Antes de comenzar con la sesión del club aprovecho para confirmar la convocatoria del tercer Campeonato Abierto de Friedrich de España (abreviadamente CAFE 2015) para los días 19 al 21 de junio en Madrid. Para más detalles el enlace a la página oficial del campeonato es este.
Este año la organización corre a mi cuenta. A Ringard le tiene que tocar jugar alguna vez, supongo. Así que si alguien tiene consultas o sugerencias de cualquier tipo, os podéis dirigir a mí a través de la dirección de correo electrónico de contacto de este blog.
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Por la mañana del 14 de febrero nos reunimos yo, Ringard, Flojich, y JM para la partida mañanera. No sin cierto pesar Flojich asumió la responsabilidad de Prusia. Yo me senté enfrente suya con Austria. A mi derecha Ringard llevaba Rusia y a mi izquierda JM a los franceses.
Hubo un período de tiempo el año pasado en el que Flojich no pudo asistir a muchas partidas con nosotros. Se trata meramente de mi opinión personal, pero me parece que esta ausencia ha repercutido negativamente en su estilo de juego. Como siempre, esto se nota mucho más en un jugador cuando toma el control de Prusia, y esta partida no fue una excepción.
En honor de Flojich se puede decir que sus tres contrincantes eramos muy capaces de crearle problemas, y nos dedicamos a ello a conciencia. Preparado o no, el prusiano no lo tenía fácil desde el inicio.
Así, mientras JM despachaba de manera efectiva a los hannoverianos a costa de unos 30-40 puntos en corazones y se adentraba hacía Magdeburgo, Ringard y sus rusos tampoco perdían un turno para avanzar decididamente y ejercer presión tanto en Prusia Oriental como en Kammin. En el primer lugar Flojich optó por resistir unos cuantos turnos gastando picas, pero en el segundo se replegó bastante rápidamente hacia diamantes dónde estableció una defensa con ese palo y unió al general prusiano #3 con el #7.
Ringard no tuvo el menor reparo de atacar esta posición con bastante insistencia, y aunque al final tuvo que replegarse consiguió que Flojich pagase un alto precio. Justo en ese momento mis austríacos merodeaban por sectores de diamantes en Silesia y Sajonia, y atacando después de los rusos pude expulsar a los prusianos de la segunda región sin mucha lucha.
En general jugué con bastante parsimonia. Ringard dice que dejé pasar varias ocasiones para cercar ejércitos prusianos en Silesia, e incluso de pillarles desde dos palos a la vez. Cercar ejércitos resulta bastante espectacular, pero es arriesgado al inicio de la partida cuando aún no tienes demasiada información acerca de como se han distribuido las cartas.
Al ver como Flojich se defendía en diamantes frente al ruso pensé que iba a defenderse contra mí en picas en Silesia, y por ello renuncié a gastar mis picas por los diamantes de Flojich cuando este se expuso a ello. No sabía si Prusia había robado muchas picas y podía volver mi emboscada en contra mía retirándose con una reserva y volviendo para atacarme mis picas desgastadas con las suyas intactas. En lugar de eso preferí dedicarme a atacarle de manera bastante constante - hasta 3 ataques separados en un mismo turno - y siempre con superioridad numérica para desgastarle. Una vez que estuviera desgastado ya me sería mucho más fácil forzar algún combate decisivo y ganarlo.
Así que la situación de Prusia no era nada halagüeña hacía el final del turno 7. Cedía en algunas partes, pero a un coste muy alto en recursos. Y entonces se murió la zarina.
Rusia abandonó pronto el juego, pero ya había hecho su contribución a la partida. La mano rusa al salir era de 5 cartas de un total de 28 robadas, lo cual da una buena idea de la ferocidad con la que rusos y prusianos se había combatido. A pesar de haber perdido tan pronto a un importante aliado y que Flojich enseguida envió refuerzos camino de Silesia, yo me encontraba bastante confiado que la victoria se encontraba de manera definitiva en mi lado.
Entretanto el Imperio había aprovechado la falta de atención prusiana sobre sí para ir tomando todos los objetivos hasta que sólo quedaban Leipzig y otros dos secundarios al mismo tiempo que los franceses merodeaban alrededor de Magdeburgo, aunque sin atreverse a entrar a matar por culpa de los corazones que tuvieron que pagar para expulsar a Hannover.
Precisamente los hannoverianos apoyaban la defensa contra los franceses en la misma zona, y para ayudar un poco a mi aliado occidental el general amarillo capturó el tren de suministros hannoveriano, obligando a estos a abandonar la zona.
