jueves, 15 de agosto de 2024

La Trampa

Llevo tiempo sin publica. No es que no haya escrito nada. Estoy preparando una entrada sobre inteligencia artificial. Pero me viene un poco grande y me he quedado atascado. En esa situación lo mejor es seguir escribiendo, y si te has quedado atascado con el tema sobre el que quieres escribir, pues entonces escribe sobre lo que sea, pero escribe. Y entonces tal vez lograrás volver a arrancar el artículo que tenías estancado.


Así que toca haceros una reseña sobre La Trampa, el reciente estreno cinematográfico del director de origen indio M.Night Shyamalan.


El planteamiento inicial de esta película es el de un padre - interpretado por Josh Harnett - que acompaña a su hija prepubescente y rubia al concierto en la ciudad de Philadelphia de una Ariana Grande de Hacendado interpretada por la hija del propio director del filme. Algo estáis pensando al leer esto último, pero lo dejamos para más adelante porque en esta parte de la historia las cosas se mueven rápido y tenemos que seguir adelante. Al acceder a concierto y durante los primeros compases del mismo, el padre se da cuenta de que en el estadio donde se celebra tiene unas medidas de seguridad brutales. Pero realmente brutales. Está todo llenísimo de policía. Se podría decir que hay más policía que espectadores en el concierto, y no sería una exageración. No os imagináis la cantidad de madera que hay en ese concierto. Bueno, si sois de Barcelona, tal vez si.

Imagen tomada en los muelles de Philadelphia durante el concierto de la película.

Durante una pausa del concierto Cooper - el personaje que interpreta Harnett - se logra enterar de que el concierto es una encerrona que las fuerzas del orden han montado para atrapar a un asesino en serie que saben de antemano que iba a estar allí. Desde ese momento, nuestro padre modélico comienza a comportarse de manera... extraña.


Bueno, no solo extraña, es que incluso llega a ser un rato hijo de puta en ocasiones. Se ve que quiere salir de allí cagando leches sin pasar por el cordón policial. ¿Será que ha mentido en el formulario para colocar a su hija en un colegio más cercano a casa? Pues no. Es que es el asesino que está buscando la policía. ¡Hala! ¡Ya está!


No os enfadéis conmigo, que lo que acabo de revelar se puede sacar del trailer publicitario de la película.


Con este planteamiento tenemos una primera mitad de está película de 100 minutos - a mi toda película actual que no llegué a las dos horas me parece un milagro - en la que Cooper intenta escapar de la trampa policial de una forma u otra. Creo que es la mejor parte del filme. No solo por el suspense - que Shyamalan siempre ha sabido manejar bien en sus películas, incluso las malas - sino por la proeza lograda al hacer que el espectador se ponga del lado del protagonista, que es un villano horrible como él solo. Esto sucede porque en todo momento la historia sigue el punto de vista de este personaje, y también por la abrumadora superioridad de las fuerzas a las que se enfrenta. Y es que en ese concierto hay mucha, pero que mucha policía tras de él. ¿No lo he dicho antes? El caso es que está en la naturaleza del ser humano ponerse del lado del más débil.

Aunque algunos te dirán que eso es antisemitismo.

La tensión que sentimos al ver si nuestro antihéroe logra escapar o no se resuelve a mitad de film dando paso a otra parte en la que la narración se sale un tanto de padre, con sorpresivos giros argumentales que son la firma típica del director y con los que intenta mantener viva la emoción otros 50 minutos más una vez que el planteamiento inicial - el de la fuga de la trampa, que era bueno - ha desaparecido. Esta segunda mitad es algo floja, y progresa gracias a algún que otro atajo de guion que sirve de muleta a una narración que se nos ha quedado algo floja. También tiene momentos buenos, ya que también se nos explica cómo sabía la policía que Cooper iba a asistir al concierto de marras.


La Trampa es un film de suspense que se deja ver y te mantiene entretenido sin llegar a ser una obra maestra. Es una historia buena en su primera parte, regular en la segunda. Shyamalan es bueno en los aspectos técnicos del suspense: donde colocar y como mover las cámaras, que mostrar y que no mostrar al espectador, la música... Del guion - escrito por el mismo director - se agradece la idea de partida y como ata cabos al final. Otro punto a favor de este metraje es la selección de Josh Harnett como protagonista. Es uno de esos actores norteamericanos que dan sensación de haber hecho carrera más por su buena planta que por su expresividad, y eso es algo que casa muy bien con su papel de psicópata en este filme. Aparte de que se ve que es un tío muy grande en tamaño y eso lo hace más amenazador y refuerza su personaje.


En el polo opuesto está Saleka, la hija del propio Shyamalan y que tiene un papel muy destacado en la historia, que es aún mayor en la segunda parte del filme hasta el punto de que se puede decir que le roba el papel protagonista (o lo intenta) a un Cooper que de repente parece haber perdido temporalmente su temple e ingenio de la primera parte. El papel de la cantante en está parte me parece algo forzado, y se puede decir que está metido con calzador por su padre en el guion para darle más importancia a su hija. Ha sido ver esto y enterarme también que este año ha salido otra película dirigida por otra hija de Shyamalan y claro, pienso lo mismo que vosotros: Nepotismo. ¿Sabéis qué? En Hollywood hay mucho más de eso de lo que vosotros creéis.

A ver, si Coppola enchufó a su hija, también lo puedo hacer yo. ¿No?

Señales es otra película de este director que hoy en día me gusta ver, a pesar de tener más que aprendido que los alienígenas que salen son bastante tontos. Es una historia con una atmósfera de suspense que me tiene entretenido. ¿Me sucederá lo mismo con La Trampa? Ya veremos.

4 comentarios:

  1. Coppola y todo Dios enchufa. Afortunadamente, el público sigue teniendo mucho que decir ante eso. Por ejemplo, no puedo con el hijo de Will Smith y eso que es negro. En cambio la hija de Lenny Kravitz si que está bien ahí y eso que es negra. ¡¡¡Dadle papeles aunque sea para legalizarla!!!

    No... no estoy borracho.

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  2. ¿Se puede ser racista sobre tu propia raza?

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    Respuestas
    1. Totalmente, Pertenecer a una raza minoritaria y tradicionalmente discriminada no te salva de perpetuar el racismo del que sufres al incidir en la raza como elemento de distinción sin importar para que sea.

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