Un hombre se apea de un autobús en una carretera rodeada de campos. Se pone a caminar. Es un tipo enorme. Un armario de dos cuerpos con patas. Con los brazos en jarras por su musculatura y una chaqueta en un brazo, se pone a caminar. Llega a un restaurante. Del local sale una joven pareja discutiendo. Ella se disculpa y pone excusas, el chico la grita, la insulta y amenaza con golpearla. El gigante se para. Se gira hacía la pareja. El chico le ve. "¿Qué miras gilipollas?" El gigante no dice nada. El chaval se para un segundo, y en seguida se disculpa "Eh, mira, he tenido muy mal día, te prometo que no volverá a suceder". Por fin tenemos una toma de la cara del gigante, que sonríe, se gira y vuelve a continuar su camino hacia el restaurante.
Este es el comienzo de "Reacher" una serie de televisión que he visto este verano de rebote. Me encontraba revisitando la segunda temporada de True Detective y me estaba deprimiendo porque es más tétrica que una visita a la casa de tu tía viuda. Así que me conecte a una cadena de streaming de cuyo nombre no consigo acordarme y me sonaba Reacher de un artículo de Noel Ceballos, uno de los Hermanos Podcast (descansa en paz, Hemato). Con la tarjeta de presentación que he escrito en el primer párrafo, no pude menos que engancharme. Lo que más me impresionó fue la "presencia" del personaje. Alguien que intimida meramente por la planta que tiene. Un personaje que, por donde va, no deja a nadie indiferente.
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Tras la introducción a cada capítulo, esto es lo que aparece con el sonido de un trueno. Mola. |
No era la primera vez que veía a Jack Reacher - el protagonista - en pantalla. Las dos primeras veces habían sido las dos películas que con el título de Jack Reacher se habían filmado protagonizadas por Tom Cruise. Son buenas películas de acción. Pero tenían un problema. El protagonista, el mencionado Jack Reacher, se abría paso a través de la trama pegando muchas hostias, y eso es algo que desentonaba un poco con el bueno de Tom Cruise y su metro setenta. En cambio, Alan Ritchson - el Jack Reacher de la serie - y su metro ochenta y ocho de músculos si que pegaba con el personaje. ¡Vaya si pegaba!
Cada una de las tres temporadas de la serie Reacher es una adaptación de una novela escrita por un británico con el pseudónimo literario de Lee Child. Cada una nos cuenta una investigación policial en la que el propio Jack Reacher - él mismo un ex-policía militar - interviene como investigador privado autonombrado por él mismo. Algún grupo de grandísimos hijosdeputa malos malosos la lía parda justo cuando nuestro héroe pasaba por allí, y entonces si que se monta el Belén.
Reacher - que es como le gusta que le llamen, así, sin más - es un personaje peculiar no carente de atractivo. No es solamente una montaña de músculos, también tiene cerebro y carisma, como demuestra varias veces a lo largo de la serie. El acierto de casting en la persona de Alan Ritchson se demuestra no solamente por lo físicamente obvio de su porte, sino también porque tiene un rosto con una diversidad de gestos que va más allá de lo que nos tenían acostumbrados los "musculitos" cinematográficos de siempre (Stallone, Schwarzenegger, Van Damme, La Roca, etc). Gracias a ello imprime un carácter al personaje con el que el espectador puede empatizar. Es alguien que llora, ríe, expresa ira, afecto... a pesar de sacar una cabeza al espectador medio, Reacher es un ser humano. Lo demuestra también el hecho de que en cada temporada una moza de buen ver cae en sus musculosos brazacos.
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Y así es nuestro héroe. Lo mismo te sonríe un instante, que te coge del cuello y te estrangula al siguiente. Mola. |
Nuestro héroe tiene, además, una curiosa filosofía de vida que le impulsa a ir con lo puesto. Literalmente así. Va deambulando por los Estados Unidos con unos vaqueros, una camiseta corta, y a veces una chaqueta. No sé lo que hará en invierno. Tampoco quiero pensar como tiene los gayumbos. Si necesita dinero, se pasa por un Western Union a recoger su pensión mensual del ejército.
Tras el carisma del personaje, creo que el mayor atractivo de Reacher es la acción. No pasa un episodio sin que le parta la cara - y otras partes de la anatomía - a alguien, o haya un tiroteo, o una persecución en automóvil. Jack Reacher sale airoso de todas estas cuitas, pero los malos siempre están un paso por delante de él, salvo en el episodio final de cada temporada, en la que parece que les ha venido un súbito influjo de mierda en el cerebro y comienzan a hacer estupideces una tras otra que ayudan al desenlace final en medio de una orgía de tiros y guantazos.
¿La policía? No está, no se la espera, o llega demasiado tarde. No hace falta. Nosotros, los espectadores, sabemos quienes son los malos y quienes los buenos, y Jack Reacher sabe lo que hay que hacer. La facilidad con la que en ocasiones habla de matar a gente (que se lo merece, por supuesto) resulta hasta cómica en ocasiones.
Planteamiento simple. Héroe carismático. Acción sin par. He disfrutado viendo Reacher. Cada uno de los 8 capítulos de la temporada era como una película de acción que te deja en vilo hasta el episodio siguiente. O cada temporada es una película de acción de 7 horas y pico. Realmente, no me ha importado que la serie sea una fantasía fascista. ¿Qué pensabais? El prota es un tío que va operando al margen de la ley torturando y asesinando (de manera totalmente justificada, por supuesto) por el bien común. Muestra bastante desprecio por las instituciones y sus relaciones con las mujeres son una fantasía masculina en las que ellas caen en sus brazos y tras un polvo (o dos) se despiden sin remordimientos, sin pedirle regalos, ni matrimonio, ni neuras.
No importa. Si ya eras facha antes de ver Reacher, pues te vas a quedar como estabas. Y si no, pues imagino que la sabrás ver con suficiente distancia, como el entretenimiento y fantasía que es. Aparte de divertirme con esta serie, me ha recordado los motivos (simpleza de planteamiento, fascinación y glorificación de la violencia) que hacen que el fascismo nunca deje de tener adeptos.
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