado culpable por el ritmo que tuvó la partida. Tal vez me equivoque. Lo que si hizó fué perjudicar la atmósfera de juego con su comportamiento cargante. Hablar, dar opiniones acerca de jugadas de otros, dar consejos, manifestar dudas sobre las reglas son cosas que están recogidas en los Derechos del Jugador por la Convención de Ginebra, o algo así. Pero el caso es que son derechos, y como tales su uso no meditado y excesivo los convierte en abusos. Yo di algunos consejos en la partida, sobre todo a algunos jugadores que parecían estar algo perdidos, pero me callaba como una puta con los jugadores - mayormente enemigos - que cometían errores. Cuando en el último turno le dieron consejos al Papa para hundirme, también me tuvé que callar y aguantar. C_M estuvó absorto y callado la mayor parte de la partida, pero hizó una aportación bastante importante cuando planteó que yo no había hecho algo de acuerdo a las reglas (de hecho, ni siquiera de acuerdo al texto de la carta).
La diarrea verbal de Rf provocó de manera unánime que le hiciesemos callar varias veces. Y algunas de esas veces con muy malos modos, ya lo sé. Mas de la mala atmosfera que se llegó a crear no se puede culpar a nadie sino a la persona que demostró ser incapaz de ponerse en el lugar de otros y pensar qué se siente cuando alguien te está corrigiendo en todos y cada uno de tus pasos (y encima, equivocándose repetidas veces, lo cual me cabreó más).
No quiero hacer callar a nadie, no haré nunca callar a nadie. Lo que si haré será promover el uso - que no abuso - de los derechos de cada uno.
Y vamos ya a narrar la partida de una condenada vez.
El reparto de naciones fué así. JJ como el turco, C_M como su Santidad, Ringard repetía como Habsburgo y Rf como Tudor, mientras que yo me estrenaba como Francia y Chris como Protestante.
Como en mi última reseña sobre una partida de HIS, voy a adoptar un enfoque país por país, mejor que cronológico. Muchas cosas diferentes sucedían a la vez en el tablero, y tratar de explicarlas todas a la vez enturbia la visión sobre las estrategias que se estaban desarrollando sobre el tablero a lo largo de varios turnos.
JJ como el turco hizó un papel bastante digno para un novato, lo cual me agradó bastante porque me esperaba que fuese menos atrevido. Llevó a cabo la conquista rutinaria de Hungría en el turno 1. Los piratas berberiscos salieron atrasados por una cagada mía con el reparto de cartas y entretanto lanzó una campaña, contra los Caballero (turno 2) y sobre el sur de Italia (turno 3) que no le reportó nada. En algún momento, creo que el turno 3, hizó la paz con Habsburgo, sólo para declararle la guerra en el turno 4, con los piratas ya encima de la mesa. Esa guerra hizó que el pobre Ringard fuera el principal objetivo de sus incursiones, puesto que los neutrales no interceptabamos sus barcos. JJ le pilló el gusto a la piratería y al final había juntado 5-6 puntos de esta guisa. En Hungría logró mantener Buda en una serie de batallas inconclusas pero costosas para él y Habsburgo, hasta que este le derrotó, y capturó Buda y a Pasha al final del turno 6. Las guerras en Egipto y Persia le llovieron encima y le causaron no pocos problemas. También es digno de mención el momento, entre hilarante y absurdo, en el que JJ se disponía a jugar los puntos de "Trazado Italiano" en lugar del cojonudo evento de la carta porque "sólo se podía jugar en Italia, ¿no?".
Buen sistema ese. Te lees el titulo de la carta y con eso ya sabes que efecto tiene. Así, "Mercenarios Suizos" sólo se puede utilizar en los espacios de Basilea o Zurich, y de momento no se me ocurren más ideas, pero hace buen material para un post de humor.
En el otro extremo del mapa Rf repetía Tudor y adoptaba una estrategia inusual y algo controvertida. Tardó mucho en darle al ñogo-ñogo y cambiar de esposas como el que cambia de calzoncillos. En lugar de eso prefirió utilizar su carta natal, y la mayor parte de sus otras cartas, para construcciones de tropas, de flotas, de colonias, y de expediciones varias. También declaró varias guerras (3 en total) con su carta natal. Y es que no erraré si digo que Rf disfruta de la capacidad que dicha carta le da para declarar guerras a traición.
