𝕯𝖎𝖊 𝕽𝖊𝖎𝖈𝖍𝖘𝖗𝖚𝖓𝖉𝖊
Edición de invierno de 1619
LOS SOBORNOS, EN PRIMAVERA MEJOR NO.
La filosofía imperante entre la mayor parte de los jugadores de Machiavelli es la de gastarse todo el dinero posible en unidades. Es algo razonable. Cuantas más unidades, mayor poder puede desplegar un jugador sobre el mapa. También está el tema de la redundancia ante los golpes de la peste. Cuántas más unidades tengas, más posibilidades hay de que quede alguna viva. Por último, está el inevitable cálculo de que una unidad cuestra 3 taleros de mantenimiento cada año, pero sobornarla para que se vaya a Cuenca cuesta cuatro veces más. Y ya ni hablemos de si quieres que se una a tu bando.
Y sin embargo, llega el momento para cualquier jugador en el que por el motivo que sea se encuentra con las arcas llenas de dinero y empieza a pensar en cuando y como hacer un soborno.
Desde Die Reichsrunde no podemos decirte cuando es mejor llevar a cabo ese soborno, pero si que podemos decirte cuando es menos beneficioso: en primavera.
El factor determinante a tener en cuenta en el turno de la primavera es que, al comienzo de verano muy probablemente golpee la peste y la situación cambie radicalmente. ¿Qué pasa si tu te has gastado un dinero para que una unidad desaparezca del mapa y justo en donde estaba cae la epidemia? ¿Y una unidad que habías comprado del enemigo, devorada por los bacilos? ¡Qué chasco! ¿No? Pues ya sabes. Ahorrate el dinero para el verano.
Dicho esto, hay formas de minimizar el riesgo. Como echar un vistazo a las tablas de peste y ver si la zona donde esta la unidad que queremos sobornar es poco proclive a la epidemia. En cuyo caso, y si obtenemos una ventaja estratégica importante, podemos considerar si vale la pena arriesgarse.
EFEMÉRIDES DEL AÑO 1619.
- 14 de febrero: En Trujillo (Perú), un terremoto arrasa la ciudad y alrededores. La ciudad tiene que ser reconstruida por completo.
13 de mayo: En La Haya, el estadista Johan van Oldenbarnevelt es ejecutado tras ser sentenciado por traición.
28 de agosto: Fernando II es elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
10 de noviembre: René Descartes tiene el sueño que inspira sus Meditaciones metafísicas.
4 de diciembre: En Virginia desembarcan 38 colonos de Berkely Parish (Inglaterra) y dan gracias a Dios. Es considerado el primer Día de Acción de Gracias.
BIOGRAFÍAS
HOY: EMPERADOR FERNANDO II. LA POLÍTICA DESDE EL CONFESIONARIO.
El personaje del que vamos a hablar hoy nació en 1578 y para cuando tuvo lugar la defenestración de Praga (la tercera, la buena) ya tenía 40 años y cierta experiencia en temas de política y gobierno pues el bueno de Fernando (Ferdie para los amigos) era miembro de la familia Habsburgo.
Hasta este punto conviene entender a los Habsburgo más como un consorcio familiar que como una dinastía propiamente dicha. El abuelo de Ferdie había sido Emperador del Sacro Imperio, pero su padre no. En cambio, si lo fueron sus tíos Matías y Rudolf. ¿Quiere esto decir que Ferdie se quedó sin nada? Pues no. Si eras Habsburgo te colocaban en un puestecito si o si. Y así fue como Ferdie acabo gobernando una serie de provincias propiedad de su familia que le correspondían por el lado de su padre.
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Aquí Ferdie con una tarta contessa alrededor del cuello. |
Una de estas provincias era Estiria. A estas alturas el acuerdo que había puesto fin a las guerras de Religión en el Sacro Imperio durante el siglo XVI (aquel por el que según fuera la religión del gobernante, sus súbditos tenían que adoptar esa religión o pirarse) se había mostrado como lo que era: un apaño de bragas. Como consecuencia de ello, en Estiria había una nutrida población protestante, mientras que Ferdie era hipercatólico. Esto no podía quedar así. A lo largo de años de gobierno Ferdie logró expulsar o convertir a los herejes en Estiria mediante el hábil procedimiento de hacerles la vida imposible (quitarles de cargos públicos, cargarles de impuestos, registros domiciliarios, autoridades chulescas, … todo el repertorio).
En general todos los gobernantes de esta época eran personas religiosas. Donde empezaba la religión y donde la política no quedaba claro. Pero el caso de Ferdie es especial porque, al menos según la opinión de sus contemporáneos, él era una persona de poco carácter muy influenciable por quien tuviera cerca. Y aquí entra el confesor de palacio, que estaba a disposición del gobernante católico de turno para perdonarle sus pecadillos y – de paso – aprovechar el acceso exclusivo que tenían a esta persona poderosa para darle algunos consejillos. Si a esto añadimos que varios de los confesores de Ferdie eran jesuitas, el arqueo de cejas es de escándalo. Esto es algo a tener en cuenta en todo lo que el bueno de Fernando hizo durante su carrera.
