domingo, 7 de agosto de 2022

Series TV que no he visto: Manifest

En casa disfruto de la plataforma Netlix, quienes tienen como política comercial el regar a sus abonados con un chorro inexorable de nuevas series y películas cada semana. La cantidad encierra una cualidad en sí misma. Me parece una política empresarial acertada, pero a nivel de consumidor me deja con un catálogo inmenso de series y películas que, aunque no estén mal, tampoco emocionan mucho. Son productos ¡psche!, ni fú ni fá. Cansan un poco. No todo es así, naturalmente. Algunas cosas les salen bien. Pero hay mucha paja que apartar.


Es por eso que cuando echo un vistazo al catálogo de la plataforma - en sí algo más entretenido que el contenido en sí - tiendo a evitar muchos de los contenidos que están marcados con la N roja de Netflix como producciones propias y oriento mis preferencias hacia series sin el logotipo, que son producciones de otros canales.


Y así fue como terminé viendo Manifest. 

No. Si a mi lo que me convenció de ver la serie fue la rubia...

Bueno. Verla, lo que se dice verla. Vi cuatro capítulos y al comienzo del quinto ya me harté. Por algo esta entrada está encabezada por "Series TV que no he visto". ¿Qué os pensabais?.


El argumento de Manifest es el de un vuelo que transcurre entre [lugar perfectamente olvidable] y la ciudad de Nueva York sin más incidencia que unas breves e intensas turbulencias, y al llegar resulta que les dicen a los que iban a bordo que llevaban cinco años y medio desaparecidos. Salto temporal inexplicable. Misterio.

Aquí uno de los protagonistas con su hijo de 7 años en el dichoso vuelo. Y si. Parece que le está zurrando la sardina al niño.


Es una premisa bastante chorra orientada a captar la atención del espectador. De hecho, conmigo lo consiguió. El problema es que impone un listón muy alto en el desarrollo ulterior de la historia. El resto de la narración tiene que estar a la altura de la premisa, o enseguida te darás cuenta de lo que parecía un globo hinchado de helio no es más que un condón usado.


Manifest intenta mantenerse a ese nivel. Después de desembarcar los que iban a bordo del avión de las narices empiezan a experimentar alucinaciones visuales y auditivas, y todo ello sin que tengan que beber alcohol, ni ponerse hasta arriba de drogas, ni tener la cabeza metida en una bolsa de plástico en medio de una sesión de fist-fucking. Y sabéis, las cosas que le provocan alucinaciones al ciudadano medio. Aunque entre pasaje y tripulación sumaban 191 personas, Manifest centra la historia en dos hermanos que iban hicieron este alucinante viaje en el tiempo y que siguen estas alucinaciones para hacer el bien y desfazer entuertos en el mejor estilo de Don Quijote y Sancho Panza. 


Podría funcionar. No digo yo que no. Pero Manifest falla en la ejecución de estas ideas. Y falla en varios aspectos.


El primero es el reparto.


He estado visionando muchas horas de películas pornográficas para hacerme una buena idea de lo que es una mala actuación. Lo he hecho por vosotros, no hace falta que me lo agradezcáis. Gracias a este esfuerzo puedo determinar que el reparto de Manifest es algo mejor que el de una película porno. Es decir, que están al nivel de actuación de una telenovela latinoamericana.


De verdad. Mientras la hermana que forma el duo protagonista estaba desaparecida 5 años en su vuelo, su exnovio se ha casado con otra. Cuando se vuelven a reencontrar se supone que todavía hay algo entre ellos, pero ver las escenas en las que están juntos es un dolor. ¡Qué caretos! ¡Si es que parece que hayan ido al dentista! Y eso se traslada al resto del reparto en la misma medida.


El caso de la susodicha hermana es especialmente doloroso como caso de actor mal escogido para el papel. La chica es policía. Pero no sólo policía. Ella es NYPD. Enguaypidi. Polisía de Nuevah Yoh. Una urbe de cojones en la que se supone que ser policía es algo estresante y que demanda dedicación. Pero la actriz luce una melenaza rubia de impresión, que lleva suelta en todo momento, incluso una vez que está haciendo una redada. A ver. Paso todas las mañanas al lado de un bar donde desayunan miembros de nuestra gloriosa Guardia Civil, y las mujeres que veo con el uniforme tienen el pelo en un moño o en una simple coleta. Eso es así para que no les estorbe durante el servicio. Por ejemplo, que algún detenido les dé un tirón en el pelo. Es lo mismo que he visto en un montón de caracterizaciones de mujeres policía o pertenecientes a cuerpos de seguridad. Y la pava esta de Manifest - que responde al nombre de Micaela - va por ahí con su placa de NYPD y su pelazo suelto. Me cuadra más en "Una rubia muy legal" que en la comisaría.

