lunes, 20 de mayo de 2019

Morcillas Históricas: La Guerra Civil Americana (III)

III. La Guerra y sus consecuencias.

1. 1861.

El año de la Secesión vió una actividad militar limitada. Salvo una batalla importante las acciones bélicas tuvieron lugar en lo que podíamos llamar "los márgenes". Ello tuvo dos motivos:
En el momento de finalizar el proceso de Secesión, en mayo-junio de 1861, el conjunto de fuerzas armadas de lo que fueran los Estados Unidos en su conjunto ascencían a meramente 16.000 hombres a repartir entre los dos bandos. Se tardaba algo de tiempo en reunir y entrenar hombres para encuentros importantes, y entretanto ya había llegado el invierno de 1861-62.
El estado de Kentucky, que cubría todo un área desde el río Missisipi hasta los montes Apalaches se declaró neutral - es decir, ni pro-confederado ni pro-unión - en la Secesión. Ambos bandos intentaron llevarse este estado a su bando mediante diplomacia, pero esto impedía las acciones militares en un área que en 1862 se convertirían en uno de los principales frentes de acción. Kentucky se convirtió de forma efectiva en un tapón entre los contendientes.

El impasse de Kentucky finalizó en septiembre de 1861 cuando fuerzas confederadas ocuparon partes del estado, cargando sobre los secesionistas la responsabilidad de haber violado su neutralidad. Ello pusó de lado de la Unión a la legislatura y elites gobernantes de Kentucky. Pero no habría operaciones más importantes en el área hasta 1862.
 
Por algún motivo que no he podido encontrar en mis fuentes, Lincoln no se ando con tantos miramientos con el estado de Missouri - al oeste del Missisipi - como con Kentucky. El gobernador de Missouri pretendía mantenerse neutral, pero el presidente federal no iba a permitirlo. Con el apoyo de tropas federales se cambió el gobernador por uno pro-unionista, y cualesquiera fuerzas pro-confederadas que hubiera en el estado huyeron hacía la esquina sudoeste del mismo. Fueron perseguidos hasta allí por una pequeña fuerza unionista que lanzó un ataque en inferioridad numérica y fue rechazada, perdiendo la vida su comandante en el proceso. Tras eso ambos bandos se mantuvieron a la espera, acumulando fuerzas hasta el año siguiente.

En el Este la petición de 70.000 voluntarios del presidente Lincoln tras el bombardeo de Fort Sumter había permitido juntar fuerzas de cuantía notable que al principio se limitaron a cubrir Washington, que comenzó la guerra prácticamente indefensa. Otras fuerzas confederadas no menos importantes en número acamparon bastante cerca del Capitolio. Parte de esta fuerza estaba concentrada en el acceso al fértil valle del río Shenadoah en el estado de Virginia, al oeste, ya en las primeras estribaciones de los Apalaches. Más cerca de la capital, al suroeste de la misma, estaba la otra mitad de la fuerza confederada, en la línea de un arroyo llamado Bull Run y cubriendo un enclave ferroviario conocido como Manassas Rail Junction.

Buena parte de los voluntarios de Lincoln se habían alistado por un período de meramente 90 días, confiando también en que los secesionistas se rindieran a las primeras de cambio. Conforme se acercaba el vencimiento de este período, al mando unionista le entró prisa por hacer algo, no fuera a ser que tuvieran que dejar licenciarse a su ejército sin haber hecho nada. Además, era posible que si se lograse una victoria sonada se quebrara la resistencia sureña y la guerra terminase tras sólo unos meses.

El plan de ataque pretendía unionista pretendía aprovecharse de la dispersión de las fuerzas confederadas para atacar una de ellas separadamente. La escogida fue la fuerza de Bull Run. Unos 35.000 hombres al mando de Irvin McDowell iban a lanzar un ataque simulado a la línea confederada del Bull Run para mantenerlos entrentenidos mientras el grueso de las tropas azules flanqueaba la posición y caía sobre la retaguardía confederada.
Mapa de situación de la campaña de Bull Run en 1861.
Era un buen plan. Pero como tantos planes de la GCA lo que falló fue la ejecución. Para empezar las tropas confederadas de Harper's Ferry se trasladaron por ferrocarril a Manassas, anulando la ventaja numérica unionista. Luego las fuerzas de flanqueo echaron a perder la maniobra avanzando demasiado lentamente, perdiéndose, bloqueadose mutuamente el camino... oficiales y hombres de la Unión carecían de la experiencia necesaria para ejecutar un plan así. Cuando las columnas de la Unión tomaron contacto con el enemigo el 21 de julio, llegaron al combate una por una, de manera descoordinada y dándole tiempo a los grises a reforzar el flanco amenazado.