Esto a su vez obligo a Flojich a desviar hacia el sur a un general que montaba guardia sobre Suecia, y esto llevó al final de la partida en el turno 14, cuando los suecos se aprovecharon del despiste prusiano para tomar los 5 objetivos primarios y proclamarse ganadores.
De no ser por el final súbito de la partida a consecuencia de ese despiste que le dio la victoria a otro, yo estoy bastante convencido de que habría terminado ganando la partida. Estaba a punto de llevarme completar la conquista de mis últimos objetivos primarios, y entonces me hubiera bastado con aguardar a que el ejército imperial cambiase de manos para proclamarme vencedor al no necesitar ya los secundarios. Flojich posiblemente fuera bastante consciente de la crisis que se estaba formando por mi lado, porque en el último turno inicio un combate en diamantes en Sajonia para intentar aliviar presión, pero que acabó perdiendo tras un desgaste de cartas que ya no se podía permitir.
En la tarde Will reemplazo a Jorge en cuerpo, aunque no en su puesto en la mesa. Éste - el bando prusiano - le cayo en gracia a un Ringard que no dejaba de decir que prefería jugar con Austria. Esa fue precisamente la nación que tuvo Will, mientras que JM se quedaba con Rusia y yo con Francia.
Normalmente estoy bastante contento de como juego en Friedrich, menos cuando me toca jugar con Francia. Una y mil veces habré dicho que no es un bando fácil, pero incluso así me es evidente que lo llevó peor que el resto de amigos del grupo. En esta partida logré aplastar inicialmente a Cumberland (Hanover #2) en el sur, pero más adelante en la partida se me volvió a colar otro hannoveriano en esa zona para quitarme un objetivo y hacerme una defensa en triángulo.
En cierto momento me encontraba a punto de atacar a los dos generales hannoverianos a la vez, y tenía en mi mano un cubo de tropa rojo con el que reforzar a uno de mis dos generales. Si escogía bien cual de los dos reforzar, lograría retiradas de -2 espacios en lugar de -1 automático cada ronda contra Hannover y seguramente él no podría mantener mucho tiempo esa situación. Era una decisión con un 50% de acierto/error, y fallé. A partir de ahí, tuve retiradas automáticas en todos los encuentros y Ringard hizo de mi lo que quiso.
Ringard tiene un juego prusiano de lo más sólido, pero últimamente estaba teniendo una suerte loca con las cartas de evento y no podía demostrar de lo que era capaz. En esta ocasión tuvo una suerte intermedia y terminó ganando en el turno 22.
Al principio no parecía que fuera a ser así. El principal motivo de ello fue Will. Nuestro austríaco en esta partida tiene en todas ocasiones bastante arrojo como para lanzarse una y otra vez al ataque con lo que tenga en ese momento. En ocasiones no tiene gran cosa en su mano de cartas para respaldar tanta osadía, pero cuando no es así su contrincante tiene un menú de problemas con dos platos, bebida y postre.
Esto fue lo que sucedió en esta ocasión cuando Ringard pareció quedarse sin o con muy pocos diamantes en su defensa de Silesia. Will seguía martilleandole en ese palo y parecía que los prusianos abandonaría Sajonia y se quedarían en torno a Breslau, pero en uno de los ataques Will posiciono sus 3 generales en una frontera entre sectores, y al turno siguiente Ringard contraataco los desgastados diamantes de Will con sus picas y los austríacos terminaron el turno en la Polonia profunda y 10 puntos en bajas.
Sea como fuere, la agresividad exitosa de Will pareció animar a JM para atacar al prusiano en sus zonas. Ringard concentró su defensa contra Rusia en los sectores de corazones tanto al este de Berlin como en Prusia Oriental. El zar JM fue muy tenaz durante un buen tiempo, y ello obligo a Ringard a cederme Magdeburgo y Halberstadt, pero como el ruso roba 4 cartas frente a 7 del prusiano llegó un momento en el que se quedó sin corazones y tuvo que cesar en sus ataques durante varias rondas.
Tanto Will como JM tienen tendencia a atacar de manera un tanto reactiva u orgánica, en función de las cartas que tengan en ese momento y llegando a gastarlas todas en un intento de forzar al otro (ya sea aliado o prusiano) a aceptar una derrota y retirarse aunque sea por poco. Si bien es una táctica que ha tenido algunos resultados, me temo que está abocada a fracasar la mayor parte de las veces porque Prusia roba más cartas.
La forma que esto tiene sobre el tablero son unos combates intensos seguidos de largas pausas sin ataques mientras el jugador aliado recupera cartas.