Pero es que de traición no había nada. Se le veía venir. Además, de lejos. Primero porque ya había hecho lo mismo en su primera partida con Inglaterra. Segundo, por desplegar la diplomacia más espantosa que jamás he visto. Al negociar con él siempre demandaba que el acuerdo incluyese necesariamente una cesión a su favor, o si no, nada. Y eso independientemente de la situación sobre el tablero. Era una postura "por si cuela", como él mismo llegó a decir. Por esa misma razón, cuando tocaba declarar acuerdos, el acuerdo al que en principio se había llegado con él le añadía por sorpresa una cesión de las gordas (dos cartas o algo así). El efecto sobre los otros jugadores al ver que pedía y pedía y no quería dar nada os lo podéis imaginar. A pesar de hablar con todos los jugadores, acabo jugando de espaldas a todos. El Papa, en particular, le denegó un divorcio barato que habían acordado por una sóla carta cuando Rf declaró en ese mismo turno 3 acuerdos con cesiones a favor suyo. No le ratificaron ni uno.
En el turno 2 (creo) le declaró la guerra al Habsburgo para quitarle Amberes. Con habilidad Ringard le cortó la retirada a Calais con 1 mercenario y le atacó con el Emperador y toda su peña que venían desde Viena con un cabreo de mil pares de cojones. Enrique VIII terminó perdiendo todo su ejército (unos 10CUs) y se fue prisionero a barrer las calles de Parla en compañía de su fiel amigo Brandon. El turno 3 lo comenzó Rf regalando 3 PVs a Ringard para terminar la guerra y poder recuperar a sus comandantes. Hecha la paz forzada con Habsburgo a quién le quedaba por atacar era a Francia. Lanzó su ataque sobre Escocia, que yo no conseguí defender por torpeza, y se hizó con ella. Tras eso, el turno 4º continuó la guerra con combates navales en los que perdimos ambos mucha flota, pero él no se atrevió a invadir el continente. Para el turno 5º creo que llegamos a una "paz blanca", porque volvió a emprenderla de nuevo con Amberes, esta vez con éxito. Ringard jugó Matrimonio Diplomático para casar al recién nacido Eduardo VI con la más fea de sus hijas y pagar 1 PV únicamente por recuperar Amberes y tener la certeza de que Tudor le iba a dejar tranquilo el 6º turno.
Claro, que cuando no estaba en guerra con uno, lo estaba con el otro. Rf me declaró a mi la guerra a ver si pillaba algo, y vaya si lo consiguió. Primero perdió a Brandon cuando le jugué "Amenaza al poder" y después Enrique VIII se cagó encima de los pantalones cuando en la batalla de Rouen saque 7 impactos con 12 dados y le volé casí todo su ejército.
En el plano doméstico, Enrique VIII no comenzó a mojar el churro hasta el turno 5º, pero tuvo suerte y pudó hacer 2 tiradas ese turno y su puntaje ascendió cuando Jane Seymour dió a luz a Eduardo VI. Ana Bolena perdió la cabeza por ponerle los cuernos a su majestad (con Brandon, dicen las malas lenguas). En ultramar Rf tuvó una suerte loca. Fué el único que logró hacer una conquista - los Incas - y junto con sus dos colonias se llevó 6 cartas en 2 turnos consecutivos (!). También hizó algunas exploraciones con éxitos menores. No emprendió ningún intento de extender la reforma religiosa. Esto y su política sucesoria recibieron críticas, pero creo que el planteamiento de Rf para este juego es todavía muy parecido al que se emplea para NW: el camino hacía la victoria requiere capturar claves. Capturar claves es lo mejor, puesto que subes en puntos y robas más cartas. Es un planteamiento que tiene algo de lógica, pero cierra al que lo usa otras avenidas más variadas para lograr la victoria, como yo mismo demostraría.
En nuestras dos primeras partidas Francia había tenido un papel entre discreto y miserable. Recibía bastantes hostias, y a cambio no parecía incrementar mucho su puntuación. En mi opinión esto se debía a que el jugador francés de turno no aprovechaba al máximo ni su carta natal, ni la situación al inicio de la partida. Con "Mecenas de las artes" Francia consigue 1 PV por turno (hasta un máximo de 6) si controla Milán (si no lo controla, el punto se puede lograr tras una tirada de dado). ¡Y hete aquí que Francia comienza controlando Milán!. Mi estrategia era sencilla: mantenerse principalmente en la defensiva mientras se máximiza el uso de la carta natal y se consiguen los 6 puntos. Y desde ahí, utilizar todos los medios al alcance para lograr el resto de puntos que darían la victoria.
