miércoles, 27 de septiembre de 2017

Campeonato Mundial de Friedrich 2017.

Otro año más yo, C_M. Friki, y Ringard nos lanzamos a la máxima competición de Friedrich del año. El Campeonato de Berlin. Sabedores de nuestra valía, nos considerabamos sobradamente preparados para...

... para ver defraudadas nuestras expectativas. Y en el caso de Friki, incluso de estrellarse. Ringard fue el que mejor quedó en la clasificación, 11 de 27. Pero el único campeón español del campeonato - Friki - quedó último. Al menos de esa manera le regalaron una cocacola alemana con extra de cafeína - para estar más despierto - y el Golden Hildi. Una carta comodín que vale hasta mil puntos. ¡Así no habrá quien le pare!.

Yo, por mi parte, quede 15º tras salvar otra vez mi reputación de victorias prusianas en la clasificación como prácticamente único mérito a salvar de este campeonato. ¿Qué nos ha pasado?. Lo contaré al final, antes de eso, las 4 partidas que jugué durante el campeonato.

1º Partida. Viernes 7 de septiembre.

Me tocaba jugar con Rusia. En la mesa eran todos viejos conocidos, y además participantes del CAFE'17. Como Prusia tenía a AZ, un alemán bastante alto y muy simpático. El Austríaco era el británico AB de York. Y el francés era uno de los hermanos holandeses, Mc.

Tuve buena suerte con las cartas del destino, y mala suerte con mis aliados. Rusia aguanto sobre el tablero hasta el turno 19. Ello me permitió atacar de forma incesante a Dohna (P7) en Kammin 12 tropas contra 7 suyas en todos los turnos salvo en 3 o 4. Mayormente porque al jugador prusiano nunca se le ocurría apartarse de mis dos generales salvo al final, cuando por fin el desgaste en tréboles empezó a pasarle factura porque la primera reducción de subsidios le cayó encima en el turno 16.

Hubo un momento en el que tal vez hubiera podido ganar la batalla decisiva atacando con Rusia y Suecia sucesivamente en el mismo turno. Pero ni llego a suceder, ni tiene sentido preguntarse ahora si ello hubiera sido posible.

Mc con Francia logró machacar a Hannover hasta el exterminio. Pero tardó demasiado en hacerlo, e incluso una vez logrado le veía dudar a la hora de avanzar hacía su último objetivo: Magdeburgo. Avanzaba y retrocedía. No ayudó nada que gastase un montón de cartas de corazón contra Hannover. Pero incluso así termino la partida con 6 reservas sin usar en su mano (!!!!!!).

Nuestro aliado austríaco cometió varios errores. El principal de ellos fue que se empeñó en atacar la fuerza principal prusiana en Silesia (16 tropas) con menos fuerzas (14 tropas) dos o tres veces, gastándose todas las cartas de diamantes que tenía en la mano en el proceso. Más adelante, montó una torre con tres generales y empezó a atacar por fin con superioridad numérica. Pero los errores iniciales y lo que tardaron en salir las reducciones de subsidios hacían que fuera demasiado poco demasiado tarde.

Intenté ayudarle con un tercer general ruso que venía de Prusia Oriental enviándolo a Silesia. De verdad que lo intenté. Pero el Prusiano se colocó en la carretera a Silesia en el sector de tréboles, y no podía pasar. Hubiera estado bien que mi aliado austríaco le atacara entonces para abrirme camino, porque le tenía a tiro y AZ parecía evidentemente nervioso por ello. Pero lo cierto es que salvo por la torre de tres austríacos en Silesia, nuestro jugador de York parecía no saber que hacer con el resto de sus piezas - Imperio incluido - y no los movió durante turnos. True story.

AZ logró la primera victoria de su vida con Prusia, motivo por el cual me alegré mucho. El pobre realmente sudo la camiseta. Otro motivo que tuve para salir contento de la partida fue que gracias a lo que había aguantado la zarina en el trono pude sacar 8 puntos de esta partida, lo que me dejaba con opciones en el resto del campeonato. Esto fue más cosa de suerte que otra cosa, porque durante un montón de turnos Rusia se hubiera podido ir de la partida dejándome con tan sólo 4 o 5 miserables puntos y fuera de la final.