Aún así, la batalla rugió durante varias horas con ataques y contraataques mutuos antes de que los azules se dieran por vencidos y emprendieran una retirada desorganizada que arrastró por delante a unos cuantos civiles curiosos que desde Washington habían acudido a contemplar la batalla y hacer un picnic.

El primer efecto de esta batalla (conocida como Bull Run en el norte y Manassas en el sur) fue un incremento de la moral confederada, que se reflejó en su héroe del momento: Thomas J. Jackson, que se ganó el apodo "Stonewall" (muro de piedra) por su conducta durante la batalla. Virginiano, fanático religioso, hipocondríaco, y con un talento para la guerra, llegaría a ser uno de los comandantes de cuerpo de ejército más exitosos y hábiles de la GCA.

La carrera de Irvin McDowell, en cambio, sufrió por esta derrota. Le destinaron a mandos secundarios en lo que quedo de la GCA, y su puesto como comandante de las fuerzas de la Unión en torno a Washington fue asumido por un joven oficial que ya había logrado algunas victorias: George Brinton McClellan.

2. George Brinton McClellan.

George Brinton McClellan y señora. Para el que no lo tenga claro, McClellan es el señor que está de pie.

McClellan es una de esos personajes de la historia a quien se le tiene bastante tirria. Un motivo crucial de esto es que nos ha llegado buena parte de su correspondencia personal, que su mujer no tuvo a bien destruir tras su muerte (no como la mujer de George Washington, que si quemó todas las cartas de su marido a las que pudó echar mano, tal vez por eso se tiene tan buena opinión de él). En términos modernos es como si uno no borrase su cuenta de Twitter, quedando para la posteridad líneas y líneas de lo primero que te ha pasado por la cabeza durante años. ¿Y que aparecía en el Twitter la correspondencia de McClellan?. Pues quejas, quejas y más quejas de como Lincoln, o tal o cual político le impedían ejercer su mando libremente; de como sus oficiales no hacían las cosas como él quería (y eso que los había nombrado él); de como el enemigo siempre le superaba en número (siempre mentira, como veremos); de como McClellan era el único capacitado para salvar la nación... En resumen, que McClellan era responsable de todo lo bueno y los demás eran los que hacían las cosas mal. Es normal que cualquier historiador que lea cartas y cartas de McClellan acabe un poco hasta el gorro de este individuo.

Y lo cierto es que, en su época, McClellan resultaba ser un tipo bastante prometedor.  Nacido en 1826 en el seno de una familia de clase media-alta, se graduó como el segundo en su promoción en West Point y con ello inició una carrera militar ilustre en los 1840 y 1850 que incluyó servició en la guerra con México (como prácticamente casi todos los oficiales de los que voy a escribir aquí), explorando los territorios del oeste, y como observador en la Guerra de Crimea de 1855-56. En 1857 inició una muy exitosa carrera como ejecutivo de ferrocarriles. De la cual se tomó una pausa para servir a la Unión en la crisis de la Secesión.

Naturalmente, a alguien así no le podían negar el mando. De manera que se encontró dirigiendo tropas en aquella parte de Virginia que estaba al oeste de los Apalaches, más o menos en la misma zona en la que George Washington se las había tenido que ver con indios y franceses más de 100 años antes. Era una región donde la esclavitud y su sistema económico no habían echado raíces, por lo que sus habitantes estaban más que contentos de secesionarse de los secesionistas (a ver quien es el guapo que dice eso en voz alta) y formar su propio estado que se llamaría Virginia Occidental. Antes de ello, McClellan dirigió algunas de las primeras operaciones de combate de la GCA pateando el culo a las escasas fuerzas confederadas en la zona.

Con su currículo y los primeros triunfos de la Unión bajo el brazo, McClellan fue nombrado para reemplazar a McDowell como líder de las fuerzas unionistas en torno a Washington, que en seguida fueron denominadas oficialmente como Ejército del Potomac. Esta formación perduró hasta el final de la GCA, y su estructura, oficialidad, doctrina y entrenamiento le deben tanto a McClellan que incluso despúes de abandonarlo, es imposible comprenderlo sin su primer comandante. Y esta fue otra de las facetas en las que McClellan destacó enormemente: en la formación, entrenamiento, y aprovisionamiento de tropas.

Entretanto, la Unión fue poniendo en práctica el Plan Anaconda de Winfield Scott, tomando algunas islas costeras y enclaves en la extensa costa de la Confederación. Era sólo un comienzo de lo que terminaría siendo un férreo abrazo que acabaría atenazando a los estados sureños. Sin embargo, ello no impidió que Scott tuviera que dimitir como Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos. Su puesto fue asumido por el hombre del momento: McClellan, quien además retuvó el mando directo sobre el Ejército del Potomac. A quien le parezca un exceso de ambición, hemos de decir en su defensa que, como veremos, no fue el único en duplicar puestos durante la GCA.