Fiel a este lema mis dos primeros turnos fueron pacíficos. Me mantuve aliado con Rf porque era la garantía de que no me iba a atacar. No mostré hostilidad ni hacía el Papa ni hacía Habsburgo y cerré paces blancas con ellos en el turno 2. En el primer turno conquisté Metz. En el 2º turno mi mayor éxito: Verrazano da la vuelta al mundo. 4 puntos del ala. Me alié con Escocia e intenté hacer lo propio con Venecia, pero "Alianza Veneciana" para Francia. Fuí reforzando mi posición y construyendo tropas y flotas. En la guerra con Inglaterra Rf demoró su ataque sobre Edimburgo, lo que me daba tiempo para colocar allí a Carlos de Borbón con 3 mercenarios. Pero había situado mis unidades sobre el mapa de manera que no podía hacer esto y revelé demasiado pronto que tenía la carta del renegado. Rf adelantó su ataque y utilizó "Traición". Con lo que perdí 1 clave, 1 aliado, y mi cabeza de puente en Albión.
Tras esto a mí y a Rf sólo nos quedó un turno (el 4º) de mirarnos mal mutuamente a través del Canal mientras intentaba hundir su flota para poder asediar Calais. No lo conseguí. En el 5º turno firmamos paz blanca, de manera muy oportuna para mí, porque Habsburgo y Papado me declararon la guerra a la vez para impedir una victoria que ya tenía muy cerca. Hubieran debido hacerlo un turno antes, pero por algún malentendido no pudieron ponerse de acuerdo. De todas maneras, militarmente la alianza anti-Francia no fue muy efectiva. Ringard miró mi mano con "Informador Veneciano" y tras ver que tenía cartas como "Campamento Insalubre", "Mercenarios Suizos", y "Mercenarios sobornados" llegó a la conclusión de que atacarme era bastante peligroso. El Papa lo intentó, pero Milan estaba guarnecido al máximo - 4CUs - y en cada asedio yo tiraba 5 dados frente a 2 suyos. No logro nada. Pero me colgó una excomunión y eso si que me hizo daño.
Llegó el 6º turno. Tenía 22 puntos. En mi mano, aparte de la natal, "Mercenarios sobornados", "Saqueo de Roma", otra carta anti-mercenarios y ... ¡"Copérnico"!. Entre esta última y mi natal ya tenía los 3 puntos que necesitaba para lograr los 25 y ganar la partida. Tuvé paz con Habsburgo, pero no con el Papa, a pesar de que (según me dijo C_M) estuvo cerca de aceptar una paz blanca. Con la mano que tenía no podía sobornar a su Santidad con 1 carta para lograr la paz. Así que adopte un plan agresivo. Cargué a Montmorency de mercenarios, lo envie a Turin, y desencadené el Saqueo. Falló. Logré sólo 1 impacto frente a 2 de los papales. En su feroz reacción, C_M desencadenó lo más parecido a una campaña relámpago que he visto en este juego. Llamo a Carlos de Borbón a sus filas y, aprovechando que Francisco I había abandonado Paris para atizarle una buena zurra a Enrique VIII en Rouen, asedió Paris (me falló la tirada de intercepción), y Lyon con éxito.
Me quedé muy cerca de la victoria. Y de hecho estuvé en condiciones de ganar durante los turnos 4º, 5º y 6º. A pesar de mis fallos tácticos, creo que he logrado demostrar como se juega con Francia en HIS.
Menos fácil lo tuvó Habsburgo. Como él mismo recalcó, su carta natal no le da puntos, así que tiene que buscarlos por el tablero. Ello implica una gran cantidad de conflicto y, teniendo un imperio tan disperso, lo normal es que le ataquen desde varios sitios intentando robarle tal o cual clave.
Aún así, en esta partida Ringard marcó las pautas por las que debería jugar Habsburgo: apoyo total al Papa. Empezando por la carta de 5 puntos que se dejó en la Dieta de Worms, y continuando por el despliegue de primavera en medio de la zona protestante, en esta partida dejó bastantes recursos que evitaron que el Protestante ganase con facilidad para el turno 4º, como nos había pasado las veces anteriores. Es un papel bastante jodido, porque apenas tiene recompensa. Ringard fue practicamente el único que no llegó a acercarse nunca a los 20 puntos. Las visicitudes del Imperio Habsburgo ya las he narrado al contar lo que ha pasado con Turquia, Inglaterra y Francia, y no me repetiré aquí salvo para decir que Ringard logró batirse el cobre en defensa de su imperio con éxito - salvo contra los piratas - y culminó el turno 6º derrotando al turco y recapturando Buda.