La verdad es que sí. Salir de allí con 8 puntos en el bolsillo era lo mejor que me podía pasar, porque con aquellos dos aliados míos, la victoria era imposible. Con su falta de actividad no había forma de desgastar lo suficiente la mano de cartas prusiana.

2ª Partida. Sábado 8 de septiembre por la mañana.

He de decir que el prusiano que nos tocó en esta partida JW, gastaba cartas con cierta alegría, aunque al mismo tiempo con cierto sistema. Le ayudó también el hecho de que la primera reducción de subsidios tardó en aparecer (en el turno 12, o 16, no recuerdo).

Su suerte con las cartas del destino estaba equilibrada porque la zarina no se moría nunca (lo hizo al final en el turno 18, creo). Pero eso a su vez quedo compensado por un error garrafal del jugador ruso, otro alemán falto de experiencia. Al comienzo tenía dos generales rusos con 13 tropas frente a un prusiano con 4 tropas en Kammin, y otros 2 con tres tropas frente a Lehwaldt (P8) con 2 tropas en Prusia Oriental, sentado en el sector de tréboles. Se empeñó en atacar a este último, y para reforzar dicho ataque se llevó de vuelta a uno de los dos que tenían más tropas para juntarlo con los otros y pasarles refuerzos. Todo eso llevo una cantidad de tiempo horrorosa. Pero no era un inepto total. Puedo decir a su favor que al final si que atacaba con mucha superioridad y estaba consiguiendo quitarle muchas cartas a Prusia.

El francés era el veterano, varias veces finalista, y campeón de 2015 ChrB. Manejó la situación sin cometer fallos y logró acorralar a Hannover en su base de Stade, conquistando todos los objetivos de Francia menos los dos en territorio prusiano. Tenía muy pocas cartas del palo adecuado (corazones) y tardó mucho tiempo en extirpar a un último hannoveriano que estaba merodeando por Magdeburgo. Lo tuvo que liquidar por falta de suministro.

Eso me deja a mí jugando como austríaco. En un principio todo iba bien. Schwerin y Keith (P4 y P5, prusianos) parecían hacer una defensa en Silesia con, al principio, 12 tropas que acabaron subiendo a 16. Ataqué ya desde el turno 4º con una pila de 21 tropas en Breslau, en picas, causando gran desgaste de cartas. Eventualmente, los prusianos se replegaron detrás de la frontera tréboles-picas de Silesia para tener un par de rondas de respiro.

Limpie Sajonia con relativa rapidez, y tuve tiempo para hostigar un poco, lo que juzgue suficiente, a Prusia en el área de Magdeburgo. Al hacerlo, sin darme cuenta, salve al prusiano de un cerco en el que él mismo se había metido. ChrB me soltó de buen rollo un "¡te odio!". También hubo un combate entre el Imperio y Prusia en el que cada uno gasto más de 50 puntos en corazones. JW exclamaba "¡quieres que gane Francia!", pero lo cierto es que él mismo se empeñó en llevar la lucha hasta matar al pobre Hildburghausen. Yo sólo intentaba conquistar un objetivo secundario.

Tuve tiempo incluso para enviar un general austríaco a intentar ayudar a Rusia en tréboles. Pero nuestro audaz prusiano opto por interceptarle en el sector de corazones dónde se encuentra Küstrin, justo al oeste de Berlin. Yo sólo tenía dos cartas de corazones y me destruyeron al general. Fue una pena, pero tampoco para tanto.

Justo entonces tenía a Prusia acorralada en Silesia. Los dos generales azules que había allí salieron de su refugio en tréboles y se expusieron a una batalla diamantes-picas que yo aproveché inmediatamente atacando en ambos palos. Tenía que decidir que combate empezaba primero, diamantes o picas contra picas del prusiano, y opté por atacar desde picas.

