El último puente de la Constitución muchos lo pasaron de viaje. Yo lo pase - entre otras cosas - jugando. En un principio no tenía pensado escribir nada acerca de la experiencia. Yo y unos amigos estrenamos el Sword of Rome y el Here I Stand. En lugar de lanzarme a escribir inmediatamente después de las partidas tenía intención de escribir reseñas en condiciones tras unas cuantas partidas, lo cual puede tardar meses. Sin embargo, no tengo muchas otras cosas acerca de juegos sobre lo que escribir recientemente - menos un par de reseñas que tengo medio pensadas, tal vez - y la idea principal de un blog ,es la de "log": un diario o recolección de experiencias recientes. Por ello, voy a trasladar a este medio mi reciente experiencia de juego, sin que ello sea obstáculo para cambiar mis opiniones luego con unas reseñas u otros comentarios.
El sábado 4 de diciembre se estreno el Sword of Rome. Después de explicar las reglas, y con una pausa para comer, la partida se prolongó entre 8 y 9 horas en las que jugamos 7 turnos. Participamos 5 jugadores. Es decir, incluyendo a Cartago como jugador. Yo jugué con los Etruscos y Samnitas, porque considero que es el bando más complicado y sería demasiado duro para cualquier jugador novel. Mis sospechas se confirmaron en el primer turno, en el que los etruscos comenzaron a quebrarse entre los galos al norte y los romanos al sur. Conseguí salvar la situación al comienzo del turno 2 jugando un evento (Gran Coalición) que forzaba una alianza entre Etruscos, Samnitas y Galos. A partir de ahí el jugador galo perdio interés en el juego y se declaró aliado automático mío en los siguiente 5 turnos. De esta manera conseguí concentrarme en el romano y, aprovechandome algo de su inexperiencia y mi alianza contra-natura que me cubría las espaldas,le robe un par de puntos de victoria.
En el sur griegos y cartagineses desarrollaron una guerra total en la que el griego ganaba al inicio, luego fue el cartaginés quién llevaba ventaja, y para el turno 7 se había llegado a una especie de empate en la situación, que no en el marcador. El griego había alcanzado 9 puntos y había hundido a Cartago en los 2 ó 3 puntos.
Mis primeras impresiones de este juego son un tanto ambivalentes. Por un lado es divertido juntarse 5 oponentes en un todos contra todos. La caracterización de los bandos (romanos, cartagineses, galos, griegos y etrusco-samnitas) está muy bien lograda mediante unos mazos indidualizados que tienen pocas cosas en común entre ellos. El mazo galo le permite a este hacer cosas que no puede hacer ningún otro, y sucede lo mismo con cada uno de los otros bandos. Resulta hasta hermoso. En el aspecto negativo esta el sistema de resolución de combates, que más que azaroso parece hasta algo injusto, y causante de que alguna parte de las reglas (como los ataques de flanco) resulten absurdamente superfluas. Todo el tema de los marcadores de control político y como y cuando se retiran o se ponen está farragosamente explicado y me temo que no lo hicimos bien. El movimiento naval con un jugador de Cartago también tiene complicaciones y creo que no está también bien explicado. Por último, el sistema de puntuación es terriblemente atroz. Menos el galo, todos los demás jugadores consiguen puntos manteniendo unas localizaciones de victoria natales y conquistando localizaciones natales de otros jugadores. Los que pierden localizaciones pierden puntos hasta un mínimo de 0. Todos los jugadores comienzan con 6 PVs. Y este sistema explica como Cartago termino con 3 puntos ya en el 3er turno. Cuando estás en una situación así, se te hace prácticamente imposible ganar, pero te tienes que seguir chupando los otros 6 turnos de partida que restan. Las potenciales consecuencias de esto (que no vimos por la excelente compañía con la que me rodee para esta ocasión) son las clásicas de pérdida de interés, aburrimiento y "kingmaking".
Mientras escribía esto se me han ocurrido un par de ideas para corregir el problema, pero le daré algunas cuantas vueltas más al juego tal como me salió de la caja antes de aplicarlas.
El día de la Constitución - 6 de diciembre - estrenamos el Here I Stand. Me quede con el Papa, por las mismas razones que me llevaron a hacerme cargo de los etrusco-samnitas en la otra partida. De los jugadores convocados uno llegó con retraso, y sólo gracias a que le llamamos. Cuanta más gente necesitas para una partida (el HIS necesita de 6) más posible es que sucedan cosas como esta.