3. 1862.

1862 resultó ser un año con mucha actividad militar, y en el que se sentaron las bases para la posterior victoria total militar de la Unión.

3.2. Ulysses Simpson Grant.

Cuando los confederados habían invadido Kentucky, habían tomado posiciones en Columbus, junto al río Missisipi, y más al este en torno a la localidad de Bowling Green. Entre ambas fuerzas confederadas los ríos Cumberland y Tennesse fluían de sur a norte. Constituían una avenida de entrada en territorio confederado y estaban cubiertos por dos fuertes, Fort Donelson y Fort Henry.

En febrero de 1862, el comandante local de las tropas unionistas U.S. Grant decidió tomar 20.000 hombres y una flotilla de cañoneras para tomar los fuertes y forzar esa entrada en territorio enemigo.

Ulysses Simpson Grant (bautizado como Hiram Ulysses) nació en 1822 en el seno de una familia modesta, aunque no pobre. Grant logró acceso a West Point gracias al apoyo del congresista de su jurisdicción, pero una vez dentro tuvo unas notas mediocres, quedando el 21 de 39 de su promoción. Participó en la guerra con México, tras lo cual le destinaron a puestos dejados de la mano de dios en la frontera oeste. Allí se entregó a la depresión, la autocompasión, y el alcoholismo, y acabó dejando el ejército en la década de 1850 para intentar comenzar un negocio por su cuenta y hacerse granjero. No recuerdo muy bien si fue en ese orden pero no importa, porque fracasó en ambas cosas, lo que le empujó más al alcoholismo.

Al final, Grant parecía el protagonista de Apocalypse Now al comienzo de la película: esperando ocioso y borracho una misión. Y lo mismo que el personaje del filme su deseo se hizo realidad. Estalló la Guerra Civil y como los licenciados de West Point no abundaban mucho le dieron un mando. Para que veáis, niños y niñas, la de puertas que te abre un título.

Durante la GCA Grant demostró que su titulación, aunque mediocre, no se la habían regalado. Lo que posiblemente le distinguió más como comandante fue que iba a lo suyo, a la acción militar, sin tener aspiraciones políticas. Esto hizó que no tuviera demasiado miedo de equivocarse y siempre actúase con decisión. En cierto modo Grant fue el polo opuesto de McClellan, puesto que cada uno tuvo éxito allá donde fracaso el otro.

3.3. El Oeste en 1862.

La operación contra los fuertes rivereños en Tennesse fue un éxito, y situó a fuerzas de la Unión separando a fuerzas confederadas en el Missisipi y en Kentucky y con acceso libre al interior de la Confederación a lo largo de los ríos. En los meses siguientes Grant avanzó hacía el sur a lo largo del río Tennesse, por el cual iba recibiendo refuerzos y suministros.

Avance de la Unión a lo largo del río Cumberland y la concentración confederada en Shiloh.
El comandante confederado Albert Sidney Johnston hizó lo único que tenía sentido, que fue acabar con la dispersión de fuerzas confederadas por todo el teatro y su concentración mediante ferrocarril para lanzar un contraataque. El 6 de abril de 1862 unos 40.000 soldados confederados soprendieron a 33.000 hombres bajo el mando de Grant y les hicieron retroceder varios kilómetros en sus posiciones en torno a la pequeña localidad de Shiloh. Los azules sufrieron severas pérdidas ese día, pero también los grises, cuyo comandante A.S. Johnston además cayó en combate ese día. Cualquier otro comandante de la Unión se hubiera retirado tras un ataque sorpresa tan brutal, pero Grant reunió tropas unionistas que se encontraban cerca y todavía no habían tomado parte en la batalla, y con ellas lanzó un contraataque al día siguiente, 7 de abril. Los confederados aún no se habían recuperado de los esfuerzos y bajas del día anterior, y fueron obligados a retirarse sufriendo aún más bajas.

Éstas fueron lo bastante elevadas (13.000 de la Unión y 10.600 confederadas) como para despertar la conciencia en la población de ambos bandos de lo serio que se estaba volviendo el conflicto. También sirvieron para que el superior inmediato de Grant, Henry W. Halleck, lo relegase a un puesto subalterno mientras él mismo asumía el mando de las operaciones. Halleck se tomo con mucha calma la persecución de los confederados derrotados y tardó un mes en entrar en Corinth, al sur de Shiloh y centro de una de las pocas conexiones ferroviarias este-oeste de la Confederación.
Braxton Bragg (¡vaya cejas!)