El problema es que con la ventaja de 7 a 4 cartas por turno que tiene Prusia, esa espera no va a concluir con el aliado robando más cartas que el prusiano. Más bien al contrario, la única forma de compensar el déficit aliado de cartas por turno es mediante sucesivos ataques con superioridad numérica, exponiéndose y sufriendo en varios de ellos bajas pero cambiando puntos de tropa propios por los puntos de carta que queremos del prusiano.
Así que tres generales rusos - dos cerca de Küstrin y otro en Prusia Oriental - pasaron muchos turnos sin apenas moverse mientras lentamente se recargaba la mano rusa de corazones. El cuarto general ruso escoltaba a un prometedor sueco enzarzado en la conquista de sus objetivos primarios. Justo cuando la ficha verdeclaro parecía estar cerca de su objetivo los suecos abandonaron la guerra. Era un buen plan que fallo por mera mala suerte, pero apoyar al sueco no era incompatible con mantener la presión sobre los prusianos en otros sectores, y eso fue algo que Rusia no hizo de manera muy constante.
Tal vez debiera haberme internado con un ejército francés en la zona de diamantes de Sajonia y atacar a los prusianos allí para generar auténticos problemas. Pero cuando tuve oportunidad de hacerlo los prusianos salieron corriendo dejándome Magdeburgo en bandeja, y tampoco tenía demasiados diamantes en ese momento. Luego robe un montón, pero ya era demasiado tarde.
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En la tarde Will reemplazo a Jorge en cuerpo, aunque no en su puesto en la mesa. Éste - el bando prusiano - le cayo en gracia a un Ringard que no dejaba de decir que prefería jugar con Austria. Esa fue precisamente la nación que tuvo Will, mientras que JM se quedaba con Rusia y yo con Francia.
Normalmente estoy bastante contento de como juego en Friedrich, menos cuando me toca jugar con Francia. Una y mil veces habré dicho que no es un bando fácil, pero incluso así me es evidente que lo llevó peor que el resto de amigos del grupo. En esta partida logré aplastar inicialmente a Cumberland (Hanover #2) en el sur, pero más adelante en la partida se me volvió a colar otro hannoveriano en esa zona para quitarme un objetivo y hacerme una defensa en triángulo.
En cierto momento me encontraba a punto de atacar a los dos generales hannoverianos a la vez, y tenía en mi mano un cubo de tropa rojo con el que reforzar a uno de mis dos generales. Si escogía bien cual de los dos reforzar, lograría retiradas de -2 espacios en lugar de -1 automático cada ronda contra Hannover y seguramente él no podría mantener mucho tiempo esa situación. Era una decisión con un 50% de acierto/error, y fallé. A partir de ahí, tuve retiradas automáticas en todos los encuentros y Ringard hizo de mi lo que quiso.
Ringard tiene un juego prusiano de lo más sólido, pero últimamente estaba teniendo una suerte loca con las cartas de evento y no podía demostrar de lo que era capaz. En esta ocasión tuvo una suerte intermedia y terminó ganando en el turno 22.
Al principio no parecía que fuera a ser así. El principal motivo de ello fue Will. Nuestro austríaco en esta partida tiene en todas ocasiones bastante arrojo como para lanzarse una y otra vez al ataque con lo que tenga en ese momento. En ocasiones no tiene gran cosa en su mano de cartas para respaldar tanta osadía, pero cuando no es así su contrincante tiene un menú de problemas con dos platos, bebida y postre.
Esto fue lo que sucedió en esta ocasión cuando Ringard pareció quedarse sin o con muy pocos diamantes en su defensa de Silesia. Will seguía martilleandole en ese palo y parecía que los prusianos abandonaría Sajonia y se quedarían en torno a Breslau, pero en uno de los ataques Will posiciono sus 3 generales en una frontera entre sectores, y al turno siguiente Ringard contraataco los desgastados diamantes de Will con sus picas y los austríacos terminaron el turno en la Polonia profunda y 10 puntos en bajas.
Sea como fuere, la agresividad exitosa de Will pareció animar a JM para atacar al prusiano en sus zonas. Ringard concentró su defensa contra Rusia en los sectores de corazones tanto al este de Berlin como en Prusia Oriental. El zar JM fue muy tenaz durante un buen tiempo, y ello obligo a Ringard a cederme Magdeburgo y Halberstadt, pero como el ruso roba 4 cartas frente a 7 del prusiano llegó un momento en el que se quedó sin corazones y tuvo que cesar en sus ataques durante varias rondas.