De la partida llegamos a jugar 4 turnos en 8 horas. ¡Cómo para contemplar el jugar los 9 turnos que puede tener una partida!. En una partida de este juego suceden muchas cosas distintas, y muchas de ellas involucran únicamente a una parte de los jugadores presentes. Por eso no puedo hacer un resumén de la partida con justicia. El turco tropezo un poco al inicio pero al acabar estaba empezando a pillarle el tranquillo a la piratería, aunque podría haberlo hecho mejor y haber atacado Viena. El Habsburgo se llevo el premio gordo en exploraciones y conquistas de ultramar, que le proporcionaban bastantes cartas. Desperto la envidía de varios jugadores y en el turno 3 se medio monto una coalición contra él que le mantuvo ocupado. El francés era el agente principal de esta coalición anti-habsburgo, pero la cuenta no le salio bien. Sus supuestos aliados le dejaron lidiar solo contra el habsburgo y sufrio serias perdidas. El ingles era el principal arquitecto tras la mencionada coalición, y quien recogio los mayores beneficios. Tuvo también suerte a la hora de explorar, conquistar y colonizar, aunque no obtuvo muchas cartas por ello. El protestante tambien jugó en su favor. Este hizo bien su papel, tras sólo una magra explicación de las reglas, y estuvo a punto de ganar la partida. Por último el Papa - o sea, yo - me uní al habsburgo en su lucha contra Francia, impulsado por el éxito francés en Italia - capturo Florencia y se alio con Genova - y las acciones bélicas no me dejaron poner coto a la expansión del luteranismo.
Las impresiones generales causadas por HIS en los participantes fueron bastante satisfactorias. La mecánica y el motor de cartas están copiados del Napoleonic Wars, únicamente que con sus peculiaridades. No hay tanta abundancia de tropas, y las campañas de conquista son más lentas y costosas. Sin embargo, lo mejor en mi opinión fue la Fase de Diplomacia. Está muy bien estructurada para que jugadores hábiles saquen provecho de ella y manejen el juego. En mi caso en particular, en el último turno llegué a un acuerdo con el inglés. No tenía intención de cumplirlo (corroborarlo abiertamente), pero dado que era el inglés quién anunciaba antes sus acuerdos, logré mi propósito de dejarle en evidencia ante sus otros aliados y enemigos míos que tampoco corroboraron sus respectivas alianzas con Enrique VIII.
Tan sólo hay dos inconvenientes serios al juego. El primero es su larga duración. Las fases de diplomacia rompen algo el ritmo de juego y reducen su velocidad. Además, es un juego de suficiente comoplejidad como para que sea preciso educar a un grupo de jugadores más o menos fijo que termine conociendo el juego. HIS tiene su trabajo.
Finalmente, el miércoles, asistí a C_M en su casa a una partida de demostración de NW. Después de estar un rato largo explicando las reglas - y dejando cosas por contar - se jugo un turno. Jugabamos a pelo, sin ninguna de las modificaciones que Ringard y yo hemos implantado en los últimos meses. La partida me recordó todos los vicios que tenía el juego en su inicio. De verdad, era sangrante ver como había jugadores que sacaban las cartas "Baltic Venture" y "Egyptian Venture" y miraban perplejos. C_M volvió a las andadas como británico, y gastó buena parte de sus puntos en comprarse aliados menores. No estuvo mal del todo, pero estaba un poco cansado.
Después de esta paliza me han quedado pocas ganas de jugar a multijugadores en una temporadita. Contemplo los juegos de dos con renovado entusiasmo y como unas vacaciones, dado que no tengo que gastar esfuerzos en negociar, pedir o mendigar. Únicamente yo, y mi enemigo. ¡Qué relax!.
El sábado 4 de diciembre se estreno el Sword of Rome. Después de explicar las reglas, y con una pausa para comer, la partida se prolongó entre 8 y 9 horas en las que jugamos 7 turnos. Participamos 5 jugadores. Es decir, incluyendo a Cartago como jugador. Yo jugué con los Etruscos y Samnitas, porque considero que es el bando más complicado y sería demasiado duro para cualquier jugador novel. Mis sospechas se confirmaron en el primer turno, en el que los etruscos comenzaron a quebrarse entre los galos al norte y los romanos al sur. Conseguí salvar la situación al comienzo del turno 2 jugando un evento (Gran Coalición) que forzaba una alianza entre Etruscos, Samnitas y Galos. A partir de ahí el jugador galo perdio interés en el juego y se declaró aliado automático mío en los siguiente 5 turnos. De esta manera conseguí concentrarme en el romano y, aprovechandome algo de su inexperiencia y mi alianza contra-natura que me cubría las espaldas,le robe un par de puntos de victoria.
En el sur griegos y cartagineses desarrollaron una guerra total en la que el griego ganaba al inicio, luego fue el cartaginés quién llevaba ventaja, y para el turno 7 se había llegado a una especie de empate en la situación, que no en el marcador. El griego había alcanzado 9 puntos y había hundido a Cartago en los 2 ó 3 puntos.