El dueto de hermanos protagonistas. Ella es policía de Nueva York. ¿No os habíais dado cuenta?. Para eso lleva la gorra.


Tras el reparto, el siguiente punto débil de Manifest es la construcción de personajes. En los 4 capítulos de esta serie he visto tres tipos de personaje: los estúpidos, los pavisosos, y los que son estúpidos y pavisosos. O sea, que son personas con las que no te puedes sentir identificado, ni admirar en modo alguno.


Hay mucha estupidez en esta serie. En parte es por las alucinaciones esas que les dan a los personajes y les impelen a hacer cosas estúpidas. Pero a menudo los personajes se traen su propia estupidez de casa. El caso más flagrante de lo poco de serie que he visto lo protagoniza la mencionada Micaela cuando una de las pasajeras del vuelo misterioso es asesinada, y la chica asume inmediatamente que hay alguien dando caza a los 191 miembros del pasaje. ¿Cómo ha saltado de repente a esa conclusión? ¡Pues porque si! Bueno, en realidad es un intento bastante torpe de los guionistas de que lleguemos a la misma conclusión y que la trama tenga algo de emoción. En lugar de eso consiguen que me pregunte cómo es posible que alguien con esa forma de pensar sea policía.


Y cuando los personajes de la serie no son estúpidos, son unos pavisosos. No tienen ni sangre en las entrañas. No hay apenas nada en lo que su carácter sea destacable, salvo en lo aburridos y estúpidos que son. El caso del hermano de Micaela y su familia es el más evidente en los cuatro capítulos que he visto. Mientras el señor estaba ausente en el tiempo y en el espacio, su señora se encontró con que los días eran largos y había que llenarlos con algo. Y ella los llenó con pollas. Literalmente. Es cierto que tiene excusa porque pensaba que su marido había muerto. Pero es volver su marido, y la muy hijaputa ya no le coge las llamadas al amante. El marido se mosquea algo - el momento en el que le dice a ella "¿a cuántos hombres les diste una llave de casa?" es hilarante - pero al final le dice que no le importa que se hubiera pasado por la piedra a todo el barrio. O sea, que un drama que hubiera podido tener la serie queda desinflado porque el tipo este (le llamare Bill, porque no me acuerdo de como se llama y me da pereza buscarlo) es uno de los protagonistas y no queremos que quede mal siendo celoso y machista.


En el capítulo cuarto la mujer de Bill recibe una carta y pone la misma cara que he visto a muchas actrices porno fingiendo un orgasmo durante la preparación de este artículo. Resulta ser que es la compañía del seguro de vida del marido que demanda que le devuelvan el dinero de la indemnización porque, naturalmente, el asegurado no se ha muerto. La indemnización es de 500.000$, y la buena señora se lo ha fundido todo. ¡Todo! ¡Medio millón de dólares! Que si ha pagado la hipoteca, que si el resto lo ha metido en su negocio de catering. ¡Ya podrá ser bueno el negocio de las narices! 


¡Pero no pasa nada! El marido es matemático, echa unas cuentas y dice que al final lo podrán pagar a plazos porque la compañía aseguradora tiene que tragarse cualquier compromiso de pago que le ofrezcan. Una crisis, una trama que hubiera podido dar algo de juego, desinflada como si nada en dos escenas. Un problema que al final no lo era. Esta serie te aburre con estas cosas que al final son inconsecuentes. Bueno, la única consecuencia es que deducimos que la mujer de Bill es estúpida de cojones. Por fundirse medio millón de pavos sin dejarse una reserva y por ser incapaz de resolver un problema que aparentemente sólo requiere un chasquear de dedos.

Toda una maga de las finanzas. Le das medio millón de dólares y desaparecen sin dejar ni rastro.


En ese mismo episodio la hija adolescente del matrimonio está en una tienda en la que decide birlar un pintalabios porque un amigo suyo que es manifiestamente imbécil (representado por el único actor bueno de la serie, si lo que quería representar era a un auténtico anormal) le dice que le sienta divino. Naturalmente, tardan milésimas de segundo en pillarla y tiene que ir el padre (Bill) a buscarla. La chica se escapa de la situación sin la más mínima reprimenda ni castigo a cuenta de que lo pasó fatal cuando su padre estaba ausente y supuestamente fallecido.