La lucha religiosa fué un tanto atípica. Chris se estrenaba en los temas religiosos, y no fué capaz de llevarlos bien. Se desesperó - sobre todo al comienzo - e hizo honor al título de Protestante quejandose a voces de que estaba siendo atacado por todos. Gritaba tanto y tan fuerte que, de no ser porque Rf nos distraía con un comportamiento aún más incivico, habría recibido algún toque de atención.
A Chris, y a cualquiera que lea esto. Yo pongo wargames sobre la mesa. En estos juegos los jugadores atacan y son atacados. Es el sentido del juego. Y en HIS los ataques entre los diferentes bandos son, si cabe, aún más violentos que en otros muchos juegos. Si alguien tiene un problema con esto, prefiero que se abstenga de participar y se quede en casa masturbandose o con un eurojuego, que para el caso es lo mismo. Muchas gracias.
Y volviendo al protestante. Hizó muchas publicaciones de tratados. Creo que porque fue una de las pocas cosas cuyo funcionamiento captó. En cambio, las cosas que no entendía apenas las hizó. Sólo hizó un debate, frente al Papa que utilizaba Leipzig prácticamente cada turno. Tampoco usó mucho las habilidades de los debatientes. Esto era porque las habilidades están escritas en inglés sobre las fichas, y sólo entendía lo que ponían cuando se lo decíamos.
Tampoco supó sacar mucho partido de la habilidad especial de su carta, y creo que dejaba caer las cartas en el descarte sin apenas leerlas, si es que acaso lo hacía. La Liga se formó de manera relativamente temprana, en el 2º turno, y dedicó unos cuantos esfuerzos a conquistar con éxito Augsburgo y a atacar a una fuerza papal que se había internado en territorio protestante. A pesar de tener un liderazgo poco brillante, el bando protestante tenía más de 20 puntos al terminar el 6º turno, lo cual da una idea de lo que hubiera podido pasar si hubiera sido un poco más hábil o si Habsburgo no se hubiera sacrificado parándole.
Aparentemente, el papel de protestante se le quedó algo grande a Chris, que era incapaz de manejar los detalles de un bando que no juega en la rutina de ejércitos y conquistas habituales en otros wargames. La partida pusó en evidencia sus limitaciones. Mas tengo que decir que no tuvó la culpa de todo: como consecuencia de lo sucedido se ha hecho evidente que tengo que preparar una ayuda de juego donde aparezcan - en castellano - todas las habilidades de los debatientes. Tal vez entonces le sea más posible a él, y a otros no familiarizados con el inglés, recibir mejor la información que el juego provee y actuar en consecuencia.
Más puesto en los temas religiosos estaba nuestro Papa C_M. Hizó 3 excomuniones que dieron sus resultados (Zwingli, Francisco I y Enrique VIII). Al principio no parecía entender del todo como funcionaban los debates, pero fué utilizando Leipzig una vez por turno y en seguida pareció aprender a sacarle partido. Tuvó la suerte de disponer de Eck en la mayor parte de las discusiones teológicas. Consiguió prenderle fuego a un debatiente francofono (2 PV), pero por lo demás muchos de los debates fueron bastante poco concluyentes, aunque nos reiamos bastante todos con el procedimiento. En Italia se beneficio de mi política de pacífico apaciguamiento y tomó Florencia. Lo que no adelantó mucho fue la construcción de San Pedro.
Una partida larga. Una reseña de la misma que ya es demasiado larga. La partida estuvó bien porque logramos que nadie ganase demasiado pronto ni demasiado facilmente. Al final del 6º turno todos menos Habsburgo estabamos en los 19-22 puntos, con posibilidades de ganar. Era una partida con un final bastante abierto, y puntuaciones cerradas. Y eso está bien.
Hay otras muchas conclusiones que he sacado del juego tras esta partida, pero ponerlas ahora por escrito alargaría este post hasta hacerlo menos digerible de lo que ya es. Así que dejaré esas conclusiones/opiniones para una entrada aparte, y asi quién quiera podrá saltarse este rollo y pasar a lo que hemos sacado en limpio de todo esto.
Aún así, en esta partida Ringard marcó las pautas por las que debería jugar Habsburgo: apoyo total al Papa. Empezando por la carta de 5 puntos que se dejó en la Dieta de Worms, y continuando por el despliegue de primavera en medio de la zona protestante, en esta partida dejó bastantes recursos que evitaron que el Protestante ganase con facilidad para el turno 4º, como nos había pasado las veces anteriores. Es un papel bastante jodido, porque apenas tiene recompensa. Ringard fue practicamente el único que no llegó a acercarse nunca a los 20 puntos. Las visicitudes del Imperio Habsburgo ya las he narrado al contar lo que ha pasado con Turquia, Inglaterra y Francia, y no me repetiré aquí salvo para decir que Ringard logró batirse el cobre en defensa de su imperio con éxito - salvo contra los piratas - y culminó el turno 6º derrotando al turco y recapturando Buda.