Las fuerzas confederadas habían conseguido evadir a Halleck y quien reemplazaba ahora al fallecido A.S. Johnston era Braxton Bragg. Mientras que Johnston había sido un oficial prometedor al comienzo de la GCA, Bragg lo era menos pero lo más importante era que tenía mal genio y se llevaba mal con sus subalternos. Esto tuvo importantes consecuencias para posteriores operaciones confederadas en la zona, llegando algunos comandantes de cuerpo de Bragg hasta los límites de la insubordinación.

Si bien los confederados habían logrado salvar los muebles (el ejército) tras la derrota de Shiloh, ésta tuvo consecuencias. No sólo perdieron Shiloh, sino que fuerzas de la Unión apoyadas por cañoneras descendieron por el Missisippi hasta Memphis. Aún más importante fue la toma de Nueva Orleans en la desembocadura del río, llevada a cabo por otra fuerza de cañoneras liderada por el vicealmirante Farragut. Con Nueva Orleans en manos de la Unión, el Missisippi había prácticamente dejado de funcionar como vía de comunicación para la Confederación, y la conexión entre el Transmissisippi y el resto de los Estados Confederados se limitaba a un trecho del río que iba desde algo más arriba de Nueva Orleans hasta la pequeña localidad de Vicksburg, en el estado de Missisippi.

Estas acciones, unidas a otras que veremos en el este más adelante, hacían parecer en la primavera de 1862 que la Confederación estaba a punto de perder la guerra tras apenas un año de existenacia.

Al oeste del gran río, Arkansas fue ocupada por fuerzas de la Unión desde Missouri. El Transmissisipi fue una zona extensa pero escasamente poblada, con escasas vías de comunicación salvo por los ríos que cruzaban Arkansas, donde era díficil mantener fuerzas armadas muy grandes ni tampoco había objetivos importantes (en la forma de grandes núcleos de población) que las justificasen. La guerra en este teatro desde 1862 en adelante se limitó principalmente a operaciones confederadas de guerrilla, que fueron la escuela dónde forajidos como Frank y Jesse James aprendieron las artes del bandidaje que llevaron a cabo tras la guerra.

Tras la toma de Corinth, Halleck envió parte de sus fuerzas hacía el este para tomar el nudo ferroviario de Chattanooga, en la frontera entre Tennessee y Georgia. Sin embargo en este momento la actividades de excelentes comandantes de caballería confederada como Nathan Bedford Forrest (tal vez uno de los mejores comandantes de toda la guerra) y John Hunt Morgan se hicieron notar cabalgando muy hacía el interior de la retaguardia enemiga, asaltando las bases de suministro unionistas e interrumpiendo la comunicación telegráfica y ferroviaria. Esto retrasó el avance hacía Chattanooga - líderado por un general llamado Don Carlos Buell - y le dio tiempo a los confederados a reagruparse... para un contraataque.

Durante agosto de 1862, fuerzas confederadas surgieron de la región montañosa en el este de Tennessee y quitaron de en medio a las escasas fuerzas de cobertura de la Unión en ese estado y en Kentucky. Desde finales de agosto y a lo largo de septiembre, Bragg con el grueso (35.000 hombres) de las fuerzas confederadas en el teatro occidental avanzaron hacia el norte desde Chattanooga para unírseles invadiendo Kentucky. Lograron así su primer objetivo cuando Buell interrumpió su avance e inició una larga marcha paralela a la de Bragg con la intención de enfrentarse a éste en Kentucky.
Contraataque confederado sobre Kentucky y su rechazo por Buell.

Bragg y los demás oficiales confederados esperaban también provocar un alzamiento proconfederado en Kentucky, que resultaría en miles de hombres uniendose a las filas rebeldes. Pero en esto erraban de pleno. Todo aquel hombre de Kentucky favorable a la Confederación se había unido ya a ésta durante el interludio de 1861 en el que el estado fue estrictamente neutral. Además las tropas confederadas, alejadas de sus bases de suministro, se vieron obligadas a vivir del terreno haciendo requisas a cambio de pagarés confederados, lo que no contribuyó a hacerlos muy populares entre los habitantes locales.

Bragg y Buell se enfrentaron finalmente en Perryville, Kentucky, el 8 de octubre de 1862. Buell no esperaba tener fuerzas confederadas tan cerca, y Bragg no sabía que tenía delante al grueso de las fuerzas unionistas. Tras una batalla que duró toda una tarde, Bragg decidió retirarse al constatar que los azules le superaban en número y los habitantes de Kentucky no se unían a sus filas. Las bajas conjuntas de ambos bandos habían sido de unos 7.600 hombres, y Buell decidió no perseguir al ejército confederado en retirada, lo que le costó su reemplazo por William Rosecrans. Tras esto, ambos ejércitos se dispusieron a pasar el invierno de 1862-63.