¡Craso error!. Nuestro amigo derrochón acepto cambiar unas cuantas cartas, pero en seguida se dio cuenta que tenía que escabullirse de aquella celada, y en seguida emprendió una retirada de dos espacios para luego volver con más fuerzas a atacarme en picas una y otra vez, porque desde entonces le entraron cartas de ese palo a chorro, mientras que yo no fui capaz de recuperar las que había gastado.
Acorralado tras refugiarse tras una frontera tréboles-picas, mi oponente hace una salida desesperada.

Esta fue mi jugada. Ataque simultáneo desde picas y diamantes contra sus picas. Cometí error por partida doble al comenzar atacando desde picas. Pero incluso si hubiera atacado desde diamantes mi contrincante hubiera podido hacer en seguida una retirada mínima de -1 espacio y dejarme con las ganas.

Esta es la jugada que tal vez debiera haber hecho. Atacar desde diamantes a picas cerrando todos los accesos al sector de diamantes. Tras vaciar los diamantes de mi adversario podía pasar al contraataque en el sector de picas al turno siguiente.

Mi oportunidad de ganar la partida se quedó allí. Seguí intentándolo cada vez de forma más desesperada, pero lo único que logré fue cosechar derrotas cada vez más severas, primero de 6 puntos, y finalmente de 9 en el penúltimo turno. Ello me costó alguno de mis objetivos conquistados, y al final sólo tenía 9 de 12.

Pero tanto desgaste le paso factura a nuestro contrincante. Francia olía la victoria, y Hildburghausen retorno también para tomar sus últimos objetivos, esta vez bajo mando de nuestro jugador ruso novato. Ambos tuvieron una oportunidad en el último turno, y al final ganó Francia. A Prusia le quedaban sólo 3 cartas en la mano.

Si en el momento decisivo hubiera intercambiado mis diamantes por sus picas, hubiera podido ganar la partida. Nuestro jugador prusiano no era malo, pero tampoco era demasiado bueno.

3ª Partida. Sábado 8 de septiembre por la tarde.

Esta vez me tocaba jugar con Francia, que tiene muy pocas posibilidades contra un jugador experto. Y las pocas que tiene dependen de algo de apoyo austríaco, lo cual requiere cierta experiencia por parte de la persona que lleve Austria.

Como prusiano teníamos al bueno de KB, vecino de ChrB (el francés de mi partida anterior), afable jubilado... y un veterano con el culo pelao. Mal empezabamos.

¿Y quién jugaba de austríaco?.

Pues HM, uno de los cuatro amigos de Celle que repiten por tercer año. Entre ellos - y un par más que dicen que han enganchado en su localidad - juegan una vez por semana a Friedrich. Esto es, ¡unas 50 partidas al año!. En tres años este grupo ha jugado más partidas de Friedrich que yo en los 13 años desde que compré el juego.

Se puede suponer, pues, que HM entra en la definición de "experimentado" que he dado. Sin embargo, hay una tendencia que he observado en grupos de juego cerrados y pequeños, y es que tienden a repetir siempre las mismas estrategias con las que se sienten cómodos, y tienen dificultades para probar otras nuevas.

Esto se noto en el juego de nuestro amigo HM, quien no lo hizo mal, pero tampoco demasiado bien. Y por supuesto, no podía esperar ayuda por su parte. En Silesia se topó con un retén de 3 tropas que se replegó enseguida pero le permitió a Prusia ganar tiempo para hacer una torre de tres generales en Sajonia y acumular cartas en diamantes mientras Austria se demoraba tomando Silesia. Incluso cuando llegó con el grueso de sus fuerzas, HM dudo durante varios turnos antes de atacar.

La estrategia le habría salido bien a Prusia si hubiera robado bastante cartas de diamantes - el palo con el que se defiende en Sajonia - y dependiendo de su fortuna con las cartas del destino. No sucedió ni lo uno ni lo otro. Al pobre KB le cayeron las dos reducciones de subsidios con bastante rapidez.

Quien cosechó la victoria de estas favorables circunstancias no fue HM con Austria - aunque hubiera podido conseguirlo de ser un poco más hábil - sino de ML, el único participante norteamericano que jugaba con Rusia en nuestra mesa. Muy hábilmente supo limpiar Prusia Oriental y cercar a Dohna (P7) en el área de Kammin cortándole todo apoyo desde fuera, acosándolo con ataques en superioridad que desgastaron los tréboles de la mano prusiana azotada por las reducciones, y conquistando todos sus objetivos para el final del turno 14.