La lucha religiosa fué un tanto atípica. Chris se estrenaba en los temas religiosos, y no fué capaz de llevarlos bien. Se desesperó - sobre todo al comienzo - e hizo honor al título de Protestante quejandose a voces de que estaba siendo atacado por todos. Gritaba tanto y tan fuerte que, de no ser porque Rf nos distraía con un comportamiento aún más incivico, habría recibido algún toque de atención.
A Chris, y a cualquiera que lea esto. Yo pongo wargames sobre la mesa. En estos juegos los jugadores atacan y son atacados. Es el sentido del juego. Y en HIS los ataques entre los diferentes bandos son, si cabe, aún más violentos que en otros muchos juegos. Si alguien tiene un problema con esto, prefiero que se abstenga de participar y se quede en casa masturbandose o con un eurojuego, que para el caso es lo mismo. Muchas gracias.
Y volviendo al protestante. Hizó muchas publicaciones de tratados. Creo que porque fue una de las pocas cosas cuyo funcionamiento captó. En cambio, las cosas que no entendía apenas las hizó. Sólo hizó un debate, frente al Papa que utilizaba Leipzig prácticamente cada turno. Tampoco usó mucho las habilidades de los debatientes. Esto era porque las habilidades están escritas en inglés sobre las fichas, y sólo entendía lo que ponían cuando se lo decíamos.
Tampoco supó sacar mucho partido de la habilidad especial de su carta, y creo que dejaba caer las cartas en el descarte sin apenas leerlas, si es que acaso lo hacía. La Liga se formó de manera relativamente temprana, en el 2º turno, y dedicó unos cuantos esfuerzos a conquistar con éxito Augsburgo y a atacar a una fuerza papal que se había internado en territorio protestante. A pesar de tener un liderazgo poco brillante, el bando protestante tenía más de 20 puntos al terminar el 6º turno, lo cual da una idea de lo que hubiera podido pasar si hubiera sido un poco más hábil o si Habsburgo no se hubiera sacrificado parándole.
Aparentemente, el papel de protestante se le quedó algo grande a Chris, que era incapaz de manejar los detalles de un bando que no juega en la rutina de ejércitos y conquistas habituales en otros wargames. La partida pusó en evidencia sus limitaciones. Mas tengo que decir que no tuvó la culpa de todo: como consecuencia de lo sucedido se ha hecho evidente que tengo que preparar una ayuda de juego donde aparezcan - en castellano - todas las habilidades de los debatientes. Tal vez entonces le sea más posible a él, y a otros no familiarizados con el inglés, recibir mejor la información que el juego provee y actuar en consecuencia.
Más puesto en los temas religiosos estaba nuestro Papa C_M. Hizó 3 excomuniones que dieron sus resultados (Zwingli, Francisco I y Enrique VIII). Al principio no parecía entender del todo como funcionaban los debates, pero fué utilizando Leipzig una vez por turno y en seguida pareció aprender a sacarle partido. Tuvó la suerte de disponer de Eck en la mayor parte de las discusiones teológicas. Consiguió prenderle fuego a un debatiente francofono (2 PV), pero por lo demás muchos de los debates fueron bastante poco concluyentes, aunque nos reiamos bastante todos con el procedimiento. En Italia se beneficio de mi política de pacífico apaciguamiento y tomó Florencia. Lo que no adelantó mucho fue la construcción de San Pedro.
Una partida larga. Una reseña de la misma que ya es demasiado larga. La partida estuvó bien porque logramos que nadie ganase demasiado pronto ni demasiado facilmente. Al final del 6º turno todos menos Habsburgo estabamos en los 19-22 puntos, con posibilidades de ganar. Era una partida con un final bastante abierto, y puntuaciones cerradas. Y eso está bien.
Hay otras muchas conclusiones que he sacado del juego tras esta partida, pero ponerlas ahora por escrito alargaría este post hasta hacerlo menos digerible de lo que ya es. Así que dejaré esas conclusiones/opiniones para una entrada aparte, y asi quién quiera podrá saltarse este rollo y pasar a lo que hemos sacado en limpio de todo esto.
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