3.4. El Este: La Campaña de la Península.

Tras pasarse la mitad de 1861 reclutando y entrenando un ejército que (a comienzos de 1862) ascendía a 120.000 hombres, McClellan era permanentemente cuestionado por Lincoln y su gabinete acerca de cuándo y cómo iba a ponerlo en acción contra el enemigo. El general despreciaba al presidente y a la mayor parte de sus secretarios. En esta época, según se cuenta, Lincoln y su secretario de guerra acudieron una noche a la casa de McClellan para conferenciar con él. El comandante del Ejército del Potomac no se encontraba en su domicilio, y el jefe del ejecutivo y el secretario se sentaron pacientemente a esperarle. McClellan eventualmente llegó por otra puerta, subió a sus aposentos, e informado de la visita por el servicio, mandó a este a la planta baja a informar al Presidente de los Estados Unidos de América que el general ya se había acostado. Lincoln dejó pasar ésta. Pero la relación entre el ejecutivo y el líder militar se fue haciendo progresivamente más y más tóxica.

Finalmente, McClellan presentó un plan de ataque. Lincoln y sus consejeros querían que el Ejército del Potomac entrase en acción directamente contra las fuerzas confederadas situadas entre Richmond y Washington. Pero McClellan exageró las cifras de enemigos situados en su camino y presentó como plan alternativo desplazar el ejército por mar hasta el promontorio en cuya base estaba Richmond, y avanzar sobre la capital confederada.

Era un buen plan, que hacía uso una de las mejores bazas de la Unión - el control del mar - para tomar un importante objetivo dejando atrás al grueso de las fuerzas enemigas. El ejecutivo de la Unión aprobó el plan y en marzo de 1862 McClellan comenzó a transportar su ejército por mar a la punta de la lengua de tierra que conducía a Richmond, y que le daría su nombre a la campaña.

Pero falló la ejecución del plan. Hay que decir en defensa del "Joven Napoleón" (como también llamaban a McClellan), que el hubiera preferido desembarcar más cerca de Richmond. Pero la presencia del blindado CSS Virginia en torno a Norfolk le obligó a desembarcar en Fort Monroe, en la punta más alejada del promontorio. Pero lo que sucedió de ahí en adelante con la campaña fue enteramente responsabilidad suya. En lugar de avanzar rápidamente sobre la capital de Virginia, se tomó su tiempo y tardo casi tres meses de cuidadosos avances en llegar a las inmediaciones de Richmond. Todo ello siempre ante fuerzas confederadas muy inferiores en número. Número que siempre era incrementado varias veces en la imaginación de McClellan. Imaginación alimentada por la agencia de detectives Pinkerton que funcionaba como servicio de inteligencia. Se podían decir muchas cosas de la agencia Pinkerton, pero no que no supiesen satisfacer a un cliente. El "Pequeño Mac" (otro apodo de McClellan) se lo tragó a pies juntillas.

En el lado confederado también pintaban bastos con el comandante de las fuerzas grises en la zona. Este era Joseph E. Johnston, y si bien era cierto que ante la gran superioridad de McClellan había tenido que ir retirandose paso a paso hasta cerca de Richmond, lo cierto era que su cautela tampoco iba a impedir que McClellan avanzase sobre la ciudad cuando se le aclarasen las ideas. En aquel momento la Unión estaba avanzando en todas partes (Nueva Orleans, Tennessee, Corinth) y el presidente Davis presionó a Johnston para que intentase volver las tornas.

Finalmente, el 31 de mayo de 1862 Johnston se decició a contraatacar. Tenía un buen plan, pero era algo complejo y (como a tantos planes durante esta guerra) le falló la ejecución. Lo más importante del combate - conocido como Seven Pines - es que durante el mismo Johnston resultó herido, y el presidente Davis echó mano de su consejero militar para reemplazarle. Éste reemplazo no era ni más ni menos que Robert E. Lee.

3.5. Robert Edward Lee.

Nacido en 1807, Robert E. Lee dedicó toda su vida a la carrera militar. Proveniente de una buena familia se graduó con muy buenas notas en West Point y sirvió en México en 1846-48 con distinción. Winfield Scott le tenía un ojo echado encima y al producirse la Secesión en el invierno-primavera de 1860-61 le propusó un ascenso y un mando en las fuerzas de la Unión. Lee rechazo el ascenso y, tras la petición de 70.000 voluntarios de Lincoln, abandonó el ejército. Poco después recibía una oferta del parlamento de Virginia, que aceptó. Tradicionalmente se ha dicho que hizó todo esto por lealtad a su estado de origen (Virginia) pero algunos historiadores (como Gary W. Gallagher) han matizado esto.