Tanto Will como JM tienen tendencia a atacar de manera un tanto reactiva u orgánica, en función de las cartas que tengan en ese momento y llegando a gastarlas todas en un intento de forzar al otro (ya sea aliado o prusiano) a aceptar una derrota y retirarse aunque sea por poco. Si bien es una táctica que ha tenido algunos resultados, me temo que está abocada a fracasar la mayor parte de las veces porque Prusia roba más cartas.
La forma que esto tiene sobre el tablero son unos combates intensos seguidos de largas pausas sin ataques mientras el jugador aliado recupera cartas.
El problema es que con la ventaja de 7 a 4 cartas por turno que tiene Prusia, esa espera no va a concluir con el aliado robando más cartas que el prusiano. Más bien al contrario, la única forma de compensar el déficit aliado de cartas por turno es mediante sucesivos ataques con superioridad numérica, exponiéndose y sufriendo en varios de ellos bajas pero cambiando puntos de tropa propios por los puntos de carta que queremos del prusiano.
Así que tres generales rusos - dos cerca de Küstrin y otro en Prusia Oriental - pasaron muchos turnos sin apenas moverse mientras lentamente se recargaba la mano rusa de corazones. El cuarto general ruso escoltaba a un prometedor sueco enzarzado en la conquista de sus objetivos primarios. Justo cuando la ficha verdeclaro parecía estar cerca de su objetivo los suecos abandonaron la guerra. Era un buen plan que fallo por mera mala suerte, pero apoyar al sueco no era incompatible con mantener la presión sobre los prusianos en otros sectores, y eso fue algo que Rusia no hizo de manera muy constante.
Tal vez debiera haberme internado con un ejército francés en la zona de diamantes de Sajonia y atacar a los prusianos allí para generar auténticos problemas. Pero cuando tuve oportunidad de hacerlo los prusianos salieron corriendo dejándome Magdeburgo en bandeja, y tampoco tenía demasiados diamantes en ese momento. Luego robe un montón, pero ya era demasiado tarde.
Pero, ¿qué dices? Austria gana si el Ejército Imperial captura todos los objetivos. Si controla todos los primarios, entonces gana el heredero (sea Elisabeth o Pompadour) cuando el EI cambia de dueño.
ResponderEliminarNo se te entiende. Eso se debe a que, en lugar de describir o copiar el pasaje que provoca tu ¿indignación?/¿pregunta? me repites una parte del reglamento que, tras unas 70 partidas al mismo juego, conozco al menos tan bien como tú. No me repitas lo que ya sé. Describe lo que crees que está mal.
EliminarTienes razón, tontería la mía. Tengo que haber leído más despacio.
EliminarDe todos es sabido que Prusia nunca a sido mi fuerte, amén de que soy bastante lento y jugar con relojito tampoco ayuda. Ya lo he comentado a veces; creo firmemente que sorteando los bandos en cada partida hace que uno se dé atracones y no juegue en todos los bandos con frecuencia, y eso es algo que hace no hace jugadores prusianos fuertes. Hay que ver las dos caras para saber de qué va este juego y si encima solo jugamos una vez al mes, pues se olvidan las sensaciones.
ResponderEliminarEn fin, que mi sensación de la partida es que si Rusia hubiera seguido, probablemente se hubiera llevado el gato al agua. Más que nada porque al ser todos jugadores experimentados, ciertamente, noté mucha coordinación en los ataques. Eso unido a unas manos de cartas horribles, de esas que te hacen preguntarte si se han barajado bien las cartas, montó una tormenta perfecta.
Me dio que pensar el "error fatal". Consideré y considero que el error fue tan mío como de quien provocó que tuviera que ir a prevenir un eventual ataque Francés, en un frente que estaba ya cogido con lo justo. A poco que el Francés hubiera tenido algún corazón más y algo de ganas lo hubiera tumbado. Creo que comer ese tren hannoveriano, con uno de sus ejércitos ya fuera, fue un exceso. Más teniendo en cuenta que no había ninguna ganancia directa para Austria o el Imperio, este último a costa incluso de desproteger lo ya conquistado.
No resto importancia a la pericia del Sueco, que se colocó del único modo que no preví, aprovechando el momento perfecto, por lo que su victoria considero que fue merecida.
En fin, que a ver si, dado que ya se ha estabilizado el numero de jugadores del club en los jugadores que somos, y que apenas nos da para montar una mesa a la vez, nos mudamos o convocamos de nuevo en los hogares para jugar con más frecuencia. Voy a ver si consigo convencer a mi contraria.