El caso es que para 1618 Estiria estaba libre de protestantes y Matías, el tío de Ferdie estaba cada vez peor de salud. Por lo que reunieron a las cortes de Bohemia para que Matías cediese la corona de Bohemia a Ferdie. A los notables bohemios (muchos de ellos protestantes) no les gustaba Ferdie un pijo, pero le eligieron como rey igualmente a falta de otro candidato. Pronto Ferdie comenzó a hacer de las suyas y a favorecer a los católicos de la región y ¡zas! ¡bum! Defenestración al canto y ya tenemos el lío montao.
Al año siguiente murió Matías y Ferdie se presentó como candidato a Emperador. De nuevo no le caía bien a nadie, y de nuevo fue escogido a falta de otro candidato mejor. El caso es que poco después de la elección de emperador llegó la noticia de que los notables bohemios habían escogido a Fede del Palatinado como su rey. A Ferdie le crecían los enanos. Un ejército mercenario al mando de un tal Mansfeld se unió a los insurrectos, lo mismo que el húngaro calvinista Bethlen Gabor. Los propios bohemios acechaban Viena. Se le moría su hijo mayor. Todo era una mierda.
Lo peor de todo era que el cabeza de la familia Habsburgo no tenía recursos propios para repeler las invasiones y aplastar las rebeliones. Las posesiones familiares estaban repartidas entre diversos parientes que hacían cada uno lo suyo, y mientras tanto la casa sin barrer. Pero a pesar de todo Fernando II logró salir adelante como hizo en otras ocasiones a lo largo de su carrera: encontrando a otro que le hiciera el trabajo sucio.
Hay que reconocer que, para ser alguien de quien se pensaba que era manipulable, Fernando fue siempre muy hábil a la hora de conseguir que grupos dispares se pusieran de su parte, cada uno esperando obtener una ganancia particular. En el caso de la rebelión bohemia logró el apoyo del elector de Sajonia (que era protestante) y del católico Maximiliano de Baviera y su ejército comandado por Tilly. Con este último logró echar a gorrazos de Bohemia a Fede en 1620, tras lo cual volvió a sus movidas católicas y sometió a Bohemia de tal forma que sería Habsburgo y católica durante los siguientes 300 años.
El problema es que acabó endeudado tremendamente con Maximiliano, y para cuadrarle las cuentas tuvo que despojar a Fede del Palatinado de sus tierras y su privilegio electoral para dárselos al bávaro. Esto sentó muy mal a los nobles del Sacro Imperio. Una cosa es que Ferdie expropiara tierras a la baja nobleza y plebe protestantes. Lo de despojar a uno de los grandes les afectaba personalmente.
Su solución fue recurrir al noble bohemio Wallenstein, que se había hecho riquísimo gracias a las expropiaciones a los protestantes y pudo ofrecer un ejército aprovisionado y bien preparado. Pero esto a su vez le convirtió en acreedor de Ferdie, que ahora quedó sometido a los designios de este general de Aliexpress. ¡Pobre Fernando! ¡Es que era desvestir un santo para vestir a otro!
Mientras todo esto sucedía, se preocupó de concentrar el control de las propiedades de los Habsburgo en el cabeza de familia – él mismo – y no tanto en manos de una larga lista de parientes, como había sucedido hasta entonces. No solucionó sus problemas más inmediatos, pero sentó las bases que permitieron a Austria mantenerse como potencia de primer orden en el siglo XVIII.
Y además, a pesar de sus problemas con aliados y generales, para 1630 era prácticamente amo y señor del Sacro Imperio, hasta el punto en que se sintió con ánimo para proclamar un Edicto de Restitución por el que se devolvían a la iglesia católica las propiedades que se le habían arrebatado desde 1624. Ya sabéis que en la iglesia católica el camino a la salvación del alma pasa por el registro de la propiedad. Ahí su fe le hizo pillarse los dedos, porque el edicto sirvió para que el descontento prosiguiera entre los nobles protestantes, lo cual sirvió de tarjeta de invitación para potencias extranjeras como Suecia y Francia, lo que amplió la escala de un conflicto que Ferdie pensaba que ya tenía resuelto.
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Aquí Ferdie echándose una siesta. |
A pesar de lo cual volvió a capear de nuevo la tormenta y vivió lo suficiente como para ver la causa protestante derrotada de nuevo en Nördlingen. Falleció en 1637 pensando que lo había dejado todo atado, y bien atado.
Se equivocaba. Y así nos dejó un hombre con claros y oscuros, con puntos flacos y puntos fuertes, y al que le gustaba llevar una mesa camilla alrededor del cuello. Esto lo sé por los cuadros que han pintado de él.