¿Y yo?. Pues estuve lastrado por un lado por errores propios y por la mala suerte. Hubo un turno que tenía que decidir entre dejar que un hanoveriano se colase hacía el sur o quedarme un turno en torno a Magdeburgo prestando algo de apoyo al Imperio. Decidí esto último y perdí tiempo persiguiendo al fugitivo azul claro. La mala suerte se manifestó en una irregular distribución de las cartas tácticas, por la cual yo, robando un 50% más de cartas que Hannover, tenía menos cartas de picas que ellos. Mi primer objetivo es desgastar a Hanover, y con esta mala suerte me quede atascado sin remedio. Pude tomar 7 de 10 objetivos, lo que es bastante digno, pero de todos los presentes era el que menos oportunidades tenía.

Fue una partida en la que la mala suerte de KB con el destino determinó el resultado de la partida. También se le puede criticar un poco su estrategia que le obliga desde el primer momento a una defensa en un lugar concreto antes de ver que cartas roba y como sale el destino, pero por un tiempo funcionaba bastante bien. ML jugo perfectamente, tuvo algo de suerte (la zarina no moría hasta el turno 17), y se mereció ganar. En cuanto a mí, que Francia tenga poquísimas posibilidades con jugadores expertos no es excusa para que mi juego con este bando tenga bastantes aspectos pendientes de mejora.

4ª Partida. Domingo 9 de septiembre.

Sin ya posibilidades de llegar a la final, afrontaba mi última partida con un objetivo de mínimos: mantenerme imbatible como Prusia en las rondas clasificatorias.

Al poco de comenzar esta partida como Prusia se descubrió un error en mi colocación que no tuvo más circunstancias que mi propia vergüenza: había dejado un general (Lehwaldt, en Prusia Oriental) sin tropa. El error fue corregido con el acuerdo de Richard Sivél y AT, el único veterano de Berlin que permanecía en el campeonato y pudimos continuar la partida.

Dos o tres de las 7 partidas que he jugado con Prusia en el campeonato pueden calificarse de realmente difíciles, las demás fueron bastante cómodas porque al menos había un aliado importante (Austria o Rusia), que la cagaba.

En este caso fue Fl., de Celle, que se sentaba ante mí como Austria. Establecí mi defensa en picas en Silesia, en Breslau. Y mi oponente insistió en atacarme allí varias veces, pero nunca con superioridad, salvo al final del todo. De nuevo, demasiado poco, demasiado tarde. Tenía además la confianza de que su juego con el Imperio iba a ser torpe y no iba a intentar ganar con los amarillos, y así fue. Salvo por el final de la partida que tuve que tomar precauciones extras.

El alemán CY jugaba como Francia. Su escaso nivel de habilidad no sólo se hizo evidente por colarle un hannoveriano en el sur con relativa facilidad, sino porque durante una veintena de turnos no se le ocurrió cambiar sus tropas de posición para intentar evitar el baile que hice con los hannoverianos, especialmente en torno a Diepholz, que no cayó hasta el turno 18 o algo así.

Otro alemán más experimentado, SJ, jugaba con Rusia. Él si que era bueno, y tuvo una oportunidad al principio cuando en 3 rondas apenas robe cartas de trébol. Envié a Heinrich (P3) como refuerzo y cuando me quedaba corto en cartas me refugiaba tras una frontera entre dos palos. La zarina falleció en el turno 12. SJ paso a tomar el control del Imperio poco más tarde, pero sin apoyo de Austria no iba a conseguir nada.

Fue una victoria fácil. Salvo por el despiste inicial, tome buen cuidado durante toda la partida de que todas las piezas estuvieran en su sitio, con su cantidad adecuada de tropas, y cometí tan sólo errores pequeños.

Conclusión.

Aquella misma tarde/noche se jugó la Final del Campeonato, que duró hasta las 11 de la noche. El elenco de jugadores era de auténtico lujo. AT jugaba de Prusia. Ante él CB (con quien yo había compartido mesa en la 2ª partida) jugaba como Austria. El americano ML jugaba como Francia, y el joven alemán AB jugaba como Rusia. La victoria final fue para este último, tras una partida que se le puso cuesta arriba a AT no sólo por mala suerte en las cartas del destino, sino por la calidad de sus oponentes.

