martes, 18 de marzo de 2025

Die Reischsrunde 1620

 𝕯𝖎𝖊 𝕽𝖊𝖎𝖈𝖍𝖘𝖗𝖚𝖓𝖉𝖊

MOVER O NO MOVER. ESA ES LA CUESTIÓN.

 Antes de comenzar esta partida, uno de los jugadores me hizo partícipe de su preocupación por el desequilibrio de las posiciones iniciales de cada nación. Yo le contesté que lo que realmente me preocupaba era el desequilibrio que se produce cuando a uno o más jugadores se les pasa el turno sin haber dado órdenes. No tuvo más remedio que darme la razón.


Ya llevó bastantes (entre 7 y 10) partidas jugadas online de Diplomacy, Colonial Diplomacy, y Machiavelli. Y en todas ellas este asunto de turnos perdidos es el mayor problema para el desarrollo del juego. Es algo que, si sucede repetidamente, beneficia a algunos jugadores a costa de otros sin esfuerzo y sin habérselo currado. Es algo bastante frustrante para aquellos que se toman más en serio el juego y mueven todos los turnos pero no pueden sacar tajada de la inacción de otro.


¿Qué hacer? Con el tiempo he aceptado esto como algo normal. Las partidas online de este juego son largas. Requieren meses de dedicación. Aunque muchos me han mostrado su entusiasmo por el juego tras conocerlo, no doy por sentado la participación de nadie, y cada uno que me dice que sí me parece un regalo. Por eso creo que no puedo ponerme muy tirano ni exigente a la hora de reglar el comportamiento de cada jugador. Aparte de eso es que no me gusta. Considero a cada uno una persona adulta como yo mismo, y renunció tratar a nadie como un niño si no me da ningún motivo para ello. Y menos aún por un juego. Al final lo más que puedo hacer es filtrar los jugadores menos activos de futuras partidas. Aún así, siempre falla alguno en algún momento. En esta partida al menos todos han hecho algún movimiento, y todo el mundo (menos Dinamarca) ha fallado al menos una vez. Ciertamente, hasta ahora no es la peor partida que he tenido, y eso me basta.


Una opción para incentivar la acción en la partida me la planteó el jugador que me expresaba su preocupación por el desequilibrio al comienzo de este artículo: recaudar 200€ de cada jugador que participa. Por cada turno en el que un jugador no mueva, se deducen 10€ de estos 200€. A la conclusión de la partida, quedamos todos los jugadores para tomarnos unas cañas, y entonces se le devuelve a cada uno lo que le corresponde minorado por las “multas” acumuladas, que se utilizaran para pagar las rondas de cerveza y pinchos.


La verdad es que la idea hace gracia. Pero no me veo exigiendo 200€ a cada uno al mismo tiempo que le pregunto si quiere participar en mi partida. Tal vez, eso sí, cada jugador pueda pagar un importe más económico que sirva para comprar algún pequeño trofeo o regalo para el ganador. Quien sabe. Estoy abierto a sugerencias.

BIOGRAFÍAS


HOY: BETHLEN GABÓR, REY DE HUNGRÍA

 ¿Turcos en un juego ambientado en la Guerra de los Treinta Años? ¿Pero eso no sucedió en Alemania? Estas son dos preguntas que me hacen con algo de perplejidad cuando alguien vé que este 1618 tiene a los otomanos como uno de sus bandos. La explicación para esto la doy con un nombre: Bethlen Gabór.


Este personaje – más conocido en occidente como Gabriel Bethlen, pero su nombre húngaro me mola más – nació en Transilvania en 1580. Con ese comienzo más de uno estaréis pensando en el Conde Drácula, y lo cierto es que la historia de Bethlen es algo similar a la del famoso noble sólo que en lugar de rumano era húngaro.



No se conoce gran cosa de él, por lo que no me enrollaré demasiado. Lo importante es que nació en un tiempo y un lugar con un cierto nivel de caos, aunque con la suerte de ser hijo de un noble. Los otomanos eran La Potencia Militar en los Balcanes, y eso creaba problemas en el reino de Hungría. Los turcos tenían al gobernante húngaro de turno atado bien en corto, y esto lo aprovechaban los nobles húngaros para sacar tajada a costa de la monarquía, que era electiva. Las típicas mierdas de “todo pa mí y que se joda el resto” que han hecho siempre los nobles, vamos.


 Los padres de Bethlen murieron siendo él un niño y quedó al cuidado de un tío suyo, que consiguió impulsar su carrera en los años siguientes. En su juventud Bethlen fue apoyando ora a un rey de Hungría, ora a otro según cambiaban las circunstancias y consiguiendo hacerse con el control de tierras y poder hasta que en 1613 consiguió ser nombrado Príncipe de Transilvania con el beneplácito tanto de los turcos como del Emperador Habsburgo Matías. Esto nos indica que la zona de los Balcanes era una región donde las grandes potencias ejercían su influencia a través de intermediarios locales, que a su vez intentaban sacar tajada en beneficio propio, como Bethlen.


La participación de Bethlen en la Guerra de los Treinta Años tiene su justificación en su credo calvinista, que sirvió de excusa para organizar un pequeño ejército en apoyo de los rebeldes bohemios y su rey Federico V del Palatinado, otro calvinista. En realidad, el conflicto bohemio era una excusa tan buena como cualquier otra para aumentar su propio prestigio entre sus compatriotas llevándolos fuera de su país en una prolongada campaña de saqueo que le ha valido a Bethlen una pésima reputación en Europa Occidental. C.V. Wedgewood se refiere a él – no sin cierto racismo – como “swarthy tartar”.