Las primeras acciones de Lee tuvieron lugar en Virginia Occidental y fueron tan desastrosas que casi ponen fin a su carrera. No fue culpa suya realmente. Sus fuerzas eran demasiado pequeñas, mal entrenadas y mal abastecidas. Hizó muy mal tiempo y la población local no era favorable a la Confederación. Tras perder Virginia Occidental, Jefferson Davis lo nombró su asesor militar personal. Posición en la que se encontraba cuando hizó falta encontrarle un sustituo a Johnston.

Robert E. Lee se ha convertido en uno de los personajes legendarios de la GCA. Era, probablemente, uno de los mejores oficiales de los Estados Unidos. Su principal habilidad era la de leer correctamente en la psique del comandante adversario y tomar decisiones que sacaban el máximo partido de este conocimiento. Otra característica suya era una cierta agresividad y preferencia por tener la iniciativa.

En junio de 1862 Lee hizó gala de ambas cualidades ante McClellan. En el lento avance de éste desde la costa pudo entrever lo timorato que era el general de la Unión y las pocas ganas que tenía para entablar batalla. Esta opinión se vió refrendada por la inactividad unionista ante Richmod tras la batalla de Seven Pines, cuando McClellan se limitó a unos avances menores y esperaba traer artillería de asedio para asaltar Richmond de la misma forma que había visto asaltar Sebastopol cinco años antes, durante la Guerra de Crimea.

Lee pensó que un contraataque bien dirigido explotaría la timidez del comandante enemigo y le animaría a retirarse de Richmond. Aguardó la mayor parte de junio a que llegasen refuerzos desde más al norte del estado, liderados por el probado general "Stonewall" Jackson, y el 25 de junio lanzó un ataque concentrado sobre un flanco expuesto del Ejército del Potomac.

Fue el primero de una serie de combates conocidos colectivamente como Los Siete Días, y que acabaron con un asalto general confederado a una posición fuerte sobre una colina, conocida como la batalla del Malvern Hill. En varias ocasiones durante estos 7 días las fuerzas confederadas estuvieron a punto de aplastar una parte u otra de las tropas azules, pero siempre había alguna circunstancia (columnas que se bloqueaban o perdían, retrasos, confusiones, etc) que permitía a los unionistas salvarse. Muchas de estas ocasiones la pieza que falló en los planes de Lee fue el propio Jackson, que durante este período sufrió una extraña "pajara" y se mostraba algo apático. Fue el único período de toda la GCA en el que Jackson no rindió como hacía normalmente, y todavía se especula acerca de los motivos.

Aún a pesar de no ser un éxito total, los ataques de Lee lograron poner nervioso a McClellan. Sus temores acerca de hordas grises arrasando sus posiciones se hicieron realidad, ¿cómo si no iban a atacar los grises si no eran superiores en número?. Para el 2 de julio McClellan ya estaba pidiendo que lo evacuasen de vuelta a Washington.

3.6. Segundo Bull Run y Antietam.

La evacuación por mar del Ejército del Potomac dejaba a este importante cuerpo de tropas fuera del escenario por un período de tiempo. Lee no se quedó sentado esperando, sino que inmediatamente volvió hacía el norte sus fuerzas - conocidas como el Ejército del Norte de Virginia (ENV) - y entre el 28 y el 30 de agosto de 1862 sorprendió a otro ejército de la Unión cerca del antiguo campo de batalla de Bull Run.

La batalla, conocida en la Unión como Segundo Bull Run, fue una debacle para el ejército de la Unión. Fue una de esas raras ocasiones en que las maniobras de flanqueo, que tantos generales intentaron durante la GCA, tuvieron todo el éxito que podían tener con los medios disponibles en la época. Las bajas azules fueron de 14.000 hombres frente a 7.000 de los grises. Las tropas unionistas corrieron otra vez en desbandada hacía Washington.

Allí les esperaba McClellan con los brazos abiertos. Tras regresar de La Península había quedado un tanto apartado. Seguía siendo el jefe del Ejército del Potomac, pero los cuerpos de ejército que componían éste se habían ido retirando de su mando. La derrota del Segundo Bull Run no dejó a Lincoln otra opción que volver a activar el cuartel del Pequeño Mac para que reorganizase a las tropas derrotadas. Como McClellan era conocido por preocuparse mucho del bienestar de sus tropas, los hombres presentes en Bull Run no tardaron en recuperar el ánimo dado que ya no estaban bajo el mando del incompetente (un tal John Pope) que les había llevado a la derrota.