Yo seré un señor anticuado, pero en toda casa norteamericana que conozco la hubieran soltado un "you're grounded" y se hubiera pasado una semana sin salir de su cuarto. Pero en Manifest no. No vaya a ser que Bill, nuestro prota, parezca demasiado severo y autoritario. En lugar de eso es un soso sin temperamento alguno. Y otra posible trama y drama de la serie que de deshincha en una breve escena sin más consecuencias, salvo que en futuros episodios la hija se haga cleptómana porque ¡total! ¡nadie le va a decir nada!. 


Si los protagonistas no tienen nada que nos haga admirarlos. Al menos se puede intentar realzarlos con unos antagonistas cuya oposición les haga ganar puntos y superarse. En Manifest el antagonista de los protagonistas es la NSA, siglas que corresponden a uno de esos organismos de seguridad que el gobierno norteamericano se saca de la chistera para resolver alguna amenaza más imaginaria que real y que en todo caso han creado ellos mismos. A meter en el mismo saco con el resto de siglas FBI, CIA, DEA, DHS, ATF y SPM. ¿Y qué quiere decir SPM? Pues Su Puta Madre, por supuesto.


La NSA en Manifest es de mearse y no echar gota. Creo que la mejor comparación que se les puede hacer es con la Policía Militar que perseguía al infame Equipo A en los 80. Llegan tarde a todas partes. No se enteran de nada. Se les escapan los sospechosos sistemáticamente. Miran mal a los protagonistas y les interrogan varias veces, pero además de no sacar nada de las respuestas de mierda que les dan tienen que soltarlos porque no tienen ninguna prueba. Luego organizan reuniones en las que están todos muy serios pero no llegan a ninguna conclusión ni deciden nada. Es de chiste que los protagonistas crean por un lado que les pueden estar grabando con micrófonos, pero no les han instalado ninguno a pesar que el agente de la NSA que lleva el cotarro no para de invocar "La Seguridad Nacional" como justificación. ¡Pero macho! ¿Para qué tenéis la Patriot Act?.


Lo más cachondo de todo es que los protagonistas no tienen el menor reparo en acompañar sus paranoias con conversaciones telefónicas entre ellos que les dejarían pringados hasta las orejas si alguien tuviera la decencia de grabarlas. ¿Por qué? Porque en esta serie todo el mundo es soberanamente estúpido y nada tiene sentido.


Finalmente, el motor de la trama en la serie son las alucinaciones que sufre el pasaje del vuelo mágico. El problema es que no tienen sentido alguno. Quiero decir, algunas veces son sonoras, otras auditivas, otras una combinación de ambas. Unos las sienten con "más intensidad", otros no tanto. Ya sé que son un elemento de ficción, pero si tuvieran cierto orden, si estuvieran sistematizadas, no cantarían tanto como recurso fácil del guionista para hacer que los personajes vayan del punto A al punto B y hagan esto y aquello sin más motivo ni excusa. Solamente porque sí. 



Cuatro, Cuatro episodios que he visto de esta serie antes de borrarla de la lista. Me han bastado esos cuatro episodios para saber que no quiero ver más. Y en retrospectiva me parece que es algo que ya podría haber decidido tras terminar el segundo. Me sorprende que un bodrio como éste tenga... ¡tres temporadas! La única explicación para mí es que el público de Manifest es gente que llega muy tarde y exhaustos a casa desde el trabajo y ponen cualquier cosa en la caja tonta antes de quedarse dormidos delante del cacharro. O sea, gente que ve esto en un estado de muerte cerebral.


Posiblemente haya algunos de vosotros que hayáis visto más episodios de esta serie y me digáis que no, que mejora más adelante, que tengo que darle otra oportunidad. Hijos míos, el encabezamiento de esta entrada es "Series TV que no he visto" por algo. Cuando decida escribir "Series TV de mierda que he hecho el gilipollas viendo hasta el final", ya os avisaré. Hasta entonces, y precisamente para evitar semejante desgracia, dejaré de ver una serie en cuanto mi raciocinio me diga que es basura.

1 comentario:

  1. Gracias, me quedé en el primer capítulo y me borraste la tentación de darle una segunda oportunidad...

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