El nivel de rapiña de Bethlen y sus tropas era tal, que resultaban más perjudicial que beneficioso, incluso en una época en la que era habitual que los ejércitos viviesen a costa de la población local. Parece que las tropas de Bethlen tenían una saña extraordinaria por eso de que para ellos Bohemia y Austria eran “el extranjero” y no pensaban volver ni asentarse allí.


Tras participar de la derrota en la Montaña Blanca en 1620 aún siguió pululando por los bordes del Sacro Imperio, pendiente de si surgía alguna oportunidad de intervenir. Al mismo tiempo su gloria militar (léase, botín) y el caos imperante en Hungría lograban para él la corona de éste reino.



Sin embargo, la causa de Fede sufrió más derrotas militares en el Sacro Imperio, y Bethlen descubrió que ya estaba mayor para seguir montando a caballo y durmiendo al raso, por lo que llegó a un entendimiento con el emperador Fernando II que acabó con éste como Rey de Hungría y Bethlen gobernando tan ricamente en Transilvania. Según parece, el gobierno se le dio tan bien como el saqueo hasta el punto de que en Hungría se le recuerda como un gobernante ilustrado que fomentó las artes, la economía, y se preocupaba por su pueblo hasta el punto que su cara aparece en billetes de la actual Hungría. Toda una paradoja de persona que moriría en su cama en 1629.


¿Héroe o bandido? De la vida de Bethlen Gabór se pueden sacar muchas lecciones. Tal vez la más útil sea que la perspectiva lo es todo a la hora de juzgar a una persona.


EFEMÉRIDES DEL AÑO 1620.

  • 2 de mayo: La ciudad de Panamá (de 8.000 habitantes) sufre un terremoto que deja muchos muertos y heridos y daños estructurales (así me gusta, vamos a un terremoto en cada efemérides de estas).

  • 3 de julio: Se firma el tratado de Ulm entre representantes de la Liga Católica y de la Unión Protestante. De acuerdo a los términos del acuerdo, la Unión Protestante declara su neutralidad y abandona su apoyo a Federico V del Palatinado (vamos, que los protestantes esos se acojonaron y le dejaron tirado al pobre Fede).

  • 15 de agosto: En Inglaterra, el navío Mayflower parte del puerto de Southampton.

  • 29 de septiembre: En la actual Venezuela se funda San Miguel de Acarigua (actual Acarigua).

  • 8 de noviembre: Cerca de Praga – en el marco de la Guerra de los Treinta Años – los imperialistas católicos españoles y alemanes vencen a los rebeldes bohemios en la Batalla de la Montaña Blanca.

  • 11 de noviembre: Cerca de Cape Cod, en la colonia de Plymouth (actual Estados Unidos) se firma el pacto del Mayflower. (La verdad es que en la página web donde saque esto había más cosas del Mayflower, pero he pasado de ponerlas porque es una lata tanto Mayflogüer parriba, que si pabajo; un rollo vamos).


ENTREVISTA CON EL ENCARGADO DE ASEDIOS ESPAÑOL.

En la redacción de Die Reichsrunde hemos estado preocupados con la errática conducción de las campañas de asedio por parte del reino de España. Estos asedios llevan ya dos años en curso, cuando los expertos consultados por este diario afirman que – en condiciones normales – un asedio no debiera llevar más de seis meses para ser completado con éxito.


Así pues que enviamos un reportero al cuartel general español, que solicitó audiencia con el encargado español de asedios con el objeto de tener una respuesta. Creemos que el contenido de la entrevista resolverá todas las dudas.


Entrevistador: Saludos, excelencia. Como le habrán comentado, vengo enviado por Die Reichsrunde para satisfacer algunas cuestiones de nuestros lectores.


Comandante español: Es un placer tenerle conmigo. ¿En qué consisten esas cuestiones que quiere hacerme?


E: Verá, tenemos serias dudas acerca de la conducción de los asedios que lleva a cabo la corona de España. Hay opiniones de expertos que dicen que se están demorando mucho.


C: Bueno, bueno, el asedio de Amsterdam fue como la seda. ¡Y eso que tuvimos que asediarlos dos veces! ¡Y el de Luxemburgo! ¿Qué me dice usted del de Luxemburgo?


E: Es cierto que esos asedios fueron resueltos con celeridad y eficiencia, pero tras esos éxitos los de Orleans y Paris llevan ya dos años. ¿No es mucho tiempo?


C: Eso según se mire. De hecho, el asedio de Paris estamos a punto de acabarlo. Espero que me pongo en contacto con el comandante francés para negociar la rendición…


( diciendo esto, saca de un escritorio un curioso artilugio con un círculo con números del 0 al 9 y un mango atado con un cordel, lo pone encima de la mesa de mapas, gira una rueda situada donde el círculo, coloca el mango junto a su oído, y al rato comienza a hablar)



C: ¡Buenas! ¿Es el enemigo? (Pausa) ¿Qué tal va eso de la rendición? (pausa) No, no, que nosotros no nos rendimos, sois vosotros los que tenéis que rendiros… (pausa) … ¡pero si os tenemos rodeados hombre! ¿Cómo vamos a rendirnos nosotros? (pausa) ¡Que no, hombre, que no! Es el que está dentro de la fortaleza el que tiene que rendirse, no al revés. (pausa) ¿Que lo vas a tener que consultar? Bueno. Pues ya veremos entonces. Saludos a la familia… Adiós.


(deposita el mango de nuevo en un hueco que tiene el aparato a tal efecto, contempla un instante al entrevistador)


C: ¿Usted querría informar de la caída de Paris?


E: Pues la verdad es que sí. Para mí sería un logro profesional.


C: Pues vuelva usted mañana.


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