viernes, 28 de junio de 2024

Tu juego favorito es una puta mierda

Entre el 10 y el 12 de mayo  tuve el privilegio de participar en el II Campamento Barton, las jornadas de jugones organizadas por los componentes del doble podcast Vis Lúdica-Vis Bélica que son referencia para la afición en España. Este evento se organizó en el Hotel EXE Boston de Zaragoza, el mismo que aloja las jornadas de Batalladores. Este evento no está comprometido con ningún tipo de juego concreto, si participas en él puedes jugar a lo que quieras: euros, wargames, miniaturas, rol, party games... El único compromiso que tiene el Campamento Barton es con los jugadores. A diferencia de otras jornadas, no hay lugar para las editoriales, solo para los jugadores quienes - superando con mucho los 200 - se reunieron allí.

Mi enfoque al asistir a este encuentro era el de hacer algo que normalmente no podría hacer en casa. En este caso fue reunirme con Israel y Fernando, dos jugones de Galicia y Albacete respectivamente, y poner en mesa el Stalingrad `42 con la intención de jugar la campaña a saco durante el viernes y el sábado. Así que se puede decir que mi experiencia en este Campamento Barton consistió básicamente en esta gran partida.


Yo y Fernando llevábamos el bando alemán. Yo asumía el control supremo y todo el frente al norte del Donets y el Don hasta cierta distancia de Stalingrado, donde la separación de sectores dibujaba una línea recta hasta el Mar Caspio. Ello dejaba a cargo de mi compañero todo el área de Rostov y el Cáucaso. Teníamos una separación de sectores acordada para el soviético muy similar a la del alemán por si se nos unía un cuarto jugador. Como esto no sucedió, fue Israel quien tomó control total del bando soviético.

Esta es la separación de áreas establecida para el Eje durante la partida.

Fernando y yo nos entendimos muy bien y coincidíamos en nuestro plan de campaña. Este sería una ofensiva escalonada comenzando con el 4º Ejército Panzer en el norte, seguido del 6º Ejército en el centro, para que Fernando lanzase su ofensiva con el 1º Panzer y 17º Ejércitos en el tercer turno. Nuestra idea era que él corriera a por los puentes del curso bajo del Donets para lograr un cerco a gran escala entre este río y el curso medio del Don. Desde un primer momento nuestro adversario aprovechó al máximo todas las herramientas que el reglamento pone para llevar a cabo una retirada y puso al grueso de sus tropas en fuga, en el norte hacía la orilla oriental del Don, al sur hacia el margen sur de dicho río a su paso por Rostov. Tan sólo quedaron unas pocas agrupaciones de tropas estratégicamente situadas para bloquear cruces de carreteras y demorar el avance germano todo el tiempo posible.


Si bien la estrategia soviética permitió a Israel construir un frente seguro a lo largo del Don que me negaba los objetivos de Voronezh y Sbovoda, no pudo evitar que mis puntas de lanza acorazadas se situaran en la retaguardia de una gran agrupación (16 unidades) soviética en desbandada y enlazará con las unidades blindadas de Fernando que, habiendo cruzado el Don conforme a lo planeado, habían avanzado hacía el norte. Fue entonces cuando, por un error mío, 10 de esas unidades soviéticas que parecían condenadas encontraron un hueco y lograron escapar. Las que quedaban aguantaron lo suficiente como para estorbar el avance de nuestra base logística (HQs y vías férreas) de manera que mis panzer se aproximaron hacía la curva del Don y Stalingrado sin apoyos.

Ruptura del sector al sur del Donets. El bando soviético se ha retirado de toda la línea al tiempo que las puntas de lanza del Eje ya están dispuestas a cruzar el río y virar hacía el norte para cortar el paso a varias unidades enemigas.

Mi idea una vez llegada a esa área era forzar un cruce del Don para poder aproximarme a Stalingrado desde el suroeste (Kotelnikovo) y a la vez apoyar a mi compañero en la toma de Rostov mediante un avance sobre el Manych. Esto último fue innecesario porque mi compañero logró conquistar Rostov ese mismo turno merced a un error de colocación de un HQ soviético que no pudo dar apoyo en la defensa. Aún así envíe rápidamente dos divisiones panzer enteritas al área de mando de mi compañero, lo que supuso que mi avance sobre Stalingrado perdió impulso. A partir de entonces me encontré involucrado en inacabables luchas en las aproximaciones a la ciudad, sin llegar a estar adyacente a ella, a pesar de lograr otro cruce del Don y la toma de Kalach.


Por su parte, mi compañero logró avances importantes en el Cáucaso. Cayeron Stavropol y Taman, pero se resistía Krasnodar. En medio de todo esto se hizo patente el problema de establecer áreas de mando para hacer que un juego de 2 jugadores sea multijugador: lo que sucede en el punto de unión de ambas áreas queda en el limbo, cada jugador piensa que su compañero va a resolver cualquier amenaza que se plantee por ahí, y como consecuencia de ello ninguno de los dos hace nada. Eso nos paso a nosotros con la estepa entre Stalingrado y Elitsa, por la que el soviético nos coló incursiones de caballería y brigadas de blindados varias veces, distrayéndonos fuerzas de otras partes. Logramos aplastar dos de esas incursiones, pero la tercera se aprovecho de un despiste y terminó con una brigada de T-34 tomando Salsk, que era punto de victoria y logró precipitar el final de la partida con derrota súbita del Eje en el turno 20.

Situación al final de la partida.