En Friedrich puedes tener mala o buena suerte con las cartas, ya sea las del destino o las cartas tácticas. En los campeonatos de Friedrich además puedes tener mala o buena suerte con los compañeros de mesa, ya sea como contrincantes o aliados. Durante el campeonato tuve buena y mala suerte tanto con las cartas como con los compañeros de mesa.

¿Es la suerte algo importante en el campeonato?. Si. Es decisiva. Pero de los que llegaron a la final ninguno era un zoquete. Luego por lo tanto la suerte no lo es todo. Si tienes suerte con las cartas y los compañeros de mesa, y aún así eres un inútil, vas a necesitar aún más suerte para ganar. Algo improbable.

En mi última partida tuve suerte, pero si no hubiera tenido habilidad suficiente hubiera perdido igualmente. En mi segunda partida no gané por un error que cometí en un momento decisivo. La suerte no tuvo nada que ver. En la primera partida estoy convencido de que los aliados hubiéramos podido ganar a AZ jugando con Prusia, porque tampoco es tan bueno. Pero mis aliados no acertaban con sus jugadas.

Los que se quejan de la suerte en Friedrich, bien harían en ponerse las pilas y no dejar dudas acerca de su pericia antes de lamentar su mala suerte.

2 comentarios:

  1. Gracias por la reseña de este campeonato.
    Recientemente he podido estrenarme en este sistema de juego, pero no con "Friedrich", sino con "Maria". Y debo decir que, aún pareciéndome un buen juego, no me ha entusiasmado. Aprecio que es asequible y tiene una duración razonable. Me gustan varias de sus mecánicas, como la organización de ejércitos, el secretismo de su fuerza y los trenes de bagaje. Los eventos históricos también me parecen correctos. Pero no la mecánica "estrella" de la baraja de póquer... Me temo que me saca de la recreación histórica, es un aspecto "abstracto" que no me convence.
    Cuando juego wargames, me gusta tener los pies firmemente plantados en el trasfondo histórico, me gusta sentir el regusto de la época y del conflicto, y con "Maria" ese sabor era extremadamente tenue.
    Por supuesto es sólo una opinión basada en mis gustos lúdicos. Un saludo.

    David

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    1. El uso de la baraja de cartas para resolver combates es uno de los principales motivos por los que muchos de aquellos familiarizados con wargames rechazan tanto Maria como Friedrich. Tu reacción es bastante normal y, como dices, basada en los gustos.

      Al final se trata de como gestionar la información en los juegos. Los comandantes de las guerras que recrean Friedrich y Maria (Federico el Grande, Laudon, Mauricio de Sajonia, etc.) basaban sus decisiones y acciones en un cuerpo de conocimientos (sobre la cantidad del forrajeo de un caballo, el terreno en su época, la distancia a la que llegaba una bala de mortero, las veleidades del comandante enemigo, etc) que les permitían hacer ciertos cálculos. A nosotros nos llevaría años llegar a tener tales conocimientos, y aún así seguramente no podríamos reproducir ni entender del todo la conducta de aquellos hombres. Por eso los juegos te tienen que presentar la información de tal forma que puedas hacer unos cálculos como los que hicieron ellos. Friedrich y Maria hacen esto con la baraja de cartas y un tablero con muchas localizaciones agrupadas en sectores con los palos de las cartas dibujados encima. Clash of Monarchs y The Campaigns of Frederick the Great lo hacen con tablas, tiradas de dados y, en el caso del segundo, con un mapa con una rejilla de hexágonos superpuesta encima.

      En principio, lo que importa de un sistema son los resultados. Si dos sistemas llegan a un mismo resultado, ambos son igual de válidos. Sin embargo, mi experiencia me lleva a preferir siempre los sistemas más sencillos. Y no solamente por la comodidad y la rápidez. En mi experiencia, los sistemas más complejos son más susceptibles de ser explotados para "pervertir" el juego.

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