Y hacía falta que se recuperasen. Porque fiel a su estilo, Lee no podía estarse quieto. La parca logística confederada obligaba a sus tropas a vivir del terreno, y la región en torno a Manassas-Bull Run estaba devastada tras ser recorrida por tropas de ambos bandos durante todo un año. Lee pensó que en el vecino estado de Maryland sus hombres podían hallar sustento, y además al invadir territorio unionista mantendría la iniciativa, que era algo que siempre le ponía cachondo. Finalmente, se enteró de que McClellan volvía a estar al mando. El anciano general conocía bien a la joven estrella unionista y sabía que no se atrevería a entablar batalla.

Lee casi acierta. En cuanto cruzó el Potomac río arriba de Washington, Lincoln y compañía comenzaron a bombardear a McClellan con peticiones para que entrase en acción, a lo que el joven general respondía con abultadas estimaciones acerca de la fuerza confederada. En realidad, el ENV se estaba deshaciendo día a día en su marcha por Maryland. Los soldados que lo componían llevaban marchando y luchando de forma casi continua desde marzo de 1862. Las bajas de los Siete Días y del Segundo Bull Run no habían sido ni mucho menos repuestas. Los soldados confederados vestían harapos, pasaban hambre, y muchos no tenían calzado. Por si fuera poco, el período de reclutamiento de la mayor parte de ellos había expirado o estaba a punto de expirar en estas fechas (septiembre de 1862) por lo que muchos de ellos simplemente llegaban a la conclusión de que ya habían tenido bastante y desertaban.

Otra cosa con la que no había contado Lee era con la capacidad de McClellan para recuperar ejércitos derrotados. Simplemente, no conocía esa faceta suya. En menos de una semana las tropas azules derrotadas en Bull Run habían sido recuperadas y McClellan inició un lento avance hacia las supuesta localización del ejército confederado. Y entonces tuvo lugar un golpe de fortuna como los ha habido pocos en la historia de cualquier guerra. El 13 de septiembre de 1862, unos soldados de la Unión encontraron los planes de invasión de Lee envolviendo tres cigarros abandonados, y se los llevaron a McClellan.

Lee, en su total desprecio por McClellan, había separado su ejército en varias columnas para poder vivir mejor del terreno y capturar una guarnición de la Unión en Harper's Ferry, sobre el río Potomac. Para coordinar todas estas tropas varias ordenes suyas circulaban mediante mensajeros entre los cuerpos dispersos. Una de estas órdenes fue la que llegó a manos de McClellan. Éste se mostró inicialmente muy excitado. ¡Ya sabía lo qué hacer!. Sin embargo, tardó aún 18 horas en comenzar a movilizar sus fuerzas. ¡Olé tus huevos George!.
Las flechas rojas indican las rutas seguidas por los cuerpos confederados. Las azules que salen de Washington, las rutas de los cuerpos de la Unión.

Tras cruzar la frontera con Maryland, Lee había sufrido más de 20.000 bajas por deserciones, y ahora no tardó en darse cuenta que McClellan avanzaba de forma decidida - o todo lo decidido que pudiera ser McClellan - hacía sus posiciones. Tenía claro que debía volver a Virginia, pero no sin antes librar un encuentro, o de otra forma parecería que se retiraba derrotado.

Comenzó a concentrar sus fuerzas en torno a la pequeña población de Sharpsburg, formando un arco desde el noroeste hasta el este tras un arroyo llamado Antietam. McClellan también se dirigió allí, y el 17 de septiembre se libro una importante batalla.

La batalla duró el día entero mientras el Ejército del Potomac lanzaba ataques sucesivos y descoordinados que las reducidas fuerzas de Lee iban batiendo uno tras otro. Finalmente, uno de los comandantes de cuerpo de McClellan llamado Ambrose Burnside lanzó un sangriento ataque a través de un puente que parecía a punto de tener éxito hasta que las últimas tropas confederadas que habían atacado Harper's Ferry llegaron "in extremis" y lograron estabilizar el flanco.

La batalla de Antietam fue conocida como "el día más sangriento de la guerra", con 12.000 bajas de la Unión y 10.000 confederadas. El ENV era tan sólo una sombra de lo que había sido dos semanas antes, pero aún así Lee permaneció en el campo de batalla un día más, el 18 de septiembre, desafiando a McClellan a atacarle de nuevo. Algo que, por supuesto, McClellan no hizo.
Una fotografía de la visita de Lincoln a McClellan tras Antietam, que dice mucho de las relaciones entre ambos en aquel momento.

Ni tampoco se tomo la molestia de perseguir a Lee cuando éste levanto campamento el día 19 y emprendió el retorno a Maryland con toda la calma. Lincoln no paraba de enviar telegramas a su general para que entrará en acción, y fue a visitarle personalmente dos semanas más tarde.
 3.7. Relevo y Emancipación.

Tras más de un año de su nombramiento como comandante del Ejército del Potomac, Lincoln ya estaba harto de McClellan. Esto no se debía meramente a las decisiones del general en sus campañas, ni al hecho de que soltase mierda de forma bastante abierta a la prensa acerca del presidente y su gabinete. A mediados de 1861 ambos hombres pensaban que la ruta hacia la reunificación pasaba por la moderación en la conducta de la guerra, a fin de no presionar a los Estados Confederados a medidas más extremas y fomentar en ellos aquellos grupos partidarios de la negociación y la reconciliación.

Pero tras ese año la guerra se había recrudecido y se había vuelto peor. Y la Confederación aún no sólo no había dado muestras de flaquear, sino que incluso parecía radicalizar aún más su postura, llegando a enviar embajadores a potencias extranjeras (Reino Unido y Francia) a fin de recabar su apoyo e intentar convencerles de que interviniesen. Ante esto el pensamiento de Lincoln evolucionó, reconociendo que había que apretar las tuercas, recoger el guante confederado, y subir la apuesta. La forma de pensar de McClellan, en cambio, era todavía la de 1861. No quería que la guerra subiese de tono y varios autores afirman que eso se refleja en sus decisiones a la hora de no presionar el ataque sobre Richmond y de dejar escapar a Lee.

En atención a las filiaciones de McClellan con la oposición demócrata, Lincoln aguardo a que hubieran pasado las elecciones de mediados de legislatura para relevar a McClellan de su mando y reemplazarlo por su antiguo subordinado, Ambrose Burnside. Éste ya había rechazado el mismo ofrecimiento antes de Antietam, pero tras la batalla McClellan le echó la culpa de las elevadas bajas de la batalla y habían acabado peleados.

Tranquilos, que esto no va a ser lo último que leáis de McClellan.

Pero más importante que cambiar un general por otro fue la Proclamación de Emancipación. Cuando Lincoln estaba en el lado moderado había rechazado cualquier liberación masiva de esclavos. Sin embargo, a medida que 1862 avanzaba y la guerra se recrudecía, empezó a pensar que era una medida necesaria. Para verano de 1862, con los ejércitos confederados avanzando sobre Kentucky y Maryland, ya estaba convencido, pero los miembros de su gabinete le aconsejaron sabiamente para que aguardase a alguna victoria en el campo de batalla para llevarla a cabo, o de lo contrario parecería que era un paso que daba a la desesperada empujado por las circunstancias.

Antietam no era una victoria resonante, pero Lee se había dado la vuelta y retornado a Virginia, así que valia. El 22 de septiembre - 5 días despúes de la batalla - Lincoln lanzó la Proclamación (en realidad una orden ejecutiva, como esas que tanto le gustaban a George W. Bush) que abolía la esclavitud en los Estados Confederados. Tendría efecto a partir del 1 de enero de 1863, dando así un plazo a la Confederación a entrar en razón y negociar.

Ni que decir tiene, eso fue algo que los Estados Confederados no hicieron. Para ellos resultó una abominación, una radicalización más del presidente radical Lincoln, que ahora quería promover la mayor de sus pesadillas: la revuelta de esclavos. Abocó a los confederados aún más a la radicalización y a renovar sus esfuerzos bélicos. En verano de 1862, por ejemplo, se vieron obligados a instaurar el reclutamiento forzoso.

Pero en lo demás, la Proclamación fue un golpe de efecto de Lincoln. Internamente la prolongación de la guerra y su recrudecimiento había convencido a más y más gente de que este tipo de medidas eran necesarias para vencer, y comenzaban a demandarlas. Tras la proclamación, varios estados de la Unión en los que todavía existía la esclavitud la abolieron. Exteriormente, hizo que la GCA girarse en torno al eje moral de la esclavitud. Los Estados Unidos estaban en contra de ella. Los Estados Confederados a favor. El apoyo a estos últimos implicaba un deterioro de imagen que muchos gobernantes extranjeros no estaban dispuestos a asumir. La Proclamación ayudó a los E.E.U.U. a ganar la GCA no sólo dentro de sus fronteras, sino también fuera de ellas.

Tu bí continuí...

4 comentarios:

  1. Gracias por tu serie... aquí ansioso esperando el próximo capítulo como si fuese Juego de Tronos...

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  2. Extenso, interesante y contado de manera magistral. ¡Yo también me quedo a la espera del "Guerra Civil Americana IV"!

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  3. ¿La Emancipación no tuvo que aprobarla el Congreso?

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    1. Por eso aclaro que en realidad se trató de una orden ejecutiva de Lincoln, con un alcance limitado a los estados rebelde. De ahí a una Emancipación definitiva hubo un proceso que aún llevó años y que culminó con la 13ª Enmienda en 1865.

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