sábado, 8 de enero de 2011

The Walking Dead

Estados Unidos. Es un gran país. Impresiona... y acojona un poco.

... y si está plagado de zombies, ya es que te cagas.

Durante el paréntesis navideño yo, lo mismo que muchos de vosotros, ví anunciada en la tele una nueva serie norteamericana con el manido pero siempre exitoso argumento del apocalipsis zombie. He de reconocer que la campaña de marketing de la cadena - la sexta - estuvó bien realizada. Tanto, que no tarde en ver un par de episodios mientras estaba en casa de mi hermano, y de ahí a ver los 6 que tiene la primera temporada sólo había un paso.

Si esto sigue así, la televisión tradicional tiene los días contados.

La serie tiene muchos de los vicios y virtudes de las series que se estilan actualmente. Posiblemente mi mayor problema sea no con la serie misma, sino con la campaña de promoción que la Sexta hizó de la misma, que genero unas expectativas que no se adecuan a la narración.

El protagonista de la serie es un representante de la ley en un condado de Georgia. Al inicio de la serie resulta herido en un tiroteo y termina en una cama de hospital. Cuando se despierta el hospital se encuentra abandonado, pero no vacio. Hay mucho fiambre esparcido por el suelo, restos de lucha y caos, y una puerta cerrada que esconde algo que empuja, empuja, y empuja intentado salir. Como inicio está bastante bien, aunque sea una copia de la película "28 días después".

Nuestro héroe vaga un poco antes de encontrar unos supervivientes que le salvan la vida y le ponen al tanto de la situación. Una vez recuperado de la impresión, el poli decide partir él sólo hacia Atlanta en busca de su familia y de las autoridades que, se supone, todavía resisten en esa ciudad. La escena del prota cabalgando solitario hacia la gran urbe es uno de las imágenes más atractivas y magnéticas de la campaña promocional de la serie.

Atlanta es un puto hervidero... de zombies, como no. El héroe se ve pronto rodeado y, de nuevo, es gracias a la ayuda de otros supervivientes como consigue escapar, aunque esta vez muestra cierta iniciativa y liderazgo del grupo. Estos supervivientes, por lo que parece, son una parte de un grupo mayor que esta acampado a las afueras de la ciudad. Cuando se reunen nuestro protagonista se encuentra con - ¡tachaaaán! - ¡su mujer y su hijo!.

Después de esto (al inicio del 3er episodio) la serie culebrea durante 4 capítulos más, culminando con una visita al Centro de Control de Enfermedades de Atlanta que no acaba dando realmente ningún resultado, ni al grupo de supervivientes ni al espectador, en términos de información y desarrollo de la historia.

Un amigo mío me comentó, acertadamente, que a cualquier historia le añadías zombies, y mejoraba. Estaba en lo cierto. Estos muertos vivientes, de andar pesado, inteligencia nula, pero innumerable cuantía reflejan uno de los principales miedos del ser humano posmoderno: ser devorado por la masa para desaparecer en ella. El material base del que parte la historia es bueno, pero en mi opinión se han cometido unos cuantos errores que han hecho que la historia pierda fuelle, impulso, e interés.

La idea de un heroe cabalgando sólo hacía lo desconocido era muy atractiva. ¿Por qué tuvieron que echarla a perder dejándolo colgando durante 5 episodios con el mismo grupo de ociosos?. ¡Es verdad!. Lo único que hacen en ese tiempo es permanecer sentados a pocos kilometros de un enorme hervidero de zombies, mientras se pelean y follan unos con otros. Cómo un grupo así ha podido sobrevivir tanto tiempo es algo que escapa a mi comprensión.

La ociosidad de los supervivientes se traslada a la historia. Suceden demasiadas pocas cosas. La situación en la que parten a recoger las armas y se encuentran con los supervivientes del asilo, aparte de no resolver nada que no se hubiera podido resolver en 5 minutos de metraje, tiene un desenlace ridículo. Otro tanto puedo decir de la visita al CIC, donde se encuentran a un científico que, tras 3 meses de investigación, no les dice nada de la enfermedad que no supieramos ya de los capítulos anteriores. Al final, y para mantener el interés del espectador, el científico se despide susurrando unas palabras al oído del prota. Es un recurso tan malo y barato que pone en evidencia la ausencia de desarrollo de la historia.

Finalmente, ¿por qué se encontró tan pronto a la familia del protagonista?. Su búsqueda era un motor crucial de la historia, de la razón de ser del poli. Ha habido muchas series que han utilizado un MacGuffin para tener a los protagonistas corriendo y sudando durante varias temporadas. El primer ejemplo que se me viene a la cabeza es el de Galactica, y la búsqueda de la Tierra que lleva adelante la historia en esa serie. En esta, una vez hallado el motivo de sus desvelos, a Rick Grimes (el poli) no le quedan otras ocupaciones que buscar compresas limpias para su señora y jugar al beisbol con su vastágo. Si. Es una bonita vida familiar, pero ¡que coñazo!.

Al final, todos los fallos son consecuencia de la estructura que se da a los capítulos. En series americanas más antiguas los capítulos eran autocontenidos. Es decir, dentro de ellos se contenía una historia completa con inicio, desarrollo, nudo, y desenlace. Muchas de esas series, como algunas de la saga Star Trek, se emitían aquí en España con los capítulos cambiados de orden. Lo que podía llegar a despistar un poco porque los personajes evolucionaban y cambiaban. La ventaja de esta estructura de capítulo es que mantiene tu atención. Hay capítulos mejores y otros peores, pero tienes que estar pendiente de principio a fin si quieres saber de que va la cosa. Ver el capítulo tiene su recompensa: el desenlace.

En cambio, ahora, los capítulos son parte de una historia más larga, que es la serie. La primera serie que recuerde que funcionase así era Twin Peaks. Esto permite a los guionistas tomarse un respiro y no tener que cerrar una historia en cada capítulo, desarrollando con mayor profundidad a los personajes y el argumento. Claro, de vez en cuando tienes que soltar a los espectadores algo que les mantenga atentos. Si lo haces con demasiada poco frecuencia, se aburren. Si lo haces demasiado a menudo, los saturas. Lost, una serie que no he visto, sea posiblemente uno de estos últimos casos.

The Walking Dead es, en cambio, una de esas series que aburre por falta de estímulos. Los personajes pasan la mayor parte del tiempo interactuando entre ellos más que haciendo cosas. Si los personajes fueran interesantes, estaría bien. Pero la verdad es que los he encontrado mediocres, aburridos, estereotipados, y sensibleros. A la zorra de la señora Grimes le tengo especial tirria.

¡Que bien hubiera estado una serie estilo Kung-Fu!. Con el prota cabalgando o conduciendo de pueblo en pueblo, salvando peña, desfaciendo entuertos, y reventando cabezas zombies. Cada capítulo, un acto heróico, una victoria. Y siempre, la busqueda de la añorada familia, de la cual van hallandose pistas y rastros aquí y allá. ¡Qué emoción!. ¿Encontrará nuestro héroe a su familia?, ¿qué se topara en el camino?.

Esas son los argumentos que te mantienen enganchado a una serie, deseando ver siempre un capítulo más. El comienzo de The Walking Dead era bueno, pero ha tardado muy poco en convertirse en otro drama familiar-vecinal.

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