Conclusiones a sacar de esta tremenda partida. La primera es que compartir el mando con otro jugador me ahorró entre 10 y 15 minutos por turno, con un ahorro total de tiempo de entre 4 y 5 horas. Aparte de eso, el mando conjunto presentó unos problemas que tal vez se hubieran solucionado con una actitud más fuerte e intrusiva por mi parte. Pero yo carezco de actitud para hacer algo así. Esto que hacemos son juegos, se trata de divertirnos, y mi intención era principalmente que mi compañero tuviera plena libertad de actuación en su sector del mapa. A pesar de esto, me he replanteado los límites de áreas de mando, y en otra ocasión yo establecería ese límite al sur del Don en la línea del Manych.


Aparte de eso, mi primera campaña como alemán en Stalingrad '42 me demostró lo complicado que es para el germano ganar en este juego. Si bien tiene una superioridad neta, hay que tener mucho cuidado de que la ofensiva no se disipe y pierda impulso. Israel nos comentó a Fernando y a mí que él pensaba iniciar la ofensiva en todo el frente a la vez con el alemán cuando jugase su siguiente campaña. Es un planteamiento que me ha dado que pensar.


Tras recoger, fuimos a cenar, pero entre una cosa y la otra aún tuve tiempo de estar en una mesa sentado contemplando una partida de Archipelago. Aún sin tomar parte en la partida, la encontraba fascinante. Un día de estos escribiré una reseña de este juego.


Tras la cena estuve echado un rato - ventajas de celebrar la convención en un hotel - y al bajar me dirigí a una de las salas donde se estaba jugando a Blood on the Clock Tower de continuo todo el día. Tras estar día y medio con una actividad de alta intensidad como la campaña de Stalingrad '42 me apetecía algo totalmente distinto y de un tono más ligero. Este juego que se ha puesto de moda cumplió esa función. Básicamente, se trata del clásico juego social de roles ocultos que se juega por "jornadas" y en las que se trata de encontrar al asesino antes de que éste aniquile a los jugadores "buenos". Es un tipo de juego que está muy visto, pero que no por ello es malo. Hay buenos momentos para jugar un juego así, y la cosa mejora si tienes un grupo dispuesto más que nada a divertirse y - lo más importante - un narrador que sabe hacer su trabajo. Si bien encuentro Blood on the título demasiado largo un juego que se me va un poco de duración para este tipo de juegos ligeros (terminamos la partida alrededor de la 1 de la noche, explicación incluida), cumple bien party game. Eso si, me parece que para un juego social está algo sobreproducido y en consecuencia es caro.


El domingo por la mañana tenía programada una partida de Friedrich que tenía el propósito principal de explicar el reglamento a quien no lo supiera y enseñar estrategias a quienes conocieran el juego y deseasen profundizar en él. Éramos 5 en la mesa y yo estaba sentado junto al prusiano asesorándole. En esto último mi tarea más importante consistió en contener al jugador prusiano y disuadirle de las jugadas más atrevidas porque el error principal del jugador prusiano novato consiste en freir su mano de cartas implicándose en un combate tras otro desde el segundo turno. Hay un momento y un lugar para que el prusiano haga sus ataques, pero ello depende de la situación de la partida y requiere analizar la situación con cuidado. Hasta entonces, lo mejor es contenerse.


Naturalmente, con las explicaciones de por medio y con mi consejo al prusiano, no llegamos a completar la partida. Aún así confío en haber mostrado a los que estaban sentados conmigo en la mesa las posibilidades que tiene este juego, y animarlos a ponerlo en mesa en sus propios grupos de juego. Y aún más todavía desde que este juego se puede disfrutar online en rally-the-troops.com perfectamente implementado. No tenéis excusa.


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Y antes de terminar, algunas menciones especiales. Porque en eventos como estos nos reunimos para encontrarnos con las personas, más que por lo juegos.


En primer lugar mi más sincero agradecimiento a Fernando e Israel, que hicieron posible una partida inolvidable e irrepetible en unas circunstancias diferentes a las que permitía el Campamento Barton. Pusieron su paciencia y mostraron una capacidad de compromiso para una partida de semejante envergadura que es difícil encontrar hoy en día y que hizo de nosotros 3 Los Frikazos del Wargame del campamento. No bromeo.


En segundo lugar - y sólo en este puesto porque me debo primero a mis compañeros de mesa - mi más sincero agradecimiento a todos los compañeros que crean los programas de Vis Lúdica y Vis Bélica por hacer posible está oportunidad y organizar este evento que nos reunió a todos durante 3 días. Y de entre los chiflados que componen ambos programas mi agradecimiento especial va para David Arribas y Roi que no me conocían de vista pero que, al enterarse de quien era yo, se pasaron por mi mesa para charlar un rato conmigo y reconocer mi labor en este blog. De verdad que se agradece mucho.


También merece admiración los que estuvieron organizando partidas de Blood on the Clocktower de continúo. Si no le estaban dando 14 horas al día es porque le estaban dando 12 horas al día. ¡Qué dedicación! Y por mi experiencia, siempre estaban dispuestos a hacer las aclaraciones necesarias y a dirigir el juego para que no se quedase atascado, algo que era muy necesario con este tipo de juegos sociales. Es asombroso haber contemplado semejante dedicación.

2 comentarios:

  1. Pues sí. Haz esa reseña del Archipiélago porque a mí me parece un juego más. Que tiene sus cosas, como todos los juegos decentes, pero tampoco lo veo excelente.

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  2. Mi labor en una reseña no es meramente denostar un juego o elevarlo a las máximas alturas de la excelencia, sino exponer sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Y eso es lo que haré con Archipelago cuando le toque, ni más ni menos.

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