Mis primeras impresiones de este juego son un tanto ambivalentes. Por un lado es divertido juntarse 5 oponentes en un todos contra todos. La caracterización de los bandos (romanos, cartagineses, galos, griegos y etrusco-samnitas) está muy bien lograda mediante unos mazos indidualizados que tienen pocas cosas en común entre ellos. El mazo galo le permite a este hacer cosas que no puede hacer ningún otro, y sucede lo mismo con cada uno de los otros bandos. Resulta hasta hermoso. En el aspecto negativo esta el sistema de resolución de combates, que más que azaroso parece hasta algo injusto, y causante de que alguna parte de las reglas (como los ataques de flanco) resulten absurdamente superfluas. Todo el tema de los marcadores de control político y como y cuando se retiran o se ponen está farragosamente explicado y me temo que no lo hicimos bien. El movimiento naval con un jugador de Cartago también tiene complicaciones y creo que no está también bien explicado. Por último, el sistema de puntuación es terriblemente atroz. Menos el galo, todos los demás jugadores consiguen puntos manteniendo unas localizaciones de victoria natales y conquistando localizaciones natales de otros jugadores. Los que pierden localizaciones pierden puntos hasta un mínimo de 0. Todos los jugadores comienzan con 6 PVs. Y este sistema explica como Cartago termino con 3 puntos ya en el 3er turno. Cuando estás en una situación así, se te hace prácticamente imposible ganar, pero te tienes que seguir chupando los otros 6 turnos de partida que restan. Las potenciales consecuencias de esto (que no vimos por la excelente compañía con la que me rodee para esta ocasión) son las clásicas de pérdida de interés, aburrimiento y "kingmaking".
Mientras escribía esto se me han ocurrido un par de ideas para corregir el problema, pero le daré algunas cuantas vueltas más al juego tal como me salió de la caja antes de aplicarlas.
El día de la Constitución - 6 de diciembre - estrenamos el Here I Stand. Me quede con el Papa, por las mismas razones que me llevaron a hacerme cargo de los etrusco-samnitas en la otra partida. De los jugadores convocados uno llegó con retraso, y sólo gracias a que le llamamos. Cuanta más gente necesitas para una partida (el HIS necesita de 6) más posible es que sucedan cosas como esta.
De la partida llegamos a jugar 4 turnos en 8 horas. ¡Cómo para contemplar el jugar los 9 turnos que puede tener una partida!. En una partida de este juego suceden muchas cosas distintas, y muchas de ellas involucran únicamente a una parte de los jugadores presentes. Por eso no puedo hacer un resumén de la partida con justicia. El turco tropezo un poco al inicio pero al acabar estaba empezando a pillarle el tranquillo a la piratería, aunque podría haberlo hecho mejor y haber atacado Viena. El Habsburgo se llevo el premio gordo en exploraciones y conquistas de ultramar, que le proporcionaban bastantes cartas. Desperto la envidía de varios jugadores y en el turno 3 se medio monto una coalición contra él que le mantuvo ocupado. El francés era el agente principal de esta coalición anti-habsburgo, pero la cuenta no le salio bien. Sus supuestos aliados le dejaron lidiar solo contra el habsburgo y sufrio serias perdidas. El ingles era el principal arquitecto tras la mencionada coalición, y quien recogio los mayores beneficios. Tuvo también suerte a la hora de explorar, conquistar y colonizar, aunque no obtuvo muchas cartas por ello. El protestante tambien jugó en su favor. Este hizo bien su papel, tras sólo una magra explicación de las reglas, y estuvo a punto de ganar la partida. Por último el Papa - o sea, yo - me uní al habsburgo en su lucha contra Francia, impulsado por el éxito francés en Italia - capturo Florencia y se alio con Genova - y las acciones bélicas no me dejaron poner coto a la expansión del luteranismo.
Las impresiones generales causadas por HIS en los participantes fueron bastante satisfactorias. La mecánica y el motor de cartas están copiados del Napoleonic Wars, únicamente que con sus peculiaridades. No hay tanta abundancia de tropas, y las campañas de conquista son más lentas y costosas. Sin embargo, lo mejor en mi opinión fue la Fase de Diplomacia. Está muy bien estructurada para que jugadores hábiles saquen provecho de ella y manejen el juego. En mi caso en particular, en el último turno llegué a un acuerdo con el inglés. No tenía intención de cumplirlo (corroborarlo abiertamente), pero dado que era el inglés quién anunciaba antes sus acuerdos, logré mi propósito de dejarle en evidencia ante sus otros aliados y enemigos míos que tampoco corroboraron sus respectivas alianzas con Enrique VIII.
Tan sólo hay dos inconvenientes serios al juego. El primero es su larga duración. Las fases de diplomacia rompen algo el ritmo de juego y reducen su velocidad. Además, es un juego de suficiente comoplejidad como para que sea preciso educar a un grupo de jugadores más o menos fijo que termine conociendo el juego. HIS tiene su trabajo.
Finalmente, el miércoles, asistí a C_M en su casa a una partida de demostración de NW. Después de estar un rato largo explicando las reglas - y dejando cosas por contar - se jugo un turno. Jugabamos a pelo, sin ninguna de las modificaciones que Ringard y yo hemos implantado en los últimos meses. La partida me recordó todos los vicios que tenía el juego en su inicio. De verdad, era sangrante ver como había jugadores que sacaban las cartas "Baltic Venture" y "Egyptian Venture" y miraban perplejos. C_M volvió a las andadas como británico, y gastó buena parte de sus puntos en comprarse aliados menores. No estuvo mal del todo, pero estaba un poco cansado.
Después de esta paliza me han quedado pocas ganas de jugar a multijugadores en una temporadita. Contemplo los juegos de dos con renovado entusiasmo y como unas vacaciones, dado que no tengo que gastar esfuerzos en negociar, pedir o mendigar. Únicamente yo, y mi enemigo. ¡Qué relax!.
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