Tu juicio de la situación revela el tiempo que llevas sin jugar con nosotros. Me encuentro con JM (Francia en nuestra partida) todos los meses delante de un tablero de Friedrich desde hace más de un año, y puedo decirte lo que piensa con sólo mirar que fichas mueve.
EliminarTe recomiendo que eches un vistazo a las fotos. En la central Magdeburgo está tapada por Hannover, pero tanto antes como después ese espacio está libre y con dos generales franceses a tiro como para apilarse juntos y atacar con superioridad y llevarse al menos Halberstadt (el objetivo francés justo al este de Magdeburgo). A pesar de tener esa oportunidad durante varios turnos JM no atacaba, y además mantenía los generales insistentemente fuera de corazones. La única forma de pedirle a JM que dijera más claro "no tengo cartas de corazones" era que se lo tatuase en la frente (a lo mejor su mujer tiene algo que objetar a eso). Tú no lo viste, yo sí, y por eso la destrucción del tren hannoveriano no fue una ayuda exagerada. Lo único exagerado - a juzgar por los resultados - fue tu reacción a ello.
Una última nota. Tras haber revisado mis propias estadísticas sobre unas 40 y pico partidas jugadas en mi entorno (sin incluir competiciones y algunas de las que no tengo recuerdo) Ringard ha ganado un total de 3 veces con Suecia, incluida ésta. Eso en un total de 4 victorias suecas en nuestro grupo. Ringard juega muy bien, y no puedes distraerte de él ni siquiera cuando le queda únicamente el sueco.
Es un lástima que no llegamos a montar dos mesas con facilidad y de seguir así, tal vez no sería mal volver a las casas de los jugadores. Consulta con la contraria.
EliminarPor otra parte, decir que la victoria sueca no fue planeada, sino una opción si el prusiano se descuidaba. Mi plan principal era de marchar al sur para sembrar en lo posible el caos a la espera de ganar con el Imperio. Fue una suerte que estaba justo donde tenía que estar para alcanzar todos los objetivos cuando se marchó inesperadamente el guardián azul. Ethelberto tiene razón - no hay que descuidarle al sueco cuando solo necesita capturar los objetivos primarios.
No creo que la captura del tren hannoveriano fue un error. Entraba muy bien en la estrategia austriaca de machacar progresivamente las fuerzas opuestas. La verdad es que creía que iba a ganar. Los ataques, poco espectaculares pero constantes y agobiantes iban a culminarse con la victoria de los blancos. Solo era cuestión de tiempo. Además alejarse un poco el Ejército Imperial de sus objetivos no era mal idea. Evitaba una victoria súbita de Elisabeth o Pompadour con las piezas amarillas pero sin aflojar la presión en Sajonia.
El sistema de echar a suertes los bandos no es perfecto. De hecho, a menudo hemos ofrecido al primero en escoger la opción de robar de nuevo y a los otros de cambiar de bando si llegan a un acuerdo. De ahí mis repetidas peticiones de jugar con Austria (¡tengo un plan!) que no colaron.
A mi me parece bien que si uno quiere jugar de algo, que se lo quede. En mi caso creo que sería algo favorable.
EliminarSólo puntualizar lo que se ha hablado muchas veces: si se aprieta demasiado, a veces, se rompe donde uno no quiere. Considero que fue el caso, pero vamos, que dada la situación que había sobre el tablero y las cartas en mi mano, creo que Francia no necesitaba tener mas que unos pocos corazones (que bien podía estar reservando) y un poco de arrojo para haber ganado. Es más, hasta pienso que le hubiera ayudado que un hannoveriano se hubiera quedado en Maldeburgo. Está claro que para entrar en un palo lo mejor es ir cargado, pero no es necesario si entras en superioridad. Depende de tantas cosas.
Para mi lo de que ganara el Sueco, aunque tuvo su parte de descuido por mi parte, fue un tema de elección del riesgo no bien calculada por una situación de esas de intentar desequilibrar a un rival, sin ver que ya estaba desequilibrado, lo cual considero excesivo e innecesario. Que sí, que lógicamente no es culpa de nadie más que de mi mismo mover como moví, pero moví como moví por la situación creada por ese hecho, no por otra cosa. Pegar demasiado en este juego se vuelve habitualmente en contra de uno mismo.
¡¡¡Lo que me parece increíble es que vieras que JM no tenía corazones y no me dijeras nada!!! ¿¡¡¡¡Es que ya nadie tiene valores aparte de A.A.!!!!?
Por otro lado, está claro que a estas alturas todo el mundo juega por lo menos bien, y mejor los que más jugáis.