Esta semana ha concluido la que ha sido mi adquisición más larga, complicada y problemática en mi vida. Sentaros, niños y niñas, porque voy a contaros como fue mi proceso de compra del juego Titan, publicado en estos tiempos por la compañía Valley Games.
En Octubre de 2007 fuí doblemente afortunado. Por un lado había recibido el Hannibal: Rome vs. Carthage que había pedido por internet a Valley Games, compañía canadiense de reciente creación - por aquella epóca tenía apenas 1 - 2 años de antigüedad - cuya intención declarada era reimprimir algunos de los mayores clásicos de los juegos de mesa con calidades excepcionales. Por otro lado, también era afortunado porque había recibido el juego muy pronto: conocía otros dos casos y uno recibió el juego en Enero de 2008, y el otro en Mayo del mismo año. Ambos tras mucho protestarle a la compañía. En la página www.boardgamegeek.com otras personas postearon sus problemas de retrasos con la compañía. Sin embargo, yo quedé tan satisfecho que, el 29 de abril de 2008, me apunté a la lista de "preorder" de Titan e instantáneamente apoquiné 70,97$ (46€ al cambio).
La fecha inicialmente prevista para completar el juego e iniciar su envío era julio de ese mismo año. Desafortunadamente, durante el verano VG comenzó a publicar mensajes por los cuales, el envío se retrasaba cada vez unas semanas más. Era duro. En ocasiones pensaba que la compañía iba a palmar, y mi dinero con ella. Finalmente, en noviembre los primeros posts de gente recibiendo el juego comenzaron a aparecer en la BGG, y un poco más tarde veía algunos ejemplares del juego en algunas tiendas de Madrid. Comencé a mirar en mi buzón insistentemente, por si me llegaba un aviso para recoger un paquete en correos.
Pasaron los meses. A mediados de enero de 2009 pensé que ya había esperado suficiente, y se me ocurrió hacer dos cosas. La primera mirar en la propia página de VG para consultar el estado de mi pedido. Ponía "pendiente" (pending). Después, envié un correo a la compañía pidiéndoles que pusiesen en movimiento mi pedido. No recibí ninguna contestación, pero a los pocos días el estado de mi pedido cambió a "enviado" (shipped). Una vez más, volví a sentarme y a esperar, inspeccionando el interior de mi buzón un día si, y el siguiente también.
Hacía abril decidí de nuevo que había esperado suficiente. Me pusé una vez más en contacto con Valley Games por correo electrónico. El 30 de abril se me informó que no sabían que no había recibido el juego, y que se pondrían en contacto con la compañía de mensajería de Alemania que llevaba la distribución en Europa. Volví a aguardar una contestación, y cuando no recibí ninguna, remití otro mensaje (o un par más, no me acuerdo) pidiendo información. Finalmente, el 9 de julio, me contestaron que la empresa de distribución no respondía a sus preguntas (!?) y me ofrecían devolverme mi dinero. Si eran incapaces de enviarme mi juego... ¿qué otra opción me quedaba?. Acepté la devolución del dinero y pregunté como pensaban realizarla.
"¿Tienes una cuenta en paypal a la que pueda enviarte el dinero?" me preguntó Torben Sherwood, el firmante de todos los correos que recibía de VG, y encargado del departamente de ateción del cliente. En el mismo mensaje me aseguraba que me podría devolver el dinero inmediatamente si tenía una cuenta en paypal. Era el 21 de julio de 2009.
Les contesté afirmativamente y les dí la información de mi cuenta.
Como al cabo de una semana, el dinero seguía sin aparecer, volví a darles información de mi cuenta e insistirles.
Pasada otra semana, insistí más.
Y otra semana.
Y otra semana...
Llegó septiembre, y yo seguía sin ver un duro. Había enviado ya 7 u 8 mensajes a Valley Games repitiendo en todos ellos los datos de mi cuenta paypal e insistiendo en que ya había aguardado suficiente (18 meses desde que había hecho el pedido) para resolver este tema. No tenía una sola respuesta. Aquello olía francamente mal. Me sentía cabreado y deprimido por la impresión de haber sido estafado. Entre tanto, VG anunciaba el 25 de agosto retrasos con su edición de Republic of Rome y ofrecía un reembolso a quienes lo pidieran. Esto me cabreo aún más. ¿Cómo podían ofrecer un reembolso a esa gente, si no me reembolsaban mi importe a mí, que llevaba meses esperando?. Envié un último mensaje más en septiembre a Valley Games y esperé una semana más. Era la última oportunidad que les daba antes de dar otro paso más, aunque nunca les advertí de lo que iba a hacer si no resolvían o daban alguna contestación a mí demanda, ni jamás - repito, jamás - les amenacé en modo alguno.
El 12 de septiembre, finalmente, dí el paso que llevaba bastante tiempo demorando, aunque lo había estado considerando desde hacía muchos meses antes: me dí de alta un usuario en www.boardgamegeek.com (el mayor foro mundial de juegos de mesa) y abrí un hilo con el título "Cheated by Valley Games" (Engañado por Valley Games). Con dos cojones. No tenía ni mi dinero, ni mi juego. ¿Qué más podía perder?.
No voy a decir que fuera un terremoto que conmoviera los cimientos del mundillo, ni nada parecido. Lo postee precisamente en un fin de semana y a una hora para que los norteamericanos - que son los principales participantes de BGG - se tomasen el desayuno del sábado con mi hilo bien visible en la sección de Game Forums. El hilo recibió cierta atención y unas veintipico aportaciones. La inmensa mayoría eran muestras de apoyo a mí, y desaprobación a la compañía. También hubo posts de miembros de BGG que pedían comprensión por las dificultades de la compañía, "objetividad" en las críticas, y que se detuviese el "apaleamiento" (bashing). Lo más fuerte fue el comentario de un miembro de que "alguien tenía que pagar por los errores", y no se refería a la empresa. El 14 de septiembre posteé una contestación adecuada a estos incondicionales de Valley Games, no fuera a ser que creciesen en número. De todas formas, la compañía ya tenía un historial previo de posts e hilos con quejas varias. También me moví un poco más y posteé en otros foros de juegos que VG estaba sacando, para advertir de mi caso. Nada demasiado dramático. No era, ni es, mi intención hundir a Valley Games. Tan sólo quería recuperar lo que es mío.
Justo ese día, aunque algo más tarde, mi cuenta de paypal recibió 70,97$ de Valley Games. No me dí cuenta hasta que pudé volver a acceder a Internet el 16 de septiembre. Posteé inmediatamente en BGG la resolución satisfactoria de la incidencia. Era un mensaje de tono contenido, aunque me encontraba de un ánimo exhultante, como podréis imaginaros. Más tarde, y a sugerencia de uno de los participantes del hilo, cambié el título original por "Trouble with Valley Games". Menos fuerte, pero aún así fiel a la verdad.
Tras todo lo sucedido, se impone un momento de reflexión. Cuando hace una semana posteaba en BGG ya lo había dado todo por perdido. Posteando no esperaba recuperar mi dinero, ni ventear en público frustación alguna. Simplemente, lo que me habían hecho era injusto. La única forma de conciliar mi forma de entender el mundo que me rodea con lo que me había sucedido en mis tratos con VG era enderezar de nuevo la justicia dando a conocer a terceros lo sucedido. Conciliado con la idea de haber perdido mi dinero, lo justo es que no les saliera gratis, que la compañía tuviera que dar algo a cambio de ese dinero. Otra reflexión que seguramente se os habrá ocurrido antes que esta, lo mismo que a mí, es la del poder de internet como medio de presión. Cuando iniciaba esta entrada pensaba incluir ciertas conclusiones mías al respecto, basadas en esta experiencia. Sin embargo, no voy a alargar mucho más este artículo. Estas ideas mías se desvían ya algo del tema que he comentado hoy aquí y es más justo ponerlas en otra entrada aparte... , alguna vez. De momento, conformaros con este artículo que leí al día siguiente de constatar mi triunfo. Lo expresado en él coincide en gran medida con la experiencia que he sacado de todo esto.
¡Ah!. ¡El juego!. ¡Es cierto!. Entre tanto tira y afloja durante meses con la compañía canadiense casi se me había olvidado el motivo primero de mis desvelos. Bien, bueno, al día siguiente de ver que tenía la pasta en la cuenta - el 17 de septiembre - me bajé a una tienda de Madrid y adquirí finalmente una copia de Titan. Me salió algo más caro (9€) de lo que inicialmente había pagado cuando preordené el juego. Pero si hubiera sabido todo lo que iba a suceder me hubiera esperado a que el juego llegase a las tiendas de todos modos, pagando el dinero que finalmente he soltado. La resolución de este tema fue equivalente a volver 18 meses hacía atrás en el tiempo para tomar la decisión correcta. Aquel mismo día abrí la caja e inspeccioné los componentes. Ahora sólo me queda jugar. Hasta entonces, mantenganse atentos a este blog.
En Octubre de 2007 fuí doblemente afortunado. Por un lado había recibido el Hannibal: Rome vs. Carthage que había pedido por internet a Valley Games, compañía canadiense de reciente creación - por aquella epóca tenía apenas 1 - 2 años de antigüedad - cuya intención declarada era reimprimir algunos de los mayores clásicos de los juegos de mesa con calidades excepcionales. Por otro lado, también era afortunado porque había recibido el juego muy pronto: conocía otros dos casos y uno recibió el juego en Enero de 2008, y el otro en Mayo del mismo año. Ambos tras mucho protestarle a la compañía. En la página www.boardgamegeek.com otras personas postearon sus problemas de retrasos con la compañía. Sin embargo, yo quedé tan satisfecho que, el 29 de abril de 2008, me apunté a la lista de "preorder" de Titan e instantáneamente apoquiné 70,97$ (46€ al cambio).
La fecha inicialmente prevista para completar el juego e iniciar su envío era julio de ese mismo año. Desafortunadamente, durante el verano VG comenzó a publicar mensajes por los cuales, el envío se retrasaba cada vez unas semanas más. Era duro. En ocasiones pensaba que la compañía iba a palmar, y mi dinero con ella. Finalmente, en noviembre los primeros posts de gente recibiendo el juego comenzaron a aparecer en la BGG, y un poco más tarde veía algunos ejemplares del juego en algunas tiendas de Madrid. Comencé a mirar en mi buzón insistentemente, por si me llegaba un aviso para recoger un paquete en correos.
Pasaron los meses. A mediados de enero de 2009 pensé que ya había esperado suficiente, y se me ocurrió hacer dos cosas. La primera mirar en la propia página de VG para consultar el estado de mi pedido. Ponía "pendiente" (pending). Después, envié un correo a la compañía pidiéndoles que pusiesen en movimiento mi pedido. No recibí ninguna contestación, pero a los pocos días el estado de mi pedido cambió a "enviado" (shipped). Una vez más, volví a sentarme y a esperar, inspeccionando el interior de mi buzón un día si, y el siguiente también.
Hacía abril decidí de nuevo que había esperado suficiente. Me pusé una vez más en contacto con Valley Games por correo electrónico. El 30 de abril se me informó que no sabían que no había recibido el juego, y que se pondrían en contacto con la compañía de mensajería de Alemania que llevaba la distribución en Europa. Volví a aguardar una contestación, y cuando no recibí ninguna, remití otro mensaje (o un par más, no me acuerdo) pidiendo información. Finalmente, el 9 de julio, me contestaron que la empresa de distribución no respondía a sus preguntas (!?) y me ofrecían devolverme mi dinero. Si eran incapaces de enviarme mi juego... ¿qué otra opción me quedaba?. Acepté la devolución del dinero y pregunté como pensaban realizarla.
"¿Tienes una cuenta en paypal a la que pueda enviarte el dinero?" me preguntó Torben Sherwood, el firmante de todos los correos que recibía de VG, y encargado del departamente de ateción del cliente. En el mismo mensaje me aseguraba que me podría devolver el dinero inmediatamente si tenía una cuenta en paypal. Era el 21 de julio de 2009.
Les contesté afirmativamente y les dí la información de mi cuenta.
Como al cabo de una semana, el dinero seguía sin aparecer, volví a darles información de mi cuenta e insistirles.
Pasada otra semana, insistí más.
Y otra semana.
Y otra semana...
Llegó septiembre, y yo seguía sin ver un duro. Había enviado ya 7 u 8 mensajes a Valley Games repitiendo en todos ellos los datos de mi cuenta paypal e insistiendo en que ya había aguardado suficiente (18 meses desde que había hecho el pedido) para resolver este tema. No tenía una sola respuesta. Aquello olía francamente mal. Me sentía cabreado y deprimido por la impresión de haber sido estafado. Entre tanto, VG anunciaba el 25 de agosto retrasos con su edición de Republic of Rome y ofrecía un reembolso a quienes lo pidieran. Esto me cabreo aún más. ¿Cómo podían ofrecer un reembolso a esa gente, si no me reembolsaban mi importe a mí, que llevaba meses esperando?. Envié un último mensaje más en septiembre a Valley Games y esperé una semana más. Era la última oportunidad que les daba antes de dar otro paso más, aunque nunca les advertí de lo que iba a hacer si no resolvían o daban alguna contestación a mí demanda, ni jamás - repito, jamás - les amenacé en modo alguno.
El 12 de septiembre, finalmente, dí el paso que llevaba bastante tiempo demorando, aunque lo había estado considerando desde hacía muchos meses antes: me dí de alta un usuario en www.boardgamegeek.com (el mayor foro mundial de juegos de mesa) y abrí un hilo con el título "Cheated by Valley Games" (Engañado por Valley Games). Con dos cojones. No tenía ni mi dinero, ni mi juego. ¿Qué más podía perder?.
No voy a decir que fuera un terremoto que conmoviera los cimientos del mundillo, ni nada parecido. Lo postee precisamente en un fin de semana y a una hora para que los norteamericanos - que son los principales participantes de BGG - se tomasen el desayuno del sábado con mi hilo bien visible en la sección de Game Forums. El hilo recibió cierta atención y unas veintipico aportaciones. La inmensa mayoría eran muestras de apoyo a mí, y desaprobación a la compañía. También hubo posts de miembros de BGG que pedían comprensión por las dificultades de la compañía, "objetividad" en las críticas, y que se detuviese el "apaleamiento" (bashing). Lo más fuerte fue el comentario de un miembro de que "alguien tenía que pagar por los errores", y no se refería a la empresa. El 14 de septiembre posteé una contestación adecuada a estos incondicionales de Valley Games, no fuera a ser que creciesen en número. De todas formas, la compañía ya tenía un historial previo de posts e hilos con quejas varias. También me moví un poco más y posteé en otros foros de juegos que VG estaba sacando, para advertir de mi caso. Nada demasiado dramático. No era, ni es, mi intención hundir a Valley Games. Tan sólo quería recuperar lo que es mío.
Justo ese día, aunque algo más tarde, mi cuenta de paypal recibió 70,97$ de Valley Games. No me dí cuenta hasta que pudé volver a acceder a Internet el 16 de septiembre. Posteé inmediatamente en BGG la resolución satisfactoria de la incidencia. Era un mensaje de tono contenido, aunque me encontraba de un ánimo exhultante, como podréis imaginaros. Más tarde, y a sugerencia de uno de los participantes del hilo, cambié el título original por "Trouble with Valley Games". Menos fuerte, pero aún así fiel a la verdad.
Tras todo lo sucedido, se impone un momento de reflexión. Cuando hace una semana posteaba en BGG ya lo había dado todo por perdido. Posteando no esperaba recuperar mi dinero, ni ventear en público frustación alguna. Simplemente, lo que me habían hecho era injusto. La única forma de conciliar mi forma de entender el mundo que me rodea con lo que me había sucedido en mis tratos con VG era enderezar de nuevo la justicia dando a conocer a terceros lo sucedido. Conciliado con la idea de haber perdido mi dinero, lo justo es que no les saliera gratis, que la compañía tuviera que dar algo a cambio de ese dinero. Otra reflexión que seguramente se os habrá ocurrido antes que esta, lo mismo que a mí, es la del poder de internet como medio de presión. Cuando iniciaba esta entrada pensaba incluir ciertas conclusiones mías al respecto, basadas en esta experiencia. Sin embargo, no voy a alargar mucho más este artículo. Estas ideas mías se desvían ya algo del tema que he comentado hoy aquí y es más justo ponerlas en otra entrada aparte... , alguna vez. De momento, conformaros con este artículo que leí al día siguiente de constatar mi triunfo. Lo expresado en él coincide en gran medida con la experiencia que he sacado de todo esto.
¡Ah!. ¡El juego!. ¡Es cierto!. Entre tanto tira y afloja durante meses con la compañía canadiense casi se me había olvidado el motivo primero de mis desvelos. Bien, bueno, al día siguiente de ver que tenía la pasta en la cuenta - el 17 de septiembre - me bajé a una tienda de Madrid y adquirí finalmente una copia de Titan. Me salió algo más caro (9€) de lo que inicialmente había pagado cuando preordené el juego. Pero si hubiera sabido todo lo que iba a suceder me hubiera esperado a que el juego llegase a las tiendas de todos modos, pagando el dinero que finalmente he soltado. La resolución de este tema fue equivalente a volver 18 meses hacía atrás en el tiempo para tomar la decisión correcta. Aquel mismo día abrí la caja e inspeccioné los componentes. Ahora sólo me queda jugar. Hasta entonces, mantenganse atentos